Día Internacional de las Familias: recuperar el lugar central en la modernidad

El Día Internacional de las Familias nos convoca a reconocer la centralidad de un núcleo primario cuyas funciones suelen estar naturalizadas o invisibilizadas. Sí; solemos creer que con la resiliencia alcanza y desviar los apoyos indispensables para el cumplimiento de una misión que ningún otro sistema puede asumir con idéntica calidad. Porque esa unidad básica social -tal como la define la Organización de las Naciones Unidas (ONU), una y otra vez, parece quedar postergada en las agendas públicas.
Te Podría Interesar
A pesar de lo anterior e incluso en contextos adversos, las familias siguen operando como ámbitos de cuidado y transmisión de valores. Y lo hacen en tiempos de megatendencias, como los que corren, que sacuden pilares estructurales y abarcan desde giros tecnológicos hasta movimientos migratorios, pasando por crisis climáticas y demográficas.
Las familias enfrentan hoy enormes tensiones y desafíos
Este año, el foco de la celebración las sitúa en el corazón de las políticas de desarrollo sostenible, como camino preparatorio hacia la Segunda Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social que se llevará a cabo en Doha, Qatar, en el mes de noviembre. El documento de Naciones Unidas que enmarca esta conmemoración lo dice con precisión: necesitamos políticas robustas, integradas en planes nacionales que contemplen la diversidad y la complejidad de las realidades familiares contemporáneas.
Porque las familias, lejos de ser destinatarias pasivas de normativas y discursos, se posicionan como agentes capaces de transformar su cotidianidad, también en entornos de incertidumbre como los actuales. Porque tienen la capacidad de construir el cambio desde lo micro. De ahí que todo intento de avanzar hacia sociedades más empáticas e inclusivas, deba observar esa potencia innovadora que se genera en cada unidad básica y sustancial, en cada familia.
Desde la perspectiva del cuidado, este llamado resuena con énfasis
Porque la labor de cuidar sigue gestándose en los hogares de manera silente e informal. Por eso, revalorizar los cuidados es una deuda pendiente con las familias y en particular con las mujeres, que se ubican en la primera línea de un esfuerzo que sostiene vidas, pero que casi nunca se convierte en un tema de discusión primordial.
Del mismo modo, resulta urgente admitir la sobreexigencia que recae sobre madres y padres, alimentada por argumentos contradictorios y por un ideal de perfección tan difundido como inaccesible. Si bien sabemos que las figuras parentales cumplen un rol insustituible como modelos, son escasas las ocasiones en que reciben acompañamiento efectivo en el ejercicio de funciones que son decisivas para el desarrollo integral de niños, niñas y adolescentes. Aunque no se ignora que su acción tiene un hondo impacto formativo, los asuntos apremiantes del día a día terminan imponiéndose sobre las prioridades de largo plazo.
Frente a este escenario, que el Día Internacional de las Familias impulse una mirada renovada, que trascienda los procesos que las afectan -sin desconocerlos- para centrarnos en recuperar la confianza en sus potencialidades y disponer los medios para su auténtico despliegue. Con la clara conciencia de que el desarrollo sostenible no es solo una meta económica o ambiental, sino especialmente social y humana. Que demanda que todas las familias -en su fortaleza y vulnerabilidad, en su pluralidad y unicidad- tengan dadas las condiciones para florecer y sostener el futuro.
* Mariángeles Castro Sánchez. Doctora en Comunicación Social. Directora de la Licenciatura en Orientación Familiar de la Universidad Austral.