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El Eternauta, a fondo: siete datos claves para entender la historieta, la serie y al autor

La serie El Eternauta generó un enorme impacto. Con ese disparador, vale la pena repasar su origen, la historia, el contexto en el que se escribió y la vida del autor.
Foto: Netflix
Foto: Netflix

¿Qué significa El Eternauta?

La palabra “eternauta” no es una construcción casual. Posee una carga teórica y simbólica que sobrepasa largamente lo narrativo. Una clara aproximación al significado de eternauta está dado a partir de la interpretación etimológica.

El libro es difícil de conseguir. 

La palabra está compuesta por dos partes.  “Eter”, referencia de éter, o sea todo aquello que se manifiesta eterno (no es algo cuantificable temporalmente; es infinito). Una composición podría ser: Eter, como “lo que trasciende al tiempo”. Mientras que, “nauta” proviene del griego “nautes”, que significa viajero o navegante. ¿Entonces, el eternauta?: el viajero de la eternidad o el navegante del tiempo.

¿Cuál es la historia de aquella novela?

Para muchos es la novela gráfica más importante de Hispanoamérica. Fue publicada originalmente entre 1957 y 1959 en la revista Hora Cero. Fueron 106 episodios que salían al público semanalmente. En cualquier quiosco de barrio se conseguía desde los miércoles.

La trama consistió en realzar a un grupo de personas luchando contra la invasión de seres alienígenas de otro mundo. Una nota del arranque de la novela fue una tormenta de nieve tóxica que terminó matando a la mayor parte de la población. A partir de ahí, comienza la resistencia de un puñado de ciudadanos.

¿Qué trascendencia mundial tuvo?

Partamos con los siguientes ejemplos. “El Eternauta” se publicó por primera vez en 1957. Recién en 1963 aparecerá la británica serie de ciencia ficción “Doctor Who” (o Doctor Misterio en América Latina). Fue en 1969 cuando nació “Star Trek”, la famosa serie de “Viaje a las Estrellas” donde la tripulación del USS Enterprise viajaba por el universo para explorar nuevos mundos y encontrar nuevas civilizaciones.

El Eternauta es previo a otras historias de ciencia ficción. 

Y será en 1977 cuando surja la interminable “Star Wars” (La guerra de las galaxias). Pero también podríamos agregar otros históricos éxitos mundiales que nacerán tras El Eternauta, como “Los Invasores”, donde David Vincet observaba como aterrizaba un Ovni (1967) y comenzaba una solitaria búsqueda. También agregariamos el comic “Los Supersónicos” con el señor Super Sonico, la mucama Robotina y la mascota Astros (1962). Lo que demuestra que la ciencia ficción argentina no solo cuenta con una larga tradición, sino que fue considerada históricamente como pionera en el género y entre las mejores del mundo. 

¿Qué características sociológicas e historiográficas muestra El Eternauta?

Una nota particular en el tratamiento del análisis histórico tradicional fue que El Eternauta rompió claramente con el mito al héroe impoluto y prácticamente invulnerable instaurado por el escoses Thomas Carlyle (1795 - 1881), quien pregonaba que el avance de la civilización se debía a los hechos iluminados de individuos excepcionales, a lo que agregará como argumento, que la historia del mundo es esencialmente la biografía de los grandes hombres. Por el contrario, en El Eternauta de Oesterheld, el héroe se configura enfrentado la vida, donde su épica surge de lo cotidiano. Se construye entonces, un héroe colectivo, donde un grupo de personas supera sus diferencias y se unen para enfrentar una amenaza común.

Buena lección que destruye la creencia de que necesitaremos algún Superman, Spiderman, Batman o Doctor Strange para salir adelante, caldo de cultivo negativo que configuró tantas veces en nuestra historia nacional una triste página plagada de falsos ídolos o liderazgos individualistas y autoritarios que terminaron haciendo desastres.  

¿En qué contexto se escribió?

 En pleno tiempo de la “Guerra Fría”, donde el contexto internacional determinó un período de intensa rivalidad política, económica y militar entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Se caracterizó por una tensión constante, una carrera armamentista y la división del mundo en dos bloques: el capitalista (liderado por EE.UU.) y el comunista (liderado por la URSS). Dicha “Guerra Fría” tuvo un profundo impacto en América Latina, marcando un período de intervencionismo, conflictos internos y la consolidación de regímenes autoritarios. La rivalidad entre Estados Unidos y la URSS, junto con la expansión del comunismo en Cuba y otros países, llevó a una escalada de tensión y a la intervención directa de Estados Unidos en la región. 

En Argentina, la dictadura del presidente Aranburu se muestra totalmente alineada con los EE.UU., hecho que se conjuga con la incorporación del país al FMI, al mismo tiempo que se desnacionalizan los depósitos bancarios, anulado la reforma constitucional de 1949 dictada en época del gobierno peronista derrocado por la llamada “Revolución Libertadora” de 1955, dejando sin efecto el artículo Nº 40 que protegía los recursos naturales.

Durante ese momento se convocó a elecciones para una Asamblea Constituyente, en un marco de proscripción al peronismo. Estas elecciones provocaron la división de la Unión Cívica Radical al consolidarse un sector acuerdista con el peronismo, liderado por Arturo Frondizi, quien a la postre, ganará las elecciones (23 de febrero de 1958), para asumir el gobierno el 1 de mayo del mismo año.

En este sentido la obra se nutrió de amplias interpretaciones sutiles, referencias veladas o segundas lecturas, donde claramente podría inferirse que aquellos invasores y sus métodos se referencian con los golpes de estado que a menudo vivía el país.

¿Quién fue Germán Oesterheld?

Nació en Buenos Aires, el 23 de julio de 1919. Geólogo, guionista, escritor, periodista y militante político. Fue secuestrado y desaparecido en 1977 y probablemente asesinado en 1978. Con anterioridad ya habían sido asesinadas sus cuatro hijas, dos de ellas embarazadas.

Fue un referente activo de la agrupación Montoneros. Produjo una biografía en historietas sobre el “Che” Guevara (“Vida del Che” – 1968) y desde la clandestinidad pudo terminar El Eternauta II.

Su legado es sumamente amplio. Es considerado uno de los padres de la historieta argentina moderna que marcó a varias generaciones de argentinos. La vigencia de Oesterheld se manifiesta con la serie de reconocimientos recibidos tras su desaparición, la constante reedición de sus obras, la cantidad de debates y conferencias sobre su accionar y la prédica militante que lo acompañó toda su vida, generando ciegas adhesiones o virulentas oposiciones. En síntesis, su obra contó con innumerables más simpatía que su persona, que nunca pudo librarse de la histórica grieta que dividió intestinamente a la Argentina hasta nuestros días. Aquel Aramburu que lo censuró y persiguió terminó siendo asesinado en 1970 por Montoneros y Oesterdheld fue desaparecido y matado por la dictadura militar instaurada a partir del Proceso Militar de 1976.

¿Qué se puede agregar en relación a la serie de Nétflix?

La reciente serie de Netflix, protagonizada por Ricardo Darín, representando el papel de Juan Salvo (que en esta versión es un ex combatiente de Malvinas), y la dirección de Bruno Stagnaro (director de “Pizza, birra, faso” y Okupas) con guion del mismo Bruno Stagnaro y Ariel Staltari, seguramente pondrá en discusión, para algunos, la falta de metáforas sobre el “enemigo externo”, el poder o la dictadura militar. Los responsables de la adaptación han obviado intencionalmente cualquier diálogo que se pueda entender como referencia. Han sabido adaptarse magníficamente a la era de los celulares y los nuevos formatos comunicacionales, creando un Enternauta, que siguiendo las líneas generales de la historia original de Oesterheld, pone en cuestión un interrogante vigente sobre aquel concepto de esfuerzo solidario, muy arraigado en la época del original, pero no tanto en estos tiempos individualistas y virtuales.

Una nota interesante son las connotaciones tradicionales, tan distintivas sobre los usos y costumbres argentinas: el truco, las radios AM, las locaciones bien porteñas como la cancha de River Plate, la avenida General Paz, la plaza del Congreso, las propagandas en las paredes y la música de Soda Stereo, Gardel, Gilda, Pescado Rabioso, Manal, Mercedes Sosa, etc., más el siempre presente recuerdo de Malvinas.

En el fondo, El Eternauta nos sigue interpelando como sociedad y, a mi humilde entender, la actual producción se presenta muy favorablemente, alcanzando la altura del mito que representó (y representa), mostrando que el paso del papel a la pantalla nos acerca, de manera ágil y contemporánea, una de las mejores producciones argentinas de todos los tiempos, brindando la posibilidad además del reencuentro de jóvenes y adultos en torno al debate literario, sociológico, político, histórico y cultural argentino. “El Eternauta” lo logró de nuevo. En eso; gracias Oesterheld y Solano López. Felicitaciones Stagnaro y equipo.