Psicologia

El perdón, una puerta a la sanación

El perdón desde el corazón, es una acción que implica liberar a alguien de una responsabilidad, deuda, obligación o culpa pendiente.

Carlos Tantucci lunes, 28 de abril de 2025 · 07:00 hs
El perdón, una puerta a la sanación
Perdonar a los demás: soltar la carga del juicio. Foto: Archivo MDZ

Hablar del perdón es abrir una puerta a la sanación, tanto personal como colectiva. El perdón como acto de liberación personal. Perdonar no es justificar lo que estuvo mal, sino liberar el alma del peso del resentimiento. A veces creemos que perdonar es un regalo para quien nos hirió, pero en realidad, es un regalo que nos hacemos a nosotros mismos. El rencor es como una cadena invisible que nos ata al pasado; el perdón, rompe esas cadenas y nos permite avanzar más livianos hacia una vida más plena.

Perdonar a los demás: soltar la carga del juicio

En nuestras relaciones diarias, todos cometemos errores. La comprensión de nuestra fragilidad humana nos permite mirar con más compasión a quienes nos fallaron. Perdonar al otro es muchas veces una manera de decir: “Elijo amar más allá de la herida”. Y no siempre implica reconciliación, pero sí implica soltar el deseo de venganza o la necesidad de castigo.

En nuestras relaciones diarias, todos cometemos errores.
Foto: Archivo.

El perdón hacia uno mismo: el más difícil y el más necesario

Nos cuesta mucho perdonarnos. A veces somos más duros con nosotros que con cualquier otra persona. En este tiempo de Pascua, Jesús nos invita también a mirarnos con los mismos ojos de misericordia con los que Dios nos mira. Sanar heridas del pasado, dejar de culparnos, y aceptar que estamos en camino, es parte del crecimiento espiritual.

El perdón en lo social: reconciliación y construcción del bien común

Una sociedad que no perdona vive repitiendo sus heridas. El perdón colectivo, el que se busca entre pueblos, comunidades o familias marcadas por el dolor, es una forma de redención. 

¿Qué puedo hacer para construir puentes donde hay muros?

El perdón como acto profundamente espiritual

Jesús en la cruz dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Esa frase nos enseña que el perdón es un acto de amor supremo, un acto que nos une a lo divino, que nos hace partícipes del amor que todo lo sana.

Perdonar al otro es muchas veces una manera de decir: “Elijo amar más allá de la herida”. Foto: Archivo.

El perdón en la familia

El perdón dentro de la familia es quizás uno de los más dolorosos y, al mismo tiempo, uno de los más transformadores. Porque en la familia es donde más amamos… y también donde más fácilmente nos herimos.

El perdón en la familia: sanar donde más duele

En el seno familiar es donde se forman nuestras primeras experiencias de amor, pero también de decepción, abandono o conflicto. Justamente por la cercanía emocional, cualquier palabra dicha sin pensar, cualquier gesto indiferente, o incluso años de silencio, abren heridas muy profundas. Y muchas veces esas heridas no sanan solas… necesitan el bálsamo del perdón.

Entre padres e hijos: romper el ciclo del dolor

Padres que se equivocaron: ningún padre o madre es perfecto. A veces, el dolor viene de errores no reconocidos, ausencias emocionales o decisiones que afectaron a los hijos. Pero cuando hay apertura al diálogo y al perdón, se empieza a reparar. Una simple frase como “Perdón, no supe hacerlo mejor” es una puerta inmensa al reencuentro.

Hijos que también hieren: 

Muchos padres cargan con el dolor del rechazo, la rebeldía o la indiferencia de sus hijos. También los hijos, muchas veces sin querer, hieren con actitudes o palabras. El perdón permite reencontrarse desde la comprensión mutua, sin exigir perfección, sino amor.

El perdón en la familia: sanar donde más duele. Foto: Archivo.

Entre hermanos: sanar rivalidades y silencios

Los hermanos comparten historia, recuerdos, raíces… pero también celos, comparaciones, diferencias. Pasan años sin hablarse por cosas que ni recuerdan del todo. Y sin embargo, algo adentro duele. El perdón entre hermanos es un acto de madurez que limpia el alma. Decir: “No importa quién tuvo razón, te extraño” es el comienzo de una nueva etapa.

El poder de un primer paso

En las familias, nadie quiere dar el primer paso. El orgullo, el “que venga él/ella”, el temor al rechazo, nos paralizan. Pero el perdón no necesita garantías, solo necesita valentía. Quien da el primer paso no es débil, es fuerte. Es quien ama más que su ego.

"No hay futuro sin perdón" —Desmond Tutu

Carlos Daniel Tantucci.

* Carlos Daniel Tantucci - Consultor psicológico. productor y conductor del programa “Compartiendo Vida”, por FM "PARROQUIAL" 105.1

dtantucci@hotmail.com

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