EFEMÉRIDES

La explosión que hizo temblar a Mendoza: a 48 años de la tragedia en Gas del Estado, una herida olvidada

En 1977, una enorme explosión en la planta de Gas del Estado sacudió a Godoy Cruz y Ciudad dejando un saldo de operarios fallecidos, heridos y un barrio entero marcado para siempre.

Joaquín Moreno
Joaquín Moreno sábado, 26 de abril de 2025 · 08:00 hs
La explosión que hizo temblar a Mendoza: a 48 años de la tragedia en Gas del Estado, una herida olvidada
La antigua oficina de Gas del Estado actualmente ocupada por Ecogas en calle Talcahuano fue el epicentro de la explosión de 1977. Foto: ALF PONCE / MDZ

La que parecía una mañana como cualquier otra en la Ciudad de Mendoza, quedó grabado con fuego en la memoria de muchos. El 26 de abril de 1977 una explosión masiva en la planta de Gas del Estado, ubicada en la esquina de Talcahuano y Boulogne Sur Mer, a metros del Parque General San Martín cambió el curso del día y de muchas vidas.

Un camión cisterna que descargaba gas licuado estalló de forma brutal, generando una llamarada que iluminó el cielo y una onda expansiva que se sintió a cientos de metros. La planta ardía. Los vecinos huían como podían. Los operarios intentaban frenar lo inevitable.

El saldo de aquel día: cinco hombres fallecidos. Benjamín D. Jofré, Alejandro E. Godoy, Francisco Manino, Emilio J. Ghisoli y Sebastián Chiaramonte perdieron la vida y decenas de personas quedaron marcadas para siempre. Hoy, una placa en la sede de Ecogas recuerda sus nombres. Aquella tragedia fue silenciada por décadas y apenas se habló del hecho.

La placa en las esferas de ECOGAS recuerda a los cinco trabajadores fallecidos en la tragedia de 1977. Sus nombres, grabados en metal, resisten al olvido.

El contexto del silencio

La tragedia ocurrió en plena dictadura militar, una época en la que la información circulaba bajo control férreo del Gobierno. La magnitud del desastre fue minimizada y no se investigó públicamente. A casi 50 años, todavía cuesta encontrar archivos oficiales que documenten con claridad qué pasó.

Testimonios que resisten al olvido

Varios mendocinos que vivieron el horror de aquel día compartieron sus recuerdos en redes sociales y con este medio. Entre ellos, Carlos Passalacqua, quien trabajaba en Gas del Estado. Su relato es tan detallado como estremecedor:

Carlos Passalacqua se encontraba en la oficina comercial de Gas del Estado, ubicada en calle Buenos Aires y aquella mañana de 1977 fue convocado a la planta ubicada en Godoy Cruz. Allí, en un viejo chalet donde hoy aún funciona parte de la empresa que actualmente maneja el gas provincial, le tocó presenciar los minutos previos a uno de los episodios más trágicos y silenciados de la historia mendocina reciente.

Mientras estaba dentro del edificio, empezó a escuchar un ruido constante, como un zumbido mecánico, y a ver cómo una nube de “vapor” se extendía por los jardines. Nadie sabía aún qué pasaba. Una alarma desconocida comenzó a sonar y llegó la orden de evacuar. Apenas salió a la calle, vio cómo una señora y un niño caminaban desorientados y los ayudó a refugiarse en el hospital Lencinas. Fue entonces cuando el vapor encontró una llama. Y todo estalló.

Las páginas del diario Los Andes retrataron aquel día la crudeza de una tragedia que conmocionó a la provincia. Foto: Diario Los Andes.

Passalacqua corrió a refugiarse detrás de un monoblock y desde ahí vio cómo una enorme masa (el tanque del camión que descargaba gas licuado) volaba por los aires a unos veinte metros de altura. A los pocos minutos, una segunda explosión sacudió todo. Él y muchas otras personas permanecían sin entender del todo qué había ocurrido, mientras la zona comenzaba a llenarse de policías, bomberos y efectivos del Liceo Militar.

En medio del caos, logró volver a comunicarse con su oficina y recibió la orden de buscar al administrador de planta. Lo encontró minutos después: despeinado, herido, pero vivo. Había intentado activar el sistema de aspersores que debía enfriar los zeppelines de gas, sin éxito.

Lo que estaban haciendo ese día era una operación de rutina pero riesgosa: se llenaban los grandes tanques con gas licuado para mezclarlo con gas natural, ya que la producción local no alcanzaba para abastecer a la provincia con la llegada del frío. Fue en ese proceso que estalló la manguera de carga, una serpiente mortal que chicoteaba el suelo mientras expulsaba un producto imposible de detener manualmente.

Según lo que luego supo Passalacqua, la primera explosión se produjo cuando el tanque en descarga se desprendió del chasis del camión y fue lanzado hasta el hospital. La segunda explosión ocurrió cuando otro tanque, expuesto al calor infernal, también estalló y arrasó con todo a su paso. Milagrosamente, no se produjo una tragedia aún mayor.

Días después, el testimonio de un médico de la empresa confirmó lo peor: los trabajadores que fueron alcanzados por el fuego presentaban quemaduras tan severas que no pudieron sobrevivir. Murieron todos. Pero no hubo cadáveres carbonizados ni las versiones sensacionalistas que circularon. Lo cierto es que la tragedia existió, golpeó fuerte y dejó marcas imborrables en quienes estuvieron ahí. Lo doloroso es que, por muchos años, también fue invisibilizada.

El edificio que hoy ocupa Ecogas fue el principal testigo de aquellas trágicas explosiones. Foto: ALF PONCE / MDZ.

Entre otros testimonios, Silvia Murri, que era una niña cuando ocurrió el siniestro, recuerda que estaba en la escuela, a cuatro cuadras de la planta: “Sentimos calor en la cara. Vi una bola de fuego. Corrimos. Los padres sacaban a los chicos como podían. No había teléfonos. Nos fuimos a Lavalle por varios días. Nunca lo olvidé.”

Gerardo Blas aún recuerda los grifos del camión estrellados dentro del hospital Lencinas y la angustia de no poder regresar a su casa por días.

Otro testigo, por entonces un niño, recuerda cómo huyó con su abuela y su tía hacia el piedemonte, mientras llamas inmensas cruzaban el cielo. “Mujeres gritaban que el sol se había caído”, dice. “Corríamos bajo un techo de fuego”.

Las causas, todavía inciertas

Las versiones sobre lo que inició el incendio son múltiples. Se habló de un operario fumando, de una manguera defectuosa, del sistema de extinción que no funcionó, de grasa solidificada en las exclusas. Pero hasta hoy, no hay un informe oficial definitivo.

Lo que sí se sabe es que la tragedia ocurrió mientras se llenaban los tanques a su máxima capacidad, ante la inminencia del invierno y la falta de gas natural suficiente. Esta era una práctica habitual antes de la llegada del gasoducto Centro-Oeste.

La memoria como justicia

Durante décadas, la explosión de Gas del Estado quedó relegada al murmullo de los recuerdos. Pero aún hoy, aquellos que estuvieron allí la reviven como si hubiese ocurrido ayer. Sus relatos, algunos contados por primera vez, son una forma de justicia. Una forma de gritar lo que el poder quiso callar.

El 26 de abril de 1977, Mendoza vivió una de las peores tragedias industriales de su historia. Y aunque el humo se disipó, la herida sigue latente. Porque mientras haya quienes recuerden, los que murieron no estarán del todo ausentes.

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