Francisco: una Semana Santa cargada de gestos y mensajes
Francisco superó las expectativas sobre su presencia en Semana Santa: hizo apariciones públicas, impartió la bendición Urbi et Orbi y saludó a los fieles en la Plaza San Pedro.
Semana Santa, la más importante del año para los fieles católicos y la más exigente para el Papa. El triduo pascual ha pasado a ser la prueba de una resistencia física superada con creces en 2023 y 2024. Quedan cortas las categorías para medir la de este 2025. Francisco, de 88 años y aún convaleciente por una neumonía bilateral que lo llevó en dos oportunidades al borde de la muerte, no celebró las ceremonias pero estuvo presente a su manera, esa que la llevará a recordarlo para siempre como el Papa de los gestos.
El encuentro del Miércoles Santo con autoridades y personal médico del Policlínico Gemelli, un grupo de 70 personas, fue una primera señal sobre su intención de estar presente y sobre todo sobre su progresiva recuperación.
Francisco personal Gemelli
Jueves Santo con los “descartados”
Creativo y apegado a los rituales, el jueves santo Francisco buscó la manera de sostener la tradición que vive desde sus tiempos de Arzobispo de Buenos Aires: imitar el gesto de Jesús que lavó los pies a sus discípulos. A primera hora de la tarde, pasó 30 minutos en la cárcel Regina Coeli donde mantuvo un encuentro con 70 reclusos, de diversas nacionalidades, que participan regularmente en las actividades y catequesis organizadas por el Capellán del Instituto, según informó la oficina de prensa de la Santa Sede. Saludó individualmente a cada uno de los presos y, como pudo verse en una emotiva imagen que difundió el Vaticano, saludó enviando besos con la mano a los que estaban detrás de las rejas.

En una declaración posterior a la prensa, interceptado cuando se retiraba de la cárcel, expresó: “Cada vez que entro en un lugar como éste me pregunto ¿por qué ellos y no yo?”

Meditaciones en el Coliseo y oración en San Pedro
Pasó sorpresivamente en la Semana Santa de 2024, pero era esperable en esta. El Papa no participó físicamente en el tradicional Vía Crucis que se desarrolla en el Coliseo durante la noche del Viernes Santo, pero las meditaciones que preparó para la ocasión lo hicieron presente. Con mensajes que reiteraron de modo claro y sentido los temas que dominan sus discursos, transmitió lo que podría considerarse una síntesis de sus tres encíclicas, Laudato Si, Fratelli Tutti y Dilexit nos. “Jesús, que pareces dormir en un mundo tempestuoso, llévanos a todos a la paz del sábado. Entonces la creación entera nos parecerá muy buena y hermosa, destinada a la resurrección. Y habrá paz para tu pueblo y entre todas las naciones”, escribió en el texto que considera la última estación del Vía Crucis.
Francisco previo a la Vigilia del sábado
El sábado por la tarde, cuando la Basílica de San Pedro ya había habilitado el ingreso de los fieles que se reunieron para vivir la Vigilia Pascual, fue el Sumo Pontífice uno de los primeros en entrar dejando absortos a quienes lo vieron rezar unos instantes ante la tumba del apóstol Pedro.

El Papa vuelve a la Plaza
El cardenal Angelo Comastri fue el delegado del Papa para presidir la Misa de Pascua. La celebración congregó a unos 35.000 fieles que se fueron multiplicando a medida que se acercaba el momento de la Bendición Urbi et Orbi y la esperada presencia del Papa, que no defraudó.
Minutos antes, la Sala de Prensa Vaticana informó que mientras se desarrollaba la Misa, Francisco estuvo brevemente en la Casa Santa Marta con el vicepresidente de Estados Unidos, James David Vance. El segundo de Trump mantuvo el sábado un encuentro más prolongado con el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin.
En el horario previsto, el Papa se asomó al balcón ante la aclamación de las más de 60.000 personas que escucharon el mensaje de Francisco leído por el maestro de ceremonias Diego Giovanne Ravello. En el discurso Francisco recorre diversos conflictos del mundo y reclama, entre otras cosas, que “La exigencia que cada pueblo tiene de proveer a su propia defensa no puede transformarse en una carrera general al rearme.” Continúa diciendo: “La luz de la Pascua nos invita a derribar las barreras que crean división y están cargadas de consecuencias políticas y económicas. Nos invita a hacernos cargo los unos de los otros, a acrecentar la solidaridad recíproca, a esforzarnos por favorecer el desarrollo integral de cada persona humana.”
Finalizada la lectura, con voz frágil pronunció la bendición y ante la sorpresa de los fieles que no esperaban más, se subió al papamóvil y recorrió la plaza y un tramo de la Via della Conciliazione. Tuvo tiempo para detenerse y bendecir bebés y niños.
El Papa bendice a una niña
Entre ellos se encontraba Aurora, una niña de siete años que padece una enfermedad autoinmune y que está haciendo un tratamiento en el Hospital Pediátrico Bambino Gesù.
Sus padres, Feliciana y Simone, permanecieron en la Plaza con la esperanza de que el Papa bendijera a su hija. Esperanza que no quedó defraudada.

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