Presenta:

Las centenarias mansiones gemelas de Guaymallén: dos historias, un mismo origen

Ubicadas en la calle Tirasso, estas mansiones centenarias esconden historias opuestas pero un solo origen. Una se convirtió en un complejo turístico; la otra, deteriorada, alberga un misterio.
La mansión más conservada, antiguamente denominada Villa Juana. Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ
La mansión más conservada, antiguamente denominada "Villa Juana". Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

En el carril Tirasso, una de las arterias más tradicionales de las zonas rurales mendocinas, dos imponentes casonas centenarias se alzan como testigos de una época de esplendor vitivinícola. Las mansiones gemelas "Villa Juana" y "Villa María", ubicadas en los números 2170 y 2216, fueron construidas en 1926 por el constructor Juan Herrera por encargo de los cuñados Luis Serra y Santiago Rópolo, propietarios de la antigua bodega "Los Leones", en conmemoración de sus esposas. Su diseño, inspirado en residencias manieristas italianas, las convierte en un valioso patrimonio arquitectónico y cultural.

El constructor, Juan Herrera, dejó su marca al terminar la construcción en 1926. Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ.

Pese a su origen común, el destino de ambas mansiones ubicadas en Guaymallén ha sido muy diferente. Una de ellas, hoy conocida como Complejo Turístico Veris Tempus, se encuentra en excelente estado de conservación. Pertenece a un empresario vitivinícola con viñedos en el Valle de Uco y está destinada al turismo y eventos. La otra, en cambio, ha quedado en el olvido, deteriorada por el paso del tiempo y envuelta en un halo de misterio.

En la mansión Villa Juana hoy funciona el Complejo Turístico Veris Tempus. Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ.

Estas dos mansiones centenarias, fueron reconocidas por la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y Bienes Históricos destacándolas como ejemplos de la arquitectura residencial vinculada a la vitivinicultura mendocina. Su presencia, junto con los canales de riego y la forestación del carril Tirasso, conforma un paisaje cultural de alto valor.

La mansión gemela, denominada Villa María. Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ.

Sin embargo, la incertidumbre sobre el destino de la segunda casona deja abierta la pregunta sobre el futuro de este patrimonio. Mientras una de las gemelas se mantiene viva gracias al turismo, la otra permanece en un limbo, entre la memoria y el olvido.

La antigua Villa Juana: centro de turismo y eventos

La primera de las mansiones ha sabido reinventarse a lo largo del tiempo. Daniel, su actual cuidador, relata que en los años 60 funcionó como escuela y que, posteriormente, en la década del 80, se orientó hacia el turismo, recibiendo contingentes estudiantiles, de jubilados y de diversos centros de día. "Actualmente aquí se organizan eventos, se alquila para reuniones privadas y se reciben grupos de todo tipo, desde viajes de estudio hasta escuelas de verano", explica Daniel, quien trabaja en la propiedad desde septiembre de 2023.

La mansión cuenta con habitaciones para grandes contingentes, como también salones para eventos. Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ.

La casa, que conserva su estructura original, cuenta con un extenso parque y piscina. En verano, ha sido sede del centro de día Ipsi, que trabaja con niños y jóvenes con discapacidad. "Vienen desde temprano, comparten actividades deportivas, recreativas, pintan, hacen gimnasia y disfrutan de la pileta. Es satisfactorio verlos pasar buenos momentos", comenta Daniel. Pese a su activa utilización, la propiedad se encuentra en venta, con un gran cartel en el portón de ingreso vehicular.

El misterio y deterioro de Villa María

Justo al lado, su gemela contrasta con su esplendoroso pasado. La estructura idéntica, aunque imponente, luce descuidada. Algunos creen que está abandonada, otros afirman que está habitada por dos hermanas mayores que serían las propietarias, aunque también se especula con que podrían haberla ocupado hace tiempo.

La mansión Villa María no está abandonada. Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ.

"Parece deshabitada, pero no lo está del todo. No es fácil mantener una casa así, y cuesta saber con certeza a quién pertenece", señala Daniel. Pese al deterioro de la vivienda, la casa sigue en pie, desafiando el tiempo y las circunstancias y junto a su gemela forman parte del valor patrimonial arquitectónico de la Mendoza antigua.