a 40 años del terremoto de 1985

Cómo fue el terremoto que dejó seis muertos en Mendoza

El último gran sismo de la provincia está en la memoria viva de cada familia, marcó un hito de la historia de Mendoza. La emergencia en una democracia joven. La solidaridad, la clave.

Gabriela Sánchez
Gabriela Sánchez domingo, 26 de enero de 2025 · 09:10 hs
Cómo fue el terremoto que dejó seis muertos en Mendoza
Unas 12 mil familias quedaron sin casa en Mendoza. Foto: inpres.gob.ar

Esa noche estaba especialmente calurosa, había llovido y a las altas temperaturas estivales se sumaba la humedad. Corrían los primeros minutos del 26 de enero de 1986 y gran parte de los barrios de Mendoza estaban despiertos. Algunos vecinos estaban sentados en la vereda, en otras casas se adivinaban los televisores prendidos. No hubo preludio para el terremoto del 26 de enero de 1985.

Los recuerdos vienen como retazos, para cada uno fue distinto y de acuerdo al lugar donde estaba las anécdotas se llenan de risas o de miradas esquivas que prefieren olvidar. Milagros (67) vivía en un departamento al final de un largo pasillo en Gutiérrez. La construcción era mixta y a largo  corredor hasta la calle se dibujaban las tapas débiles de los pozos sépticos. El piso se movió y se cortó la luz. Salió corriendo hasta la habitación, tomó a la bebé de 3 meses de la cuna y salió. “La calle se ondulaba, mi marido buscó a mi hija mayor que tenía 3 años y pasamos la primera parte de la noche en el auto. No quería volver con mis hijas a la casa, para mi se iba a caer. Prendimos la radio y en la madrugada nos fuimos a lo de unos amigos que tenían una casa de material. Ahí nos quedamos unas semanas”, detalló.

“Estaba con mi hermana y mi prima en la última habitación viendo tele, era una casa tipo chorizo. Solo me acuerdo del ruido, eran como piedras que rodaban debajo del suelo. Se cortó la luz y salimos corriendo. Me acuerdo que antes de salir sentí que algo se cayó del techo del comedor, cuando hubo luz vimos que era un pedazo del techo que me podría haber matado”, recordó Marcos que tenía 11 años el día del terremoto de 1985 y vivía en Villa Hipódromo .

Las viviendas de adobe fueron las más perjudicadas en el terremoto de 1985. (Inpres)

“Una de mis hermanas ya estaba acostada, era chica. Mi mamá la buscó por toda la casa y cuando entró a la habitación la llamaba por su nombre y ella no respondía. El ropero estaba sobre su cama y pensó que la había aplastado, pero como era chiquita había quedado en un rincón. No le pasó nada, estaba muy dormida, no se acuerda de nada”, agregó. 

“Me acuerdo que estaba en el Centro. Había ido a ver a alguien al Policlínico de Cuyo que estaba internado y me iba caminando a la parada de colectivo para volverme a mi casa. No me acuerdo que se moviera el suelo, me acuerdo el ruido de las ventanas, el ruido del vidrio. Después me enteré lo grande que había sido el terremoto”, recordó con esfuerzo Nora que vivía en Rivadavia y estaba de paso en la Ciudad de Mendoza

“Fue como una explosión”, “la calle parecía una serpiente”, “todo se movía”, “una vecina salió en ropa interior”, “tembló toda la noche”, son algunas de las frases comunes de los mendocinos que superan actualmente los 50 años. 

Las miradas se ponen más reticentes a medida que los recuerdos se acercan a la zona de mayor devastación. “Esto era un chalet que compramos en el ´50, no quedó nada. Vivimos varios meses en dos piezas que eran de material. Pusimos unos colchones y un par de muebles que salvamos. Cuando dieron los préstamos pudimos terminar la casa así como está ahora”, contó María Elena (84) de Villa Marino y no quiso hablar más porque los ojos se le empañaron y aseguró que es un parte que prefiere olvidar. 

Otra vecina recordó que las calles quedaron angostas por los escombros que se acumulaban en las banquinas. “No se podía pasar. A mi me hace mal acordarme de todo eso. Tengo a mi marido enfermo y lo tengo que cuidar. Fue muy feo lo que pasamos en ese tiempo. Ya casi no quedan vecinos de esa época”, dijo la mujer de 70 años que prefirió guardar el anonimato.

Pacientes evacuados del hospital El Carmen. (Inpres)

“A mi se me cayó la casa, se cayó la del vecino de un lado y la del otro lado. No quedó nada, nada”, apenas quiso recordar Zunilda, una de las vecinas más antiguas del barrio Villa Marini que prefirió evitar la angustia de repasar esos días para preservar su salud.

El barrio ya no es el mismo, la mayoría son modernos locales comerciales o complejos de departamentos. En el dirección que los archivos marcan la casa de los Ozcariz donde falleció un adolescente de 16 años aplastado por el techo y una pared que se derrumbaron, ahora hay oficinas comerciales. Los vecinos no recuerdan que a pocas cuadras un chico murió en el terremoto de 1985.

Pánico, escombros y carpas

Según las crónicas periodísticas, las agujas de los sismógrafos saltaron y el epicentro parecía haber sido en el Valle de Uco, cerca del límite con Chile. Después se pudo establecer que el epicentro fue en la falla de Barrancas (Maipú) y que la destrucción en Godoy Cruz y Las Heras estaba relacionada con el tipo de construcción y que en la zona de Vila Marini la aceleración de suelo produce una ampliación de las ondas sísmicas.

La plaza Juan de Dios Videla de Villa Hipódromo estuvo ocupada con carpas durante meses. (Marcos García/ MDZ)

Los informes posteriores establecieron que el terremoto de 1985 fue a las 00.07 del 26 de enero a 12 kilómetros de profundidad. Fue de magnitud 7 en la escala de Mercalli Modificada y 5,9 en la escala de Richter.

El hospital El Carmen fue el emblema del terremoto. Parte del edificio tenía casi un siglo, la fachada estaba destruida. Los enfermos en camilla y con el suero puesto en las veredas. Un amplio operativo se desplegó a los pocos minutos del temblor. Los pacientes se derivaron a otros hospitales.

El Comité de Emergencia se reunió esa misma noche para evaluar la situación pero no lograban entender la magnitud del terremoto. En total, se registraron 6 muertes, 230 heridos y 12.000 familias se quedaron sin hogar. Algunas casas se derrumbaron y otras quedaron en pie pero con tantos daños que podían desmoronarse en cualquier momento.

Las calles de Godoy Cruz después del terremoto de 1985. 

Esa noche nadie durmió. Las réplicas amenazaban con un nuevo terremoto que nadie podía predecir su intensidad. Esta situación acrecentó el pánico de los vecinos que coparon las plazas y parques con sillas y carpas. Según el informe del Inpres se registraron 300 réplicas en 35 días. Los turistas volvieron a sus casas en cuanto pudieron.

Con el correr de los días el panorama se aclaró. Cientos de personas estaban en la calle. Algunas recuperaron sus muebles, se fueron a la casa de vecinos y amigos. Otros se albergaron en escuelas y clubes. Los terrenos del exmatadero -actual Parque San Vicente- se convirtieron en un campamento de emergencia. Y en algunas plazas de Godoy Cruz y la Costanera los vecinos vivieron más de 6 meses. 

Reconstrucción y solidaridad

En medio del caos, hubo un denominador común: la solidaridad. El joven equipo de trabajo encabezado por el gobernador radical Felipe Llaver, tenía sólo 11 meses de experiencia en la gestión. Sin embargo, se dejaron de lado las mezquindades políticas y esa misma semana la Legislatura aprobó la emergencia para que el Ejecutivo pudiera disponer de las partidas presupuestarias. La solidaridad también estaba en las calles, vecinos y amigos albergando familiares, llevando comida y abrigo a los campamentos y albergues. No hubo un solo saqueo.  

La fachada del hospital El Carmen después del terremoto de 1985. (Inpres)

El rol del Estado fue clave, médicos, policías, maestras fueron convocados en plenas vacaciones para trabajar. Llegó ayuda de otras provincias y de la Nación. El presidente Raúl Alfonsín estaba en un viaje oficial y en su lugar vino a Mendoza el vicepresidente Víctor H. Martínez a recorrer las zonas más afectadas y comprometer recursos nacionales.

El hospital El Carmen en la actualidad. (Marcos García/ MDZ)

Esa misma semana también llegaron de Buenos Aires, autoridades del Banco Hipotecario y dieron créditos para construir casas a los mendocinos afectados por el terremoto que tuvieran terrenos propios. A esta estrategia se sumó el Instituto Provincial de la Vivienda que aceleró la construcción y entregó cientos de casas en los conocidos barrios Sismo, el 26 de enero y La Estanzuela, entre otros. 

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