Cómo afecta el exitismo a los deportistas de alto rendimiento en los Juegos Olímpicos de París 2024
Los Juegos Olímpicos de París 2024 abrieron el debate: ¿obtener una medalla pesa más que haber llegado a la instancia máxima del deporte? ¿Pueden los deportistas lidiar con la presión social?
En el marco de los Juegos Olímpicos de París 2024, diversas situaciones abrieron el debate en torno a la presión que sienten los deportistas de alto rendimiento de obtener una medalla en representación de su país para no exponerse a convertirse en el centro de las críticas si fallan en el intento.
El exitismo de la sociedad pareciera pesar mucho más que el hecho de haber llegado a la instancia máxima del deporte: medirse con los mejores del mundo, los que lograron las mejores marcas, los que rompieron récords.
El solo hecho de poder estar en los Juegos Olímpicos pone a los deportistas que compiten en la vidriera: los ojos del mundo entero los ven cuando ganan, pero también cuando pierden. Y la opinión pública pesa mucho. Está ahí, en las redes sociales. En los comentarios de los haters o las felicitaciones de los fans. En los seguidores que suben y se convierten en nuevos sponsors para seguir compitiendo. O en memes que hacen reír a muchos, pero pueden destruir por completo una carrera deportiva.
Esa presión social, externa, se suma a la propia del competidor. A ese objetivo de querer rendir al máximo y lograr el reconocimiento para el cual se preparó durante muchos años: por su propio ego, por el de su equipo deportivo y por el país que representa.
Este contexto obliga a la reflexión en torno a lo que pasa por la cabeza de un deportista de alto rendimiento cuando compite en los JJOO, y cómo logra lidiar con las emociones que pueden afectar su salud mental.
Un tema tabú
Días atrás, la nadadora cordobesa Macarena Ceballos tuvo un mal trago al salir octava en las semifinales en los 100 metros pecho. Con lágrimas en los ojos se despidió de los Juegos Olímpicos de París 2024, afirmando: “Hice entrenamientos muy duros para demostrar otra cosa, no sé qué me pasó. Es mucho el sacrificio, el esfuerzo y que las cosas no salgan como las planeé”.
Por su parte, la tiradora argentina Fernanda Russo, quien también quedó eliminada apenas iniciados los JJOO celebró su paso por la competencia tras superar una fuerte depresión originada luego del torneo de Tokio 2020.
No fue la única deportista argentina en estos Juegos Olímpicos en reconocer que vio afectada su salud mental por el resultado adverso en la competencia mundial. Y si bien esta problemática no es nueva, recién ahora comienza a salir a la luz.
La exnadadora y ganadora de una medalla de bronce en Atenas 2004, Georgina Bardach, se refirió esta semana a las situaciones que afrontan los deportistas de alto rendimiento y admitió que en su caso, hasta tuvo pensamientos suicidas y que hizo tratamientos psicológicos con medicación incluida.
Bardach sostuvo que “hay mucha presión en los Juegos Olímpicos” que va más allá de exigencia autoimpuesta. “Lo más difícil son las expectativas de los terceros. La presión que viene de afuera. Jode mucho la opinión del otro. Todo el mundo exige mucho sin conocer”, señaló a Canal Doce.
“Son años de trabajo para un minuto de carrera. Hay días que estas mejor que otros. No te sale el tiempo y es durísimo porque no tenés otra chance”, reflexionó y luego desnudó un secreto a voces. “Hasta hace tres años no se hablaba de la salud mental en el deporte, era un tabú. Recién ahora empezaron a blanquearlo. Antes era un signo de debilidad”, reveló.
Presión social vs autoexigencia
“La presión es algo habitual en todo evento competitivo. Pero en estas circunstancias como son los Juegos Olímpicos, se exacerba aún más principalmente por los medios de comunicación y las redes sociales”, afirmó el psicólogo de deportistas de combate profesional, Bernardo Ferri.
Consultado por MDZ, graficó: “Hay que ponerse en la cabeza de un deportista que se preparó tanto tiempo para un evento que es sumamente importante y en el cual va a representar a su país. Una instancia en la que además de competir y dar el máximo, lo expone a la mirada del mundo, literalmente”, graficó Ferri.
Para el psicólogo, más allá de la presión propia, la que ejercen las redes o medios como el televisivo, si además ocurre alguna circunstancia que funciona como elemento distractor, la situación se exacerba. “Puede darse algunos imprevistos en una competencia, que además de presión, generan ciertas lagunas de concentración. Hay deportistas a los que realmente les afecta mucho el público en un evento, por ejemplo”, comentó.
“Hay veces que es la presión social la que afecta más que la autoexigencia del deportista o el equipo deportivo. Un caso que ejemplifica esto es el del equipo de rugby de Nueva Zelanda, un país que es sinónimo de jerarquía en ese deporte, en el que siempre es ganador. Perder una competencia termina convirtiéndose en algo inconcebible y, de hacerlo, produce una gran decepción. Cuando los All Blacks quedaron descalificados ante Francia el Mundial de 2007, hubo que hacer un trabajo psicológico con el equipo por las consecuencias que tuvo ese resultado”, ejemplificó Ferri.
El psicólogo deportivo se centró además en la figura del medio scrum de la Selección de rugby de Nueva Zelanda, Aaron Smith. “Él decía que se permitía a sí mismo cometer dos o tres errores por partido. Esa era la autoexigencia que tenía, la cual era mucho mayor a la presión social que podían causar el público que seguía el partido", explicó.
"Esto muestra además cómo lo vivenciaba él y cómo podía esa exigencia afectar su rendimiento. Pero esto es muy personal de cada deportista. Hay quienes el exterior les afecta tanto que los puede tensionar, distraer o hasta ´agrandar´, como es el caso del arquero de la Selección Argentina, ´Dibu´ Martínez”, añadió Ferri.
Según recordó, el "Dibu" comentó que los abucheos y los insultos que le llegan del público durante un partido, impactan positivamente sobre su rendimiento. “Pareciera que, mientras más presión social tiene, mejor rinde. Esto no quiere decir que él no se presione para mejorar, pero evidentemente, tiene las herramientas y los recursos para poder gestionar esa presión social y rendir de la mejor manera”, explicó. “Me parece además que, para lidiar con estas presiones, es el entrenador quien debe hacer el trabajo fino con cada deportista y darle las herramientas para saber gestionar esos momentos”, enfatizó el especialista.
Para el psicólogo deportivo, es necesario saber discernir si la presión que siente el competidor es externa o interna. “Las dos son reales, por supuesto, pero puede suceder que una aumente los niveles de la otra. Es decir, las expectativas que los demás depositan en uno hacen que uno se presione más para lograr determinado objetivo o cierto rendimiento. Existen casos extremos en los que esa presión termina siendo patológica. Es lo que pasó con la gimnasta Simone Biles en los Juegos Olímpicos pasados”, recordó Ferri.
Cabe recordar que Biles, que hoy brilla en los Juegos Olímpicos de París 2024, desistió de presentarse en la final por equipos y el all-around individual de Tokio 2020 porque temía por su salud mental. Según se supo luego, la norteamericana sufrió del fenómeno llamado “twisties” que hace que las gimnastas pierdan el sentido de la orientación cuando están en el aire.
La crisis de depresión y ansiedad que sufrió Simone Biles hace tres años en los Juegos Olímpicos de Tokio pusieron sobre la mesa la presión a la que están sometidos los atletas de élite. Tal es así que el equipo nacional de gimnastas de Estados Unidos incorporó, entre otras medidas para ayudar al bienestar de sus deportistas y mejorar su rendimiento, a un perro Golden Retriever que los ayuda a relajarse en momentos de tensión. Si bien “Beacon”, tal es el nombre del animal, no viajó a París, sus vídeos con las gimnastas estadounidenses se volvieron virales en los últimos días.
El éxito como meta
La presión social sobre los competidores en los Juegos Olímpicos se resume en un solo concepto: el exitismo. Ese afán desmedido de éxito o valoración excesiva por parte de terceros. Una práctica que los argentinos conocemos muy bien.
“Como sociedad, el exitismo es parte de nuestra cultura argentina, donde justamente pareciera que ganar lo es todo. Y si salís segundo, no vales nada y nadie se va a acordar de vos. De hecho, muchas figuras del futbol, si no rinden lo que la gente espera, son víctimas de bullying como lo que le ocurrió al ´Pipita´ Higuain. Fue algo horrible porque quedó estigmatizado por errar un tiro y fue ridiculizado en las redes”, recordó Ferri.
En este sentido, comentó: “Tanto los medios de comunicación como las redes sociales, como ocurre en este caso, pueden generar mucho daño. Por eso muchos deportistas, sobre todo los que tienen una gran llegada al público o tienen las redes sociales como ´otra fuente de ingreso´, hay que enseñarles cómo gestionar lo que sucede con el uso de la tecnología. Dejar el celular a un lado, desinstalar alguna aplicación como Instagram o no ver la televisión, por ejemplo, en el transcurso de los Juegos Olímpicos, para no ver afectado su rendimiento por los comentarios que leen en el celular”, sugirió.
La responsabilidad como sociedad es también prevenir estas situaciones abriendo el debate en torno a la violencia en el deporte. Educando a los jóvenes para corregir conductas en el futuro. “Creo que debe darse un cambio cultural y esto lleva su tiempo. Es importante no solo hablar con los adultos sobre este tema, sino educar en valores a las generaciones futuras para que vivan el deporte de manera más saludable. No considerar al error, no como algo grave, sino como algo necesario en el deporte; como una parte constructiva que forma parte del aprendizaje. Hay que dejar de naturalizar la victoria y demonizar la derrota”, subrayó.
“Hay algo que es algo fundamental que se entienda, el ganar, como tal, no depende de ellos. En psicología deportiva se lo llama ´ locus de control´ y consiste en que la persona identifique qué cosa puede controlar, y cuáles no. La realidad es que para ganar o salir campeón, hay que tener en cuenta factores imponderables y entender que el azar tiene un rol muy importante", señaló.
"Por eso es tan importante disfrutar ese proceso que es estar en una carrera deportiva, sin importar tanto los logros deportivos que uno obtenga. Uno puede tener un rendimiento excelente, pero capaz se enfrenta a un rival superior o se dan dan variables en los que uno no puede incidir, que terminan inclinando la balanza en favor del contrincante. Por eso, más allá del medallero en los Juegos Olímpicos, creo que lo que hay que empezar a hacer es disfrutar del proceso. No centrarse en ganar, que lógicamente es algo que quieren todos, sino en mejorar, en evolucionar como deportista y como ser humano”, concluyó.
Saber ganar y perder
“Por condición y estructura biológica, los deportistas no están exentos de sentir emociones humanas bajo presión. Emociones que surgen por estar en los Juegos Olímpicos, como cuando se rinde la última materia de su carrera, o ante un casamiento o ante un pico de una persona que se está por casar, por mencionar algunas situaciones que pueden generar estrés”, analizó Federico García Berro, entrenador y coach mental de deportistas de alto rendimiento; e instructor de mindfulness, meditación y especialista en procesos de expansión de la conciencia.
“El deporte a nivel olímpico provoca uno de los tipos de estrés más grandes, porque justamente tenés muy poco tiempo, a veces segundos, para demostrar tu capacidad. Te equivocaste y quedaste afuera. Son esos momentos pico que tienen muchos deportes como existen en el fútbol con la presión de meter un gol o tener que patear un penal para ganar un partido”, precisó.
¿Cómo hacer frente a esas emociones? García Berro señala que hoy en día la ciencia y la “nueva ciencia” avanzó mucho, y existen técnicas y prácticas que “ayudan muchísimo a bajar los niveles de estrés que se manifiestan en el cuerpo con altos niveles de adrenalina y cortisol o dopamina, que es lo que es el químico que generalmente tiene un deportista de alto rendimiento”.
“El estrés competitivo puede ser correcto cuando te ayuda a estar con los músculos tensionados, enfocado y concentrado en la competencia. Pero si te pasás en los niveles de estrés normales es ahí donde hay que apelar a estas herramientas como lo son la meditación, el mindfulness o los ejercicios de relajación. Ya está comprobado que todo lo que es meditativo ayuda a los deportistas a bajar la ansiedad y de depresión”, recordó García Berro.
Es por esto que sugirió que, sabiendo que estas prácticas y técnicas funcionan, los deportistas, entrenadores y los clubes o instituciones deportivas, deberían instruirse sobre estas nuevas tendencias que existen y que ayudarían a los deportistas a mejorar sus niveles de estrés.
“Sabemos que un deportista puede ganar y perder muchas veces a lo largo de su carrera, pero al estar inmerso en una matriz ´exitista´, se da un desfasaje total entre ese ideal y la realidad. Es así como, si pierde, no sabe cómo encarar la derrota. Tendríamos que enseñarles a los deportistas a que el fracaso es parte de la vida del deportista y que no tiene nada de malo. Y que también es parte del entrenamiento”, sostuvo.
García Berro señaló que, en torno a esta situación, cada vez se incorpora más el entrenamiento mental, psicológico, en el deporte. “Al estar insertos en las redes, el nivel de complejidad que manejan hoy no tiene nada que ver con el que tenían los competidores de antes. Por eso creo que hay que poner el énfasis hoy en el entrenamiento mental y la preparación psicológica de los deportistas de alto rendimiento, porque si no quedan inmersos en un circo exitista, cultural y consumista, donde son ellos los que pagan el precio por la presión social”, reflexionó.
En cuanto a los jóvenes que compiten en los Juegos Olímpicos de París 2024, recordó que aún no tienen “la madurez y la sabiduría de vida que puede tener una persona de 50 años, por ejemplo. Son muy jóvenes, están empezando a madurar como personas y les es mucho más difícil manejar esa presión”.
Para García Berro, la sociedad tiene una gran responsabilidad en este aspecto. “Como sociedad somos exitistas y le estamos exigiendo a quien nos representa en los Juegos Olímpicos que sean exitosos, sin valorar siquiera haber llegado a esas instancias. Eso no se valora. Sólo lo hacemos si se gana. Yo creo que estamos muy mal parados ante estos deportistas. Porque en la vida no solo se trata de ganar, también se trata de perder. Y no estoy hablando deportivamente, sino social y culturalmente”, cerró.