Historia de vida

Era gendarme, un accidente le cambió la vida y hoy sueña con el oro de los Juegos Paralímpicos

El deportista paralímpico volverá a representar a la Argentina, luego de su participación en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. Cómo el paracanotaje le cambió la vida tras un trágico siniestro.

Agustina Castro
Agustina Castro sábado, 10 de agosto de 2024 · 07:10 hs
Era gendarme, un accidente le cambió la vida y hoy sueña con el oro de los Juegos Paralímpicos
Ariel Atamañuk, el argentino que competirá en los Juegos Paralímpicos de París 2024 Foto: Gentileza Ariel Atamañuk

Su vida dio un giro inesperado aquella mañana lluviosa de marzo de 2015. Ariel, que se desempeñaba como chofer de un colectivo de Gendarmería en Jesús María, Córdoba, llevaba a sus 34 colegas hacia las Sierras Chicas, donde debían asistir a las personas afectadas por las inundaciones de Río Ceballos y Mendiolaza. Pero un siniestro les impidió llegar al destino previsto, su vida cambió y participará de los Juegos Paralímpicos de París 2024.

Casi todos dormían cuando, a la altura del kilómetro 740 de la ruta 9, un camión apareció de frente. Reaccionar era cuestión de vida o muerte. Rápidamente, Ariel tomó una decisión. Su primer movimiento fue dar un volantazo hacia el costado para evitar chocar de frente, lo que él creía que evitaría el mayor daño posible. Esa riesgosa maniobra le costó salir despedido del vehículo. Pero no se arrepintió. Sabía que de esa manera había salvado la vida de la mayoría de sus compañeros, a excepción del cabo primero José Olmedo, quien no pudo sobrevivir a tal impacto.

Pasó un tiempo abandonado sobre cemento de la ruta, esperando a que la asistencia médica llegara. En ese entonces solo se sabía vivo; sabía que no quería morir. El siguiente recuerdo lúcido que tiene es haberse despertado en el hospital, con su esposa Viviana, a su lado. Ella le contaba que había estado cinco días en coma, luchando por su vida y que debía aceptar su nueva realidad: le habían amputado las dos piernas, sobre las rodillas. “Le pregunté muchas veces a Viviana, mi esposa, si era verdad. Ese momento fue muy duro. Sentí el impacto del accidente en ese instante. Fueron unos minutos de llanto y de entender que esas cosas no tenían vuelta atrás”, recordó Ariel en diálogo con MDZ, antes de reconocer que ella le prometió que ganarían esa pelea juntos.

Ariel decidió inscribirse  a la Gendarmería en 2005, a sus 21 años. Foto: Gentileza Ariel Atamañuk

El proceso de aceptación y recuperación fue arduo. Fueron meses en el hospital, en internaciones, de usar prótesis, de renegar con la burocracia del sistema de salud, la obra social, la ART y demás. Además de la doble amputación, había sufrido desplazamiento de cadera, fisura de vértebras, riñón cortado, el otro golpeado, la rotura del brazo derecho, diez toilettes articulares y dos cirugías reconstructivas. Por ello el apoyo de los profesionales, amigos, familia, Gendarmería y, por supuesto, de su esposa, le fue fundamental para reinventarse, para avanzar. “Hice el proceso de cerrar una etapa e intentar recuperarme de la mejor manera. Al principio costó un poco, pero al final tuvimos la vuelta de rosca que necesitamos para entender esta nueva vida”, razonó el cabo primero de la Gendarmería, que no dejó de tener optimismo ni esperanza en todo el proceso.

El misionero, que se había radicado en Jesús María para ejercer como gendarme desde 2005, volvió a experimentar la sensación de estar parado a los seis meses del accidente, cuando pudo utilizar la primera prótesis. Poco a poco, empezó a entrenar para ganar fuerza y, así, lograr una mejor y pronta recuperación. Antes del accidente disfrutaba de andar en bicicleta, correr y jugar al fútbol. Nunca se había imaginado practicando el paracanotaje, el deporte que le cambiaría la vida.

“El paracanotaje llega a mi vida en una demostración de deporte adaptado en el estadio Mario Alberto Kempes, a mediados de 2016”, reveló Atamañuk. Fue allí que se animó a hacer su primera prueba de kayak, enamorándose del deporte y llamando la atención de los entrenadores de la selección argentina. “Un mes más tarde empecé a tomar clases en Carlos Paz, en la Escuela de Canotaje de Córdoba, de la mano del profe Oscar Quiroga. Me encantó y desde ahí no lo solté más”, sentenció el ahora deportista paralímpico.

El deportista nacido en Santo Pipó, Misiones, representó a la Argentina en mundiales, Juegos Paralímpicos y diferentes competencias internacionales. Foto: Gentileza Ariel Atamañuk

Remar en kayak le significó una nueva pasión, estar focalizado para alcanzar nuevas metas. “El paracanotaje es un estilo de vida que incorporamos después del accidente. Es una pasión muy linda. No lo tengo como un deporte”, manifestó Ariel. Asimismo, aseguró que el entrenamiento también lo ayudó en la rehabilitación: “En la semana iba ganando fuerza en la espalda, en la cadera, en todo lo que me servía para mantenerme en la posición de parado”. Desde entonces utiliza piloncitos de marcha que le permiten estar parado, con una altura más baja, pero que le resultan más funcional. “Lo uso todo el tiempo en el gimnasio y llego hasta la pista. Pero para remar no uso prótesis; me saco todo”, reveló.

Él se sabía con potencial y con muchas ganas de dar el cien por ciento en cada tramo, en cada competencia. Por ello, decidió empezar a practicar el deporte con más intensidad y profesionalismo, lo que implicaba, además, mudarse a Tigre, provincia de Buenos Aires, para entrenar en la Pista Nacional de Remo y Canotaje, de la mano del entrenador Alejandro Druziuk. Así fue que, desde 2017, Ariel ha representado a la Argentina en mundiales, Juegos Paralímpicos y demás carreras nacionales e internacionales. Logró ganar un selectivo y llegar al Mundial de República Checa 2017 y el de Portugal 2018. Luego, llegarían los Juegos Paralímpicos de Japón 2020; el reciente Mundial del Paracanotaje en Szeged, Hungría -donde alcanzó el cuarto puesto-; y la última clasificación a los Juegos Paralímpicos de París 2024.

Ariel Atamañuk clasificó a los Juegos Paralímpicos de París 2024. Foto: Gentileza Ariel Atamañuk

“Siempre tuvimos presente eso de que cuando las cosas por ahí no salen, estamos estancados en un lugar, es necesario mirar para atrás y ver todo lo conseguido, lo transitado, para tomar fuerza y agarrar envión nuevamente. Entonces, al mirar eso y pensar en los primeros pasos con prótesis, las primeras remadas en kayak, y ver donde estamos hoy, la verdad que me llena mucho de orgullo, tanto orgullo por mí mismo como por los que me acompañan”, se sinceró Ariel.

Viviana, su esposa, fue su pilar fundamental tras el accidente que le cambió la vida a Ariel. Foto: Gentileza Ariel Atamañuk

De cara a una nueva edición de los Juegos Paralímpicos -esta vez celebrados en París desde el 28 de agosto hasta el 8 de septiembre- Ariel se encuentra entrenando con su equipo en República Checa. “Hoy sueño con hacer nuestro mejor papel en los próximos Juegos Paralímpicos. Intentar meter mis dos embarcaciones a la final, tanto el kayak como la canoa, y de ahí empujar lo más fuerte posible para poder estar lo más cerca de los tres primeros y poder cerrar una etapa muy linda e iniciar la próxima”, manifestó el representante argentino en el paracanotaje, y concluyó: “Creo que, el día que no lo practique más a este nivel, siempre habrá un kayak al lado nuestro, estacionado ahí, listo para salir a navegar”.

Archivado en