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Quién fue Leonora Carrington, la autora de la pintura por la que Eduardo Costantini pagó más de 28 millones de dólares.

Carlos María Pinasco, consultor de arte, describe la vida de Leonora Carrington en MDZ, una gran artista de la historia del arte
Leonora Carrington, “Quien eres tú, cara blanca?” Foto: Gentileza
Leonora Carrington, “Quien eres tú, cara blanca?” Foto: Gentileza

Diez días atrás el óleo “Las distracciones de Dagoberto” marcó un récord extraordinario en una subasta en New York. La noticia tuvo amplia difusión en todo el mundo y especialmente en nuestro país ya que seguramente pronto estará colgado en el Malba (Museo de Arte Latinoamericano) de Buenos Aires. Por ello y por tratarse de una mujer extraordinaria hoy, nuestro especialista en arte presenta a esta artista excepcional. 

Leonora Carrington nació en 1917 en Lancashire (noroeste de Inglaterra) en el seno de una poderosa familia fabricante de
tejidos, Seguramente sea la artista más notable del movimiento surrealista. Su extensa obra está llena de simbología y vivencias
personales cargadas de dramatismo. En sus pinturas, dibujos y libros narran episodios en los que recrea sus tiempos felices con
Max Ernst en el París anterior a la guerra, el infierno sufrido en la España de la Guerra Civil o la huida hasta encontrar una
cierta paz en Ciudad de México, el lugar en el que reconstruye de nuevo su vida que se prolonga por noventa y cuatro años.

Leonora Carrington.

Su crecimiento y adolescencia fueron un ir y venir de diferentes colegios de los que era expulsada. Tempranamente demostró un
interés por el arte y la literatura. Brillante y rebelde con el apoyo de su madre hizo estudios en Florencia donde conoció a fondo a los maestros antiguos italianos. En 1936 venciendo las reticencias paternas se instaló en Londres para estudiar dibujo. Allí, al año siguiente, en la cena inaugural de la Exposición Internacional de Surrealismo conoció a Max Ernst. Él tenía 48 años y ella 22. Él abandonó a su mujer, se hicieron amantes y poco después se marcharon a la Provenza.

Leonora Carrington. “Cazador de cuervos”.

En París se integró al círculo de artistas surrealistas que lideraba André Breton. Frecuentó a Salvador Dalí y Marcel Duchamp.
Estallada la guerra en 1939, Ernst es arrestado por los nazis por su origen judío y Leonora entra en una profunda depresión.
Abandona la casa y junto a su amiga, la argentina Leonor Fini, viaja hacia España donde su amante había sido trasladado. Se
sabe que llegó hasta Madrid en tren y pasó semanas alojada en sucesivos hoteles tratando de ubicarlo. Según contó en su
libro Memorias de abajo (1943), una noche fue atacada calles por paramilitares que la llevaron a una casa abandonada y la
violaron hasta hartarse.

La obra récord (Sotheby’s)

A Inglaterra llegó la noticia de que Carrington sufría una tremenda depresión. No se sabe si los padres conocieron las causas pero resolvieron trasladar a su hija a un sanatorio en Santander para ser atendida por un cuestionado psiquiatra filonazi que la sometió a tratamientos brutales. Consigue escaparse cruza a Portugal y en Lisboa combina un matrimonio de conveniencia con su amigo Renato Deduc que le permite emigrar a México. Mientras tanto también Max Ernst escapa y se casa con la mecenas y  multimillonaria Peggy Guggenheim, con la que se instaló en Nueva York. 

Leonora Carrington "Alma animal" (Galeria Nazionale Roma).

A Nueva York llegó también Carrington que se conecta con el galerista Pierre Matisse, quien muy pronto le dedicó una exposición.
Sigue a México, y conoce al fotógrafo Emeric Weisz (Chiki) con quien contrae matrimonio en 1946. Se instalan en una casa de tres pisos en la colonia Roma (dónde Leonora vive 54 años) y tienen dos hijos, Gabriel y Pablo. Leonora estrecha por entonces su relación con Remedios Varo que había conocido en París en el círculo de los surrealistas.

“Fiesta Cannibal, (boceto preliminar para Opus Siniestrus)”.

La española también había emigrado a México a causa de la guerra. De la amistad surgen proyectos comunes, que comparten el misticismo, la alquimia y mundos fantásticos llenos de simbolismo. Pero en Leonora hay además de su raíz surrealista una identidad personal que rebasa su círculo. Fue una artista multifacética que ahondó en la pintura, la literatura y la escritura que abrevó no solo en El Bosco y los renacentistas que en su juventud había conocido en Florencia, sino además en las viejas leyendas
inglesas que la habían acunado en su niñez. 

Será para todos un orgullo inmenso que el Malba de Buenos Aires exponga su obra récord.

Carlos María Pinasco es consultor de arte.

[email protected]