Las precauciones ante el uso de repelentes caseros
Durante los días con invasión de mosquitos hemos gastado mucho dinero en repelentes, hasta que escuchamos que hay una opciones económicas para prevenir la enfermedad del dengue, zika o chikungunya.
La temporada de lluvia que transitan diversos puntos de la Argentina provoca la proliferación de mosquitos, mientras el alto precio y escasez de los repelentes hace que la ciudadanía se interese en repelentes caseros.
Actualmente, lo único que está aprobado para el uso en la piel es el DEET (N-Dietil-meta-toluamida), uno de los principios activos que se encuentra en los repelentes de fabricación industrial. Lo ideal y lo recomendado es preparar una solución con la droga. La preparación consta de diluir en un recipiente con rociador alcohol con agua al 50% y colocar el DEET al 30%, pero la realidad es que es muy difícil de conseguir.
En cuanto a los aceites esenciales, éstos deben ser diluidos para poder entrar en contacto con la piel para no dañarla, ya que son tóxicos. Por lo general, los aceites esenciales son solubles en alcohol. Se pueden diluir unas pocas gotitas de ese aceite en alcohol 70% que compramos en una farmacia. Debemos tener en cuenta que lo importante es no aplicar directamente los aceites ni las hojas de las plantas porque eso sí es perjudicial.
En este sentido, desde la década del 40, el aceite de eucalipto limón es uno de los repelentes naturales más conocidos. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos han aprobado este aceite como un ingrediente eficaz en el repelente de mosquitos. Asimismo, según la Sociedad Estadounidense de Química, el aceite de canela es otra forma prometedora y ecológica de repeler y matar tanto huevos de mosquitos como adultos.
Cómo prepara un repelente casero. ¡Mirá el video!
En tanto, el limón geranio o la citronela son plantas ornamentales muy fáciles de cultivar que, si las colocamos en balcones, cerca de las ventanas o ingresos a las casas, indirectamente estamos creando una barrera para que el insecto no ingrese. Es una buena opción porque no hay que aplicarlo en la piel. La toxicidad es menor y ayuda a repeler también otros tipos de insectos.
Es muy importante ser cuidadosos siempre con los niños y no pulverizar este tipo de repelentes cerca de piel lastimada o de la mucosa o de los ojos, por tratarse de zonas sensibles.
Como conclusión, la idea principal es comprender que aquellos productos que no son aprobados científicamente, aunque sean naturales como las hojas de aceites esenciales, o que sean comestibles, no implica que sean aptas para absorberse por la piel. Y si hay dudas es aconsejable realizar consultas con profesionales de la salud para evitar cualquier tipo de irritación en la piel.
* Dra. Guillermina Creus (MN 181480). Médica dermatóloga de Vittal.