La historia de la coreógrafa que dirá presente en la gala de los premios Oscar
Constanza Macras trabajó en una de las películas más nominadas a los Premios Oscar. Habla de su participación en Pobres Criaturas, su carrera y cómo ve la situación cultural del país.
Es muy común encontrar talento por doquier, pero cultivarlo, explotarlo y vivir de ello es algo que requiere esfuerzo y mucho sacrificio. Eso es algo que Constanza Macras tenía muy claro desde que supo que la danza era lo que le gustaba. Con el objetivo fijado, y con muchos obstáculos de por medio, su pasión la llevó a muchos lugares, y en los últimos meses, su nombre ha recorrido el mundo entero gracias a una oportunidad que podría haber surgido casi como por azar, pero que en realidad fue el resultado de años de trabajo.
Corría el año 2006 cuando Macras, junto a su compañía Dorky Park, se presentó con una obra en Atenas. Allí capturó la atención de muchos pero en especial la de Yorgos Lanthimos, el director griego que desde hace años se viene imponiendo en Hollywood con su visión única de sátira social y humor negro. Algunas de sus películas más aclamadas incluyen La langosta (2015), El sacrificio del ciervo sagrado (2017), La favorita (2018) y, sus más reciente, Pobres criaturas.
Así fue que en 2017 la convocaron desde la producción de La favorita, para coreografiar la escena de baile de la película de época que contó con las actuaciones de Olivia Colman, Rachel Weisz, y Emma Stone. Algunos años después, el director griego volvió a contactarla para trabajar en Pobre criaturas, la cinta que compite en los Premios Oscar con 11 nominaciones, incluyendo Mejor película, Mejor director y Mejor actriz.
La danza fue algo que la sedujo siendo pequeña, y desde entonces siempre se propuso estar en movimiento. Pero fue al graduarse de la escuela secundaria que comenzó a pensar que vivir de eso que tanto le gustaba parecía algo lejano, casi imposible.
Así fue que se lanzó a estudiar diseño de indumentaria y teatro, pero la danza siempre llamaba a su puerta y en el fondo sabía que era lo que quería hacer. Fue entonces que decidió dejar lo que estaba haciendo y se dijo a sí misma "lo que quiero es bailar y si quiero hacer esto tengo que hacerlo cien por cien".
A partir de entonces, no lo dudó más, y determinó que era tiempo de abrirse camino por otro lado y perseguir ese sueño que tanto anhelaba. "Me fui a Amsterdam, me capacité allá, estudié con muchos maestros diferentes. Después me fui a Nueva York porque la vida me llevó allá", relata Constanza sobre aquellos primeros pasos. Pero dejar todo e iniciar de cero en el extranjero tampoco fue sencillo. Según sus propias palabras, "cuanto más difícil, más claro". Si bien el objetivo estaba fijado, vivir de eso que tanto ama no llegó de la noche a la mañana y tuvo que trabajar mucho y muy duro hasta que finalmente pudo hacer del baile un medio de subsistencia.
Claro que también eran otros tiempos. Macras emigró en la década de los 90, una época en la que reconoce que había muchas más facilidades para los jóvenes, y en especial para los artistas que buscaban oportunidades en el extranjero.
En 1995 hizo de Berlín su hogar y comenzó a desarrollar parte de su carrera artística en dicha ciudad. Algunos años más tarde logró fundar Constanza Macras | Dorky Park, una compañía de danza y teatro que reúne a bailarines, actores y músicos de diversas nacionalidades, donde se combinan distintos elementos como la danza, el teatro y la música. Tras dos décadas de estar al frente de la compañía, Macras ha montado más de una veintena de obras que se han presentado por todo el mundo y que le han valido gran cantidad de reconocimientos.
En el presente se siente conforme con sus logros pero reconoce que el sacrificio fue enorme. Si bien la danza es una de las artes al que menos recursos se le asignan, asegura que en Europa hay grandes oportunidades porque la oferta es mucho más amplia, hay muchos nichos y eso abre puertas, algo que en Argentina no sucede con tanta frecuencia y suele ser uno de los motivos por el cual muchos deciden abandonar el país.
En este mismo sentido, Constanza Macras también opinó sobre el público argentino. La coreógrafa regresó al país en febrero del año pasado con su obra "I feel you", que se presentó durante varios días en el Teatro San Martín en Buenos Aires. "El público argentino es un público genial. A mí me fascina, creo que es uno de los más cultivados del mundo. Es una audiencia muy formada", señaló en torno al elevado nivel de consumo cultural que hay en el país.
En relación a esto, Macras se refirió a la actual situación que se está dando en el plano cultural, que desde la asunción del nuevo gobierno, distintos organismos públicos que han visto afectados por medidas destinadas a reducir el gasto público.
"La cultura hay que defenderla y protegerla porque es el baluarte de la sociedad. Me genera mucha angustia cuando la gente piensa que la cultura es algo secundario. Es el final de la sociedad, es el final de la identidad, de cualquier fuerza autónoma", afirma. "La cultura nunca se puede dejar. Y si hay un ataque en la cultura hay que encontrar la forma de resistir", agrega.
En la actualidad Constanza Macras disfruta de un presente lleno de trabajo y nuevos proyectos. Su trabajo con Yorgos Lanthimos en Pobres Criaturas le permitió descubrir una nueva faceta en su carrera como coreógrafa y artista.
"En el trabajo con Yorgos tenemos mucha libertad. Creo que todos los artistas que trabajan con él tienen mucha libertad y mucha confianza. A pesar de ser muy claro respecto lo que no le gusta, deja mucho espacio para crear lo que a uno le parece en ese contexto", explicó Macras sobre su más reciente trabajo en la película nominada al Oscar.
En cuanto a su rol y cómo este opera en el plano teatral y en el cinematorgáfico, una de las principales diferencias que encuentra es que "trabajar en cine es trabajar para alguien" pero que la clave está en "tratar de entender qué es lo que necesita el otro en esa gran narrativa que es un film".
En el caso de Macras, sus dos únicas incursiones en el mundo del cine las ha hecho bajo las órdenes de Lanthimos, quien le brindó el espacio y la libertad necesaria para poder crear. "Esto tiene mucha gratificación creativa porque no es un trabajo por encargo, que es el miedo que uno tiene cuando trabaja para otra persona", destaca.