Crece la violencia en Rosario y el Gobierno de Maximiliano Pullaro ajusta el control en las cárceles
La balacera a un micro que transportaba personal penitenciario y el macabro homicidio de un taxista generaron alarmas entre las autoridades de Santa Fe. Las fotos de presos al estilo Bukele.
La violencia se volvió a acaparar de la ciudad de Rosario. Después de algunas semanas de tranquilidad que permitieron considerables bajas en los índices de homicidios durante los primeros dos meses de gestión, los rosarinos volvieron a experimentar la sensación del miedo. El ataque a balazos de dos colectivos que trasladaban a personal penitenciario y el sicario homicidio del taxista generaron la reacción del Gobierno que alertó a los internos: "cada vez la van a pasar peor".
Hace menos de una semana la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich brindó una conferencia de prensa donde informó que que los asesinatos en Rosario bajaron un 57% a partir de la implementación del “Plan Bandera”. Pocas horas después, nadie parece acordarse de eso. "Nunca hay que cantar victoria antes de tiempo", indicaron en estricto off allegados al Gobierno de Santa Fe que conocen los cambiantes escenarios vinculados al delito.
El fin de semana dos micros que trasladaban personal del Servicio Penitenciario de Santa Fe fueron atacados a balazos en la zona norte de la ciudad de Rosario y como consecuencia del ataque tres agentes fueron alcanzado por los balazos que los rozaron y demandaron la intervención hospitalaria.
Desde el Gobierno provincial rápidamente indicaron que el ataque tenía que ver con las acciones de control y endurecimiento hacia el interior de las cárceles. "Son las reacciones de los delincuentes a las acciones que estamos llevando adelante, sepan que no vamos a retroceder ni un milímetro y que vamos a seguir con firmeza el plan que hemos trazado", indicó en sus redes sociales el Ministro de Seguridad, Pablo Cococcioni.
La respuesta no se hizo esperar y se ordenó una requisa sorpresiva en el penal de Piñero donde se secuestraron elementos cortopunzantes, celulares y chips que fueron puestos a disposición de la Justicia para su peritaje. La problemática no es nueva, pero se profundizó en los últimos años: desde el interior de los penales, los jefes narcos, ordenan homicidios, balaceras e intimidaciones. Mandan mensajes: al gobierno, a otras bandas, comerciantes y la sociedad civil.
Como en una pelea de boxeo, es golpe por golpe. El martes a la noche las redes sociales del gobernador Maximiliano Pullaro y el ministro de Seguridad, Pablo Cococcioni difundieron imágenes de presos que inmediatamente llamaron la atención, generaron adeptos y rechazos. Como en El Salvador con Bukele, pero a la santafesina: eran internos sentados en el piso con las manos en la cabeza y rodeados de personal penitenciario fuertemente armado.

"Cada vez la van a pasar peor", rezaba el mismo mensaje en las tres cuentas. "Se terminó el tiempo de home office liberado, sin control y con empleados penitenciarios que eran apercibidos si molestaban a los presos. No vamos a retroceder ante las amenazas", agregaba. En el Instagram del gobernador Pullaro la publicación recibió más de 20 mil me gusta y 3 mil comentarios que alternaban entre apoyos y rechazos.
Ese mismo martes a la noche, mientras las imágenes de los internos se comenzaban a viralizar, un nuevo homicidio sacudió Rosario. Héctor Figueroa, taxista de 43 años, fue brutalmente asesinado con nueve disparos de arma de fuego provocando graves heridas en la cabeza y el cuello. Es el tercer chofer en menos de dos meses, ninguno en ocasión de robo. La consternación provocó el paro de los trabajadores que consideraron al homicidio como mafioso ya que no había faltantes de dinero ni objetos personales. Otra vez: enviaron un mensaje.
A partir de las investigaciones se pudo constatar que las nueve vainas servidas que fueron secuestradas en la escena del crimen pertenecen al personal de la Policía de Santa Fe, ya que se verificó que la culata de los cartuchos tenían dicha inscripción y que son las que provee el Estado provincial.
Mientras la Justicia intenta dar con los presuntos autores del hecho, nadie tiene claro cómo continuará la saga, pero todos saben qué seguirá. Resta ver, quién mueve primero.

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