El campamento de la Cruz Roja que le cambió la vida a los pueblos salteños
La asociación civil y humanitaria cumple cuatro años de trabajo en el norte argentino, potabilizando y distribuyendo millones de litros de agua entre las comunidades originarias.
La vida de miles de personas que se radican en Santa Victoria Este, localidad del norte salteño, cambió completamente gracias a la llegada de un proyecto transversal, que buscaba una mejora real en la calidad de vida de la población. Se trata del Campamento Humanitario de la Cruz Roja Argentina, que cumple cuatro años trabajando en el área donde habitan comunidades wichí, toba y chorote, posibilitándoles el acceso al agua potable y segura, a la salud, al deporte y a distintos talleres educativos.
“Nos ayudan a mejorar la calidad de vida que tenemos”; “Cruz Roja vino como a despertarnos”; “A través de eso uno aprende y trata de sacar ese miedo que tiene, y pierde la vergüenza de hablar al respecto con las demás personas”; “Vinieron a enseñarles a los chicos el tema del deporte, como una alegría, un juego bueno para los chicos”, se pueden oír los testimonios de los destinatarios del campamento humanitario, en uno de los videos que la Cruz Roja compartió.
El inicio del Campamento se remonta entre fines del 2019 y principios del 2020, cuando el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, convocó a la Cruz Roja Argentina y al Sistema de las Naciones Unidas para organizar un plan ante la emergencia sociosanitaria que estaban transitando las comunidades de los pueblos originarios de la provincia. En los medios de comunicación, había trascendido la noticia del fallecimiento de muchos niños de la comunidad originaria wichí por falta de acceso al agua.
“Nos tocó viajar con el coordinador residente de las Naciones Unidas a tener una entrevista con las máximas autoridades”, relató Diego Tipping, presidente de Cruz Roja Argentina. Fue así que, de la mano con el Observatorio Humanitario de Cruz Roja Argentina, buscaron cuáles eran las necesidades reales de las comunidades y el estado de salud de las personas, para pensar una estrategia profunda, que marcara un cambio real.
“En ese contexto, Cruz Roja se embarcó en el desafío de llevar adelante una operación de desarrollo que tiene como objetivo el acceso al agua. Cuando llegamos a Santa Victoria, a partir de los estudios notaron que el factor común y central a todas las problemáticas era el bajo acceso o acceso nulo al agua potable. Había gente que consumía agua del río o de acequias y canaletas que construían, racionando el agua a lo largo de varios días para que la familia pudiese hidratarse. Del mismo lugar donde consumían agua los animales, también consumían las personas”, sostuvo el presidente de la asociación civil y agregó: “Por eso consideramos al agua como transversal a otras problemáticas, como la diarrea crónica, como enfermedades gastrointestinales”.
El trabajo estaba en su etapa inicial, con el pedido de las plantas potabilizadoras y los filtros de agua, cuando se declara la pandemia por el coronavirus. “Las fronteras se empezaban a cerrar, mientras nosotros pedíamos plantas potabilizadoras y filtros”, recordó Tipping, aseverando que eso no los detuvo. Con barbijos, y con mucho cuidado sanitario, instalaron las carpas y el equipamiento necesario para llevarle agua a las comunidades.
Mirá el video del Campamento Humanitario de la Cruz Roja en Salta
Los voluntarios llegaron a la localidad de Santa Victoria Este con grades botas para evitar pincharse con las espinas esparcidas a lo largo del terreno, mientras que los niños corrían a recibirlos sin nada en los pies, acostumbrados al terreno árido, y pidiéndoles agua -a la que pronto tendrían acceso diario, después de toda una vida bebiendo del río o de pozos con agua estancada-. Ese primer encuentro, que marcaba un verdadero contraste de realidades, una especie de choque cultural dentro del mismo país, es el que recuerdan desde Cruz Roja como el puntapié para una tarea que planea extenderse por más tiempo en la zona.
“Para nosotros es una de las acciones más movilizantes que hoy estamos desarrollando en todo el territorio argentino, por el impacto que genera, por la zona en la que se encuentra, donde las condiciones de vida son casi impensables para alguien que pueda habitar, tal vez, la Capital Federal. Y entender que, en el año 2024, en nuestro país se sigue viviendo en esas condiciones, dependiendo exclusivamente de la caza y de la pesca para la subsistencia, en condiciones donde la violencia afecta a las comunidades transversalmente todos los días de su vida, y donde la falta de acceso al agua y los derechos es el denominador común de todas estas comunidades”, manifestó Rodrigo Cuba, Subsecretario de Desarrollo Humano Cruz Roja Argentina.
Tras la distribución de agua a lo largo de la localidad, avanzaron a la segunda etapa del plan de emergencia, esta vez enfocándose en los medios de vida de las personas. En este sentido, se otorgaron talleres y capacitaciones para la inserción laboral, en Primeros Auxilios Comunitarios, en salud sexual reproductiva con el fin de erradicar la violencia de género, en el desarrollo de huertas comunitarias para potenciar los medios de subsistencia de las propias comunidades.
Incluso, Cuba habló del “trabajo en conjunto con el hospital del lugar, ya que había gente que tenía que caminar más de 15 kilómetros para hacerse atender, o que tienen motocicletas, pero no contaban con el combustible para acercarse al hospital”. Entonces, desde Cruz Roja buscaron acercarse a los domicilios para asistir a quien lo necesitara y llevarles botiquines de primeros auxilios. Otro de los trabajos que lograron en estos años fue la creación de más de cuatro espacios deportivos, como, también, iluminar una cancha para que los niños tuvieran la posibilidad de jugar después de ir a la escuela.
Los cambios positivos alcanzados gracias al Campamento Humanitario
En estos años, Cruz Roja Argentina colocó plantas potabilizadoras de agua en Santa Victoria Este, posibilitando la distribución de más de 320 millones de litros de agua en la región. Asimismo, dispusieron más de mil filtros comunitarios y familiares, y elementos contenedores de agua para que cada persona pudiera autogestionar ese recurso. En consecuencia, no dependerán de la ayuda de ninguna organización en el futuro.
Paralelamente, Cruz Roja organizó diferentes actividades comunitarias con el fin de capacitar a las personas de cada comunidad y que, finalmente, estas mismas personas se volvieran formadoras y “protagonistas de las acciones que mejoran su calidad de vida”. De acuerdo con el Observatorio del Campamento Humanitario de la Cruz Roja, estas acciones permitieron que las mujeres se animaran a reconocer sus historias, poder hablar y cuestionar las situaciones de violencia de género, logrando que las denuncias por violencia de género descendieran en un 12%.
Asimismo, hubo menos casos de enfermedades relacionadas con la falta de ingesta de agua potable. En suma, los datos relevados por el Observatorio determinan lo siguiente:
- Los episodios de diarrea que superaban las 48 horas, se redujeran de 84% a 14%.
- La disponibilidad de agua de red aumentara de 40% a 81%.
- La disponibilidad de agua todos los días aumentara del 11% a 87%.
- La percepción de sabor agradable del agua aumentara de 6% a 84%.
“El Campamento Humanitario de la Cruz Roja no es una estrategia de emergencia que tiene una fecha de inicio y fin. El objetivo de la Cruz Roja es quedarse en el lugar y seguir ahondando en otras temáticas en otros sectores que aún necesitan ser escuchados”, sostuvo Cuba. Es más, presentaron el proyecto del Norte Grande que incluye toda la región chaqueña que atraviesa tres provincias, y que puede ser replicable a otras zonas. Eso sí, cada lugar debe hacer su adaptación por el suelo, el clima y tipo de agua. “La dificultad es la cooptación de fondos, más en un contexto de crisis se hace más complicado”, reconoció.
Si bien desde Cruz Roja pudieron financiar el primer campamento con fondos propios, provenientes de la comunidad internacional, actualmente están en la búsqueda de inversores que apuesten por el crecimiento de las comunidades. “Cuando el financiamiento internacional finalizó, sobre todo, por la pandemia, desde Cruz Roja Argentina se determinó que era necesario no interrumpir esta actividad, que era clave empezar a hacer un quiebre para cambiar esa realidad, sobre todo en tema de salud. Estamos buscando aliados para seguir con esta estrategia porque entendemos que si nosotros nos vamos las condiciones inmediatamente retroceden a ese 2020”, explicaron.
Finalmente, destacaron que se trata de un plan económico y efectivo que mejora la calidad de vida de las personas sin mucho presupuesto. “Los más caro del proyecto son los pozos potabilizadores que requieren de un mantenimiento, potabilización y distribución”, analizó Cuba, y concluyó: “El cambio es profundo, no solo cambia la vida de las personas sino que también en muchos casos la salva".