Un empresario unirá Mendoza con Alaska en moto en un viaje de 45 mil kilómetros
Claudio Fallat dice ser el primer mendocino en atreverse a realizar la travesía de viajar en motohasta Alaska y de allí pegar la vuelta hacia Mendoza otra vez. La experiencia que durará meses ya fue realizada por otros argentinos pero ninguno desde la provincia cuyana. En rigor, hace diez años el sanrafaelino Nicolás Garbin, cruzó toda América en su moto. Viajó desde Buenos Aires, donde residía, hasta Alaska y desde allí fue viajando hasta llegar a Chile por donde regresó a la Argentina ingresando por Tierra del Fuego.
Te Podría Interesar
Claudio, a punto de cumplir un sueño, habló con MDZ sobre todos los detalles del viaje. Un viaje en solitario requiere mucha valentía, asumir riesgos pero también una satisfacción de realización personal al animarse y concretarlo. Fallat es el dueño de la Fábrica de Sandwiches las 3 F y no es la primera vez que se aventura en una travesía de este estilo pero sí el primero de tantos kilómetros. Se trata, nada más y nada menos, de recorrer sobre dos ruedas alrededor de 45.000 kilómetros de ida y otros tantos miles de vuelta.
“Es un sueño que tengo hace un par de años”, empieza contando el aventurero que comenzó a realizar viajes en moto a los 42 años y está por cumplir 10 años persiguiendo este hobby. “He hecho viajes, siempre solo y en moto. Fui hasta Ushuaia, al sur de Chile hasta donde termina el mapa. Para el norte lo máximo que he llegado es al Machu Picchu y recorrí todo Bolivia”, cuenta sobre su experiencia.
Pero este viaje que comenzará con 51 años en abril no se plantea como los demás. Además de ser un sueño, es un desafío enorme explica Claudio ya que el recorrido parte desde Mendoza a Alaska y luego vuelve a bajar, atravesando lugares complejos como la selva. “De Mendoza voy a Alaska. De ahí bajo de vuelta hasta Los Ángeles y voy a hacer toda la ruta 66 hasta Chicago. Desde ese Estado a Miami y luego sigo bajando por el lado este, costeando del océano Atlántico, por Venezuela y Brasil”, detalla sobre el recorrido que tiene más planificado de vuelta que de ida.
“Acá no hay ningún plan establecido, es el día a día”, confiesa osadamente. Todo el viaje, con sus paradas planificadas y las que no, tiene pensado hacerlo en unos seis meses, aproximadamente. “Son seis meses, calculo. El tema es que hay muchos riesgos porque hay zonas de muchos kilómetros de selva, como en el caso de Colombia que atravieso 800 kilómetros de pura selva”, explica el motociclista aficionado y agrega que su miedo “es que me roben, que me secuestren. Eso es lo peor que me puede pasar”.
Claudio viaja solo con una carpa para dormir en los lugares donde vaya “parando”. “Voy a hacer el 50% hostel, casas, hoteles y el 50% en carpa”, dice el viajero, sabiendo que en algunos sitios conseguirá hospedaje y en otros no, con la incertidumbre que eso genera. Por el tema de “los papeles”, no tiene mayores temores ya que hace algunos años que viaja por trabajo a Estados Unidos y hace poco logró conseguir la visa para ingresar a Canadá.
Además, destaca que de todos los viajeros que han ido desde Argentina a Alaska en moto, él es el primero que lo va a hacer sin ningún otro tipo de movilidad de apoyo y completamente solo, sin grupo. "En el caso mío, voy solo, la moto y yo. Los otros iban con una moto de repuesto, con compresor, hasta con un médico de primeros auxilios. En cambio, yo voy solo, sin ninguna asistencia de nada".
A los factores de riesgo e inquietud por la aventura se le suman las inclemencias climáticas. “En Centroamérica hace mucho calor y Alaska es muy frío, congelado. Por eso, yo quiero entrar antes de julio para que el clima me favorezca”, expresa Claudio que tiene fecha de partida para el 25 de abril en su moto BMW 1.200. El motociclista calcula “dos meses y medio para llegar a Alaska y regresar de vuelta hacia Mendoza”, y resalta que es el primer mendocino en realizar “este tipo de locura”. Después, si todo sale bien, tiene planes para hacer una travesía superior. “En el 2025 pienso hacer todo África pero eso lo va a decir después del tiempo”, adelanta.
“Lo más difícil de todo esto es en relación a lo sentimental. Extrañar a mi familia, a mi esposa y a mis hijos es lo que más me duele pero es un paréntesis que hago en mi vida con 51 años”, concluye nostálgico aunque convencido del ambicioso desafío que espera que “salga de la mejor manera”.