Historia

A 211 años de la batalla de Salta: 20 notas cortas en modo podcast escrito

Todo lo que hay que saber de lo ocurrido el 20 de febrero de 1813. Entre otras cosas, ese día se elevó en combate por primera vez la Bandera celeste y blanca.

Gustavo Capone
Gustavo Capone martes, 20 de febrero de 2024 · 07:00 hs
A 211 años de la batalla de Salta: 20 notas cortas en modo podcast escrito

1. El triunfo de Belgrano en la batalla de Salta aseguró la frontera en la Quebrada de Humahuaca. Los realistas nunca más pudieron avanzar hacia el sur.

2. Ese día de la batalla por primera vez se elevó en combate, sin autorización del Gobierno central, la Bandera celeste y blanca.

3. Una semana antes de la batalla, el 13 de febrero a orillas del río Pasaje, Belgrano hizo prestar juramento de fidelidad a la Asamblea General Constituyente que había comenzado a sesionar en Buenos Aires el 31 de enero de ese mismo año, y a la Bandera celeste y blanca, como el blasón que identificará al Ejército del Norte en los combates. Ese hecho dio lugar al cambio de nombre del río Pasaje por río Juramento.

4. Por segunda vez en pocos meses (la primera ocasión fue el triunfo en la batalla de Tucumán durante setiembre de 1812) se encontraron en un campo de batalla el general patriota Manuel Belgrano con su par realista Pío Tristán.

5. Tanto Manuel Belgrano con Juan Pío Camilo de Tristán y Moscos (1773 – 1859) nacieron en territorios americanos y fueron educados en España, siendo compañeros en la Universidad de Salamanca. “Las malas lenguas” sostienen que hasta compartieron una amante en la estadía española.

6. Pío Tristán era oriundo de Arequipa, ciudad del Virreinato del Perú, también conocida como “la ciudad blanca” o “el león del sur”. Los dos simbolizaban a miles de historias cruzadas y sentimientos contradictorios entre los protagonistas de aquella época. Los manuales escolares simplifican este período como una lucha entre revolucionarios criollos contra la corona española, obviando que la mayoría de la sangre derramada en las guerras por la independencia era de personas nacidas en la propia América, que por convicción, obligación o conveniencia se alinearon en uno u otro ejército. Para ahondar con otro ejemplo sostendremos que del lado de la revolución americana combatió el prestigioso general Juan Antonio Álvarez de Arenales (1770 – 1831), nacido en Villa de Reinoso - Castila (España).

7. La participación de las mujeres fue fundamental para obtener la victoria patriota en Salta. Entre las destacadas damas resaltaremos a Martina Silva de Gurruchaga, quien junto a otras mujeres como Gertrudis Medeiros, Celedonia Pacheco de Melo, Magdalena “Macacha” Güemes (hermana de Martín Miguel), Juana Torino, María Petrona Arias, Serafina de Gómez Hoyos (esposa de Arenales) y Andrea Zenarrusa, organizaron una red de espionaje que puso en jaque al ejército realista. Pertenecían a distintas clases sociales. Fueron denominadas “las bomberas”, mujeres que llevaban información y datos secretos a las fuerzas patriotas. Su campo de batalla fue variable: en el monte portando un fusil o en la alcoba seduciendo a un coronel.

8. Un caso particular fue el de Juana Gabriela Moro Aguirre de López (alias: “la emparedada”), bella mujer de la clase alta jujeña que logró seducir perdidamente a Juan José Feliciano Fernández Campero y Pérez de Uriondo Martiarena (1777 - 1820), conocido como el Marqués de Yavi, Un hacendado y militar argentino, bastante controversial, que terminó muriendo en Jamaica. Era un millonario que se entregó al amor de Juana, abandonando las filas del ejército el mismo día de la batalla de Salta, y ordenando la no participación en combate de un gran número de oficiales, lo que fue determinante para el triunfo criollo.

9. En las vísperas de la batalla de Salta, y al amanecer del 20 de febrero de 1813, Belgrano tuvo vómitos de sangre. Era un sábado lluvioso de febrero. Belgrano, enfermo y dolorido, había preparado un carro para poder desplazarse, pero viéndose restablecido emprendió la batalla montado a caballo. En su estadía salteña se alojó en la estancia del coronel José Apolinario Saravia, apodado “chocolate” por su tono de piel, quien disfrazado de vendedor de leña y arreando una recua de burros hizo de espía llegando hasta las faldas del ejército realista, consiguiendo información estratégica.

10. Salta tenía poco más de siete mil habitantes, siete barrios, dos reñideros de gallos y seis canchas de bolos. “El juego de bolos” era un entretenimiento muy arraigado. Una especie de bowling actual, pero a cielo abierto, donde había que derribar hasta 50 pilotes. El otro juego tradicional era “el juego de bolas”, génesis del juego de bochas.

11. “Ni que fueran pájaros” fue la expresión de Tristán al verse sorprendido por las maniobras de Belgrano cuando se enteró que el enemigo, que era esperado por el sudeste se encontraba al norte, alterando radicalmente la confundida estrategia defensiva española y siendo determinante para el triunfo patriota.

12. El combate duró algo más de tres horas (diferente de la batalla de Tucumán que duró dos días). La calma llegó alrededor de las dos de la tarde cuando empezaron a doblar las campanas de la iglesia La Merced en señal de victoria.

13. El triunfo en Salta deparó paralelamente la primera y única rendición de un cuerpo de ejército enemigo en el campo de batalla que registró la guerra de la Independencia.

14. El balance final de la batalla fue: 17 jefes y oficiales realistas prisioneros; 481 muertos, 114 heridos, 2.776 rendidos. En total eran 3.388 hombres del ejército de Tristán, sin escaparse ni uno. Además, 10 piezas de artillería, 2.188 fusiles, 200 espadas, pistolas, carabinas y toda la maestranza. En un gesto de grandeza y como muestra de su filantropía, Belgrano le evitó a Tristán la humillación de entregarle la espada y los atributos de mando y, en cambio, lo abrazó delante de todos. Un cuadro histórico inmortalizó la escena.

15. Todos los contendientes muertos en la batalla (481 realistas y los 103 patriotas) fueron enterrados en una fosa común sobre la cual se exhibía una cruz de madera con la leyenda: "A los Vencedores y Vencidos en Salta, 20 de febrero de 1813”.

16. Belgrano nombró a Díaz Vélez como gobernador militar de la provincia de Salta y este colocó la Bandera Argentina por primera vez en el balcón del Cabildo y los trofeos apoderados de los realistas los ubicó en la Sala Capitular.

17. Todos los prisioneros realistas fueron puestos en libertad luego de jurar que no volverían a tomar las armas contra la revolución americana. Sin embargo el arzobispo español de Charcas (Moxó) y el obispo de La Paz (La Santa) los eximieron de su juramento, declarando que Dios no validaba los tratados hechos con insurgentes a quienes se consideraban herejes. Belgrano desde la revolución de mayo era considerado un hereje y había sido excomulgado.

18. Finalmente, tras dejarlos ir con honores, muchos rompieron el juramento e inmediatamente volvieron a luchar contra los patriotas. Las críticas inmediatamente cayeron sobre la decisión de Belgrano. En tanto, a los años, Pío Tristán correrá una suerte totalmente distinta a Belgrano. Se hará archimillonario y terminará siendo Virrey del Perú.

19. La Asamblea había decretado que Belgrano recibiría un premio de 40.000 pesos por sus triunfos en Tucumán y Salta. Obviamente, no fueron aceptados por éste, solicitando que con ese dinero se hicieran cuatro escuelas públicas en Tarija (formaba parte de Salta; actualmente perteneciente a Bolivia), Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero. La de Tarija se terminó construyendo en Villa Fátima con fondos argentinos en 1974. La de Tucumán se inauguró recién en 1998, la Santiago del Estero en 2000 y finalmente la de Jujuy en 2004. La deuda histórica tardará en saldarse definitivamente 191 años.

20. La injusticia en la vida de Belgrano ante la ingratitud de sus contemporáneos no tendrá límites. Las posteriores derrotas en Vilcapugio y Ayohuma derivaron en un humillante sumario dispuesto por el gobierno central. Nunca pudieron atribuirle responsabilidades. Igualmente tuvo que partir al extranjero. Volverá para morir con pena. La gloria le llegará mucho tiempo después.

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