Espeluznante: el misterio del castillo medieval abandonado en Cañuelas
El pequeño castillo medieval está escondido a unos minutos de la Ciudad de Buenos Aires.
En el conurbano bonaerense, ya adentrándose a la parte más rural de la provincia, sorprende un castillo que poco tiene que ver con el paisaje. Es cerca de Cañuelas, pero no es la vieja fábrica que uno puede ver desde la ruta, sino otro un par de kilómetros antes, en la pequeña localidad de Alejandro Petión, sobre la ruta 205.
El pueblo es uno de esos típicos que crecen al costado del camino, con barrios e ingresos a estancias que no distan mucho de la calzada principal. A pesar de no estar sobre la autopista y hoy contar con menos tránsito que hace unos años, la localidad se mantiene viva y este castillo es uno de los motivos.
Por alguna razón que es difícil de explicar, los castillos con resabios medievales tuvieron cabida en la arquitectura argentina, principalmente en zonas rurales. Aunque anacrónicos y "fuera de lugar", estas construcciones que pueden imaginarse en zonas alpinas, en la campiña francesa o en la Selva Negra, asoman en las pampas argentinas y generan enorme curiosidad entre los que buscan conocer los rincones ocultos del país.
Ya sea el castillo Morisco de Tandil, el de Ernesto Torquinst al sudoeste de Buenos Aires o el Torreón del Monje en Mar del Plata, tienen un trasfondo por el cual se construyeron y un "por qué" de su estilo, aunque alguno pueda parecer más caprichoso. Estas obras "fuera de su tierra" tienen una historia detrás, como la aldea de Campanópolis en el Gran Buenos Aires, pero el castillo de Petión es un misterio.
Tristemente, el castillo no es un lugar de explotación turística, aunque sí hay quien se acerca para conocer el extraño edificio al cual se le perdió el rastro en la historia. Igualmente, vale aclarar que es una propiedad privada a la que no se puede acceder, aunque el edificio esté abandonado. Además, el estado edilicio invita a los más curiosos, pero debe primar la cautela ante todo y evitar accidentes.
Mirá el video del castillo
Actualmente, es propiedad de una familia vinculada al polo, deporte rey de la zona de Cañuelas. Antiguamente, era propiedad de la familia Aranda, hasta que alrededor de 1990 lo vendió para un emprendimiento gastronómico, aunque otras versiones cuentan que era la residencia de los dueños de Finaco, la fábrica láctea abandonada con estilo de castillo que se ve en la entrada de la ciudad.