Perdió a su hermano y decidió homenajearlo en el Valle de las lágrimas
Llegó hasta el lugar del accidente junto a un amigo que conoce cada detalle del Milagro de los Andes. Su experiencia en el corazón de la cordillera.
El viernes 13 de octubre de 1972, se estrelló un avión de la Fuerza Aérea uruguaya con 45 personas a bordo. La aventura, impactante y conmovedora en idénticas proporciones, se convirtió en una de las experiencias más buscadas por turistas nacionales y extranjeros que arriban a Mendoza para rendir su propio homenaje a más de 3.500 metros de altura. Sebastián Penna es uno de ellos.
Sebastián, Facundo Cejas y Nicolás Cravero, tienen algo en común. Todos son oriundos de Santa Fe y, a la vez, decidieron emprender una travesía que durará tres días y los llevará hasta el corazón de la Cordillera de los Andes. Sebastián y Facundo mantienen una relación de amistad desde hace años; Nicolás, es un ingeniero agrónomo que vive en Piamonte, un pequeño pueblo de Santa Fe. Con el alba, se unen al equipo de MDZ y al guía de la expedición, Hugo Chapa Asensio, en un viejo paraje de El Sosneado, ese distrito alejado, impactante y silencioso del sur mendocino.
Nadie decide cabalgar o caminar hasta el Valle de las Lágrimas sin albergar un motivo personal. Fanáticos de la historia que conmovió al mundo, amantes del trekking y la montaña, jóvenes emocionados con el film La sociedad de la nieve y almas rotas buscando sanar, confluyen en la alta montaña mendocina con el objetivo de visitar la zona del accidente. Algunos eligen contar abiertamente su historia y otros esconden sus emociones para soltarlas más adelante. También están los que transitan la travesía mientras la procesión va por dentro.
Sebastián Pena es una persona tranquila y agradable. Mira a los ojos cuando habla y siempre devuelve una sonrisa. También lleva una pena en el corazón. Desde el campamento El Barroso, accede a contar a MDZ su historia y el por qué de la decisión que lo llevó a emprender semejante aventura. "Me invitó a venir mi amigo Facundo. Estábamos leyendo el libro (La Sociedad de la nieve) y sentí que era una experiencia que necesitaba vivir. En agosto se cumplió un nuevo aniversario del fallecimiento de mi hermano en 2019. Me pareció que era una oportunidad para conectarme con la tragedia de los Andes y con las propias también", relata.
El foco del santafesino está puesto en el memorial que se erigió hace años para homenajear a los fallecidos en el accidente protagonizado por el avión de la Fuerza Aérea uruguaya. Siente que allí podrá hallar la tranquilidad que está buscando. "En cierta forma creo que es una manera de terminar un duelo. La muerte de mi hermano fue algo también trágico, entonces como que nunca pude, digamos, soltarlo".
Un rosario de coincidencias
Unas semanas antes de arribar a Mendoza para encontrarse con su amigo Facundo Cejas, Sebastián compró un rosario con el objetivo de depositarle en el memorial de los uruguayos. La historia, hasta ahí normal, se convirtió en un cúmulo de coincidencias. "Fui a un convento de monjes que hay en Santa Fe. Busqué un rosario sencillo para dejar como homenaje. Dos días después fui a trabajar y conocí a una mujer a la que se le había muerto el marido y hablando de esa situación se largó a llorar. Decidí regalarle el rosario que había comprado por mi hermano y me despedí".
Pasaron los días y el santafecino olvidó aquella situación. El domingo antes del viaje a Mendoza, Penna estaba ordenando su casa familiar cuando divisó un bolso en una repisa que no era de su propiedad. "Cuando fui a sacarlo se cayó un rosario igual al que había comprado, de madera y tiento negro. Ese es el que traje para dejar arriba y homenajear a mi hermano, la verdad es que lo tomé como una señal para hacer el viaje".
Facundo, el amigo que se conmovió con la historia uruguaya
Facundo Cejas es el encargado de que Sebastián Penna haya llegado hasta El Sosneado. De hecho, fue él quien le hizo la propuesta. También es un gran conocedor de la historia que atraviesa el Milagro de los Andes. "Un amigo me contó su experiencia con la historia y su viaje al Valle de las Lágrimas. El me recomendó el libro La Sociedad de la Nieve y a partir de esos disparadores me fasciné", relata el hombre.
Y agrega: "Después de leer el libro dos veces, y ver videos y conocer más sobre lo que ocurrió, me propuse subir al Valle de las Lágrimas, conocer donde ocurrió todo, pero especialmente rendir si se quiere un homenaje, a todos, a los que volvieron y especialmente a loa que no pudieron hacerlo".
Sobre su decisión de invitar a su amigo, Facundo explica que "con Seba tenemos una amistad cercana y sincera. Entendí que podría interesarle la historia, sumado a que tuvo episodios dolorosos en los últimos años y podría unirlos de alguna en esta gesta de sobreponerse a la adversidad, convivir con nuestra montaña y sobrepasar los momentos adversos".
Finalmente, la pareja de amigos llegó al Glaciar de las Lágrimas para rendir su homenaje a 3500 metros de altura. Ahora, el monumento a ese grupo de hombres y mujeres que protagonizaron una historia conmovedora en la Cordillera de los Andes, tiene dos rosarios más.