La dignidad de nombrar en el contexto del nacimiento y la esperanza de la Navidad

La Navidad es un tiempo de alegría, esperanza y renacimiento, un período en el que celebramos el nacimiento de Jesucristo, que simboliza la llegada de la luz y la redención al mundo. Sin embargo, también nos invita a reflexionar sobre la vida, especialmente en sus momentos más frágiles. Este contraste se vuelve aún más significativo con la reciente normativa emitida por el Registro Civil de la Ciudad de Buenos Aires, que permite a los progenitores nombrar a sus hijos que no nacen con vida. Este acto no solo se entrelaza con el espíritu navideño, sino que también representa un avance en el reconocimiento de la dignidad de cada vida, incluso la más efímera.
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Hasta ahora, las parejas que sufrían la pérdida de un embarazo enfrentaban la tristeza de ver a su hijo registrado como NN, con solo el apellido de la madre o el padre. Esta situación carecía de un marco legal que dignificara la existencia de estos pequeños, reflejando una ausencia de reconocimiento que afectaba profundamente a las familias. Sin embargo, la nueva disposición permitirá a las familias identificar a su hijo en el acta de defunción fetal, pudiendo incorporar el nombre que habían pensado. Esta normativa, que comenzará a regir con su publicación en el Boletín Oficial, presenta un alcance retroactivo para los últimos dos años, brindando a las familias la oportunidad de rectificar partidas de defunción e incluir la identidad que deseaban.
Este cambio legislativo no solo mejora el proceso administrativo, sino que también subraya un principio fundamental: la dignidad de cada vida, por breve que sea. Permitir que los padres nombren a sus hijos fallecidos es una afirmación de amor y reconocimiento hacia ellos. Al hacerlo, se les otorga un lugar en la historia familiar, convirtiendo el acto de nombrar en un símbolo poderoso de conexión, duelo y sanación.
En esta Navidad, mientras celebramos el nacimiento de un niño que trajo esperanza al mundo, también honramos la existencia de aquellos que se fueron, recordando que cada vida, sin importar su duración, tiene un valor intrínseco. Así, esta disposición se combina con el mensaje renovador de la Navidad: que la luz siempre puede brillar incluso en los momentos de oscuridad. Para las familias que han enfrentado la pérdida de un hijo, el reconocimiento del nombre ofrece un rayo de esperanza en medio del dolor. En esta época de festividad, celebremos no solo el renacer que la Navidad representa, sino también la memoria y el amor que persistirán en cada hogar.
Como presidente de la Democracia Cristiana de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, subrayo la importancia de este avance jurídico. La capacidad de nombrar a nuestros seres queridos es un acto de dignidad que debe ser reconocido y celebrado. Este fue un tema de mi tesina “Hacia la Dignidad del Nascitusus”y es una mensaje muy positivo desde Registro Civil de CABA. Guado la esperanza qee esto se replique en los Registros civiles de las distintas jurisdicciones.
Que esta Navidad inspire a todos a valorar cada vida y a ofrecer consuelo y apoyo a quienes han sufrido pérdidas. Que el amor, la paz y la esperanza florezcan en nuestros corazones y acciones hacia los demás.
¡Feliz Navidad! Que esta temporada esté llena de luz, amor y el reconocimiento del valor de cada vida.
* María Alejandra Muchart. Abogada. Magister. Presidente Partido Demócrata Cristiano- CABA.