En el dolor, acompañar, siempre
El dolor ante la perdida es irremediable, por ello el acompañamiento concreto de los profesionales y el Estado pueden hacer la diferencia en tan angustiante proceso.
Qué sucede cuando nos enfrentamos a un momento, a una noticia o un diagnóstico inesperado. Una situación que no estaba en nuestros planes y que nos patea el tablero en todas las dimensiones. Hace 10 años cuando comenzábamos con las políticas públicas de maternidad e infancia en el municipio de San Miguel, estuvimos muy cerca de situaciones difíciles e inesperadas, y vivimos la importancia del acompañamiento en estos momentos.
A partir de la experiencia concreta, y de la necesidad puntual de un enfoque humanizado, distinto desde el Estado, en el 2018 comenzamos a sistematizar acciones que apuntaran a sostener y acompañar los diagnósticos inesperados, las noticas dolorosas como la muerte intrauterina. Colocando siempre a la dignidad de la persona en el centro, comenzamos a transitar un camino difícil pero necesario para brindarle a la paciente y su familia, las mejores condiciones para que atraviese el duelo.

Esta semana, esa política pública se formalizó en el Concejo Deliberante de San Miguel y tras una votación unánime se aprobó la implementación del Protocolo del Colibrí que asegura a las familias un trato digno y respetuoso para la muerte perinatal, independientemente de la edad gestacional del bebé, ya que el dolor ante la pérdida de un hijo no distingue semanas de edad gestacional ni peso.
Algunos de los esenciales de este protocolo, denominado “Colibri” son los siguientes
- Brindar soporte emocional adecuado desde el momento del ingreso y durante el proceso de parto, reafirmando la existencia del nacido y la realidad de su fallecimiento, respetando la sensibilidad de este momento.
- Abordar de manera clara y empática las causas del fallecimiento y los procedimientos necesarios, proporcionando contención psicosocial activa y facilitando el acompañamiento de personal especializado en duelo perinatal, si la familia así lo requiere.
- Facilitar la realización de ritos y prácticas que la familia desee llevar a cabo en honor al recién nacido, respetando en todo momento sus creencias, valores y preferencias, y proporcionando un espacio adecuado para dichos ritos.
- Proveer la entrega del cuerpo al cuidado de la familia, si así lo solicita, para realizar una despedida en una cuna especialmente acondicionada por el personal de enfermería, permitiendo un espacio de despedida significativo y respetuoso.
- Informar a la familia sobre la necesidad de autorización para necropsia, en caso de ser necesaria para estudios específicos, asegurando que dicha autorización sea firmada únicamente si la familia está plenamente de acuerdo y comprende su propósito.
- Colocar un distintivo visible en la puerta de la sala de maternidad, para sensibilizar y alertar al equipo médico sobre la situación de duelo en curso, promoviendo un ambiente de respeto y apoyo.
- Entregar a la familia el Certificado de Defunción Fetal, en cumplimiento de la normativa vigente, para formalizar el fallecimiento y permitir el proceso de duelo, respetando su derecho a obtener dicho documento de manera expedita y sin demoras.
- Garantizar que, una vez completados los exámenes necesarios, el cuerpo del recién nacido permanezca en un lugar adecuado y acondicionado hasta el momento de la inhumación o cremación en el cementerio, conforme a las decisiones de la familia y asegurando el debido respeto al cuerpo.

En sentido directo con el espíritu de esta política pública, se modificó la normativa, autorizando al ejecutivo a eximir de la tasa del cementerio a los bebes fallecidos por muerte perinatal. Además, se dispuso un espacio especial en el cementerio de San Miguel así como también circuitos y articulaciones incluidas en el protocolo, para que todos los efectores intervinientes puedan no solamente agilizar y estar al servicio de esa familia sino que también sean parte de esa gran cadena de personas, profesionales y funcionarios que pensaron y acompañan ese momento doloroso con acciones concretas antes durante y después.
Se trata muchas veces acompañar el dolor con gestos amorosos, dispuestos a escuchar respetando los silencios; siendo facilitadores, estando al servicio, brindando los recursos disponibles haciendo lo necesario para que la despedida sea posible y el recuerdo del bebé en la familia permanezca siempre y pueda volar alto, como el Colibrí.

* Dr. Pablo de la Torre. Especialista en temas de infancia y maternidad vulnerable.

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