El crudo presente de los hospitales nacionales y el reclamo de sus trabajadores en la era de Milei
A un año de la asunción de Javier Milei a la presidencia, es aún incierto el futuro de los hospitales nacionales y los profesionales siguen reclamando una recomposición salarial
Javier Milei cumple un año como presidente de la Nación Argentina, habiendo efectuado algunas de las promesas que sostuvo en la campaña electoral. Entre ellas, el referente libertario se dispuso "bajar el gasto público", llevando a cabo el "ajuste más grande de la historia" -tal como el mismo mandatario lo expresó en junio pasado-, con el fin de conseguir una desaceleración de la inflación y un equilibrio fiscal. Pero, en el camino, esos recortes llegaron a los sectores más vulnerables, lejos de la "casta política" a la que, en principio, buscaba derrocar. La salud resultó ser uno de esos sectores del Estado más golpeados por la política de ajuste de gastos, con recortes en las pensiones para personas con discapacidad, recortes de medicamentos en el PAMI, y un conflicto desbordante con los hospitales nacionales por el cese de aumento de salarios y un futuro incierto en medio de las amenazas de cierre y privatización.
El conflicto entre el Gobierno y los hospitales nacionales comenzó a incrementarse en julio pasado, cuando los trabajadores del Hospital Nacional Profesor Alejandro Posadas destaparon el despido de 92 empleados, entre los cuales había profesionales, técnicos y administrativos. En septiembre, la disputa avanzó hacia el Hospital Nacional de Pediatría Garrahan, donde los mismos profesionales, bajo el amparo del gremio Asociación de Profesionales y Técnicos del Hospital Garrahan (APyT), decidieron tomar medidas de fuerza en reclamo por una recomposición salarial. Un mes más tarde, las diferencias trascendieron hasta el Hospital Nacional de Salud Mental Laura Bonaparte, cuando las autoridades denunciaron la amenaza por el cierre de la guardia y la sala de internaciones del nosocomio a pedido del Ministerio de Salud, a pesar de que, luego, la cartera a cargo de Mario Lugones se retractó respecto al cierre y sostuvo que se trataría de una medida en el marco de un "Plan de Reestructuración".
En ese contexto, los gremios de cada hospital, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), los profesionales y la comunidad en general realizaron reiteradas manifestaciones para visibilizar el estado de la salud pública a nivel nacional, la situación que atraviesan los profesionales a diario con sueldos por debajo de la canasta básica en CABA y la insistencia del Gobierno nacional con traspasar a los nosocomios nacionales a las provincias o, de no ser posible, privatizarlos.
Todo esto, con la premisa de que achicar gastos es fundamental para alcanzar el equilibrio fiscal, en tanto que, en el presupuesto 2024, Salud solo representó un 3,8% del gasto total, con una cifra de $2.591.982,2 millones de pesos. Aun así, fuentes del Ministerio de Salud sostienen que "las autoridades coinciden con los trabajadores en que los salarios no son los adecuados".
"Esto es producto en parte de la crisis del sector, y por aumentos desproporcionados de personal en los establecimientos. Los presupuestos se van actualizando por inflación, pero un aumento de personal redunda en achatamiento de las bases salariales. Parte del objetivo de las administraciones de los Hospitales es mejorar procesos, adquisiciones, licitaciones y adecuación de las estructuras jerárquicas. La orden del ministro Lugones es que el dinero producto de esa optimización del gasto, vaya al personal de salud", manifestaron desde el Ministerio, en diálogo con MDZ.
Ahora bien, la mayoría de los hospitales en el país son provinciales y/o municipales, aunque, por su parte, la Nación tiene doce bajo su administración. De ese total, cuatro nosocomios dependen totalmente de Nación, mientras que los demás son Servicios de Atención Médica Integral para la Comunidad (SAMIC). En el segundo caso, Nación debe afrontar hasta el 80% del presupuesto, en tanto que el resto queda a cargo de la jurisdicción en donde se ubica. Son solamente los hospitales Laura Bonaparte (Parque Patricios), Baldomero Sommer (General Rodríguez), Ramón Carrillo (Luján) y Posadas (Morón) son los que dependen cien por ciento de Nación.
De todos ellos, desde el Ministerio de Salud declaran que el "único único tiene un sentido nacional es el Garrahan, por su importancia y su reconocimiento en todo el país para la atención de patologías severas". Asimismo, profundizaron al respecto: "El Garrahan es el único que estrictamente atiende a pacientes de todo el país y en un porcentaje contundente".
A su vez, fuentes del Ministerio indicaron que la cartera de Salud "tiene el objetivo central de realizar un reordenamiento del sistema, lo que además significa un nuevo direccionamiento para la política de salud, cumpliendo con la Constitución Nacional que indica que la Argentina es un país federal con competencias determinadas tanto para la Nación como para las provincias". Enseguida, ahondaron respecto a la posible gestión privada de la administración de los hospitales, ante la negativa de las jurisdicciones donde se localizan los hospitales. "Son las provincias las responsables de realizar las políticas sanitarias en sus jurisdicciones. La función rectora del Ministerio fomenta la responsabilidad por parte de las carteras sanitarias provinciales de dar respuesta a las demandas de sus habitantes. El objetivo de la cartera es que las jurisdicciones se hagan cargo de estos hospitales", explicaron.
El debate se vuelve deshumano y frívolo cuando quiénes están en el poder solo piensan en los números que prometerían una “buena economía” -por ahora, para algunos- y no en la calidad de vida de los millones de argentinos, ni en el derecho al acceso a la salud, la educación y el trabajo. Es como si se olvidaran, no quisieran ver o no les importara, que del otro lado hay un ser humano esperando ser atendido, contenido y protegido. Porque no todos tienen la posibilidad de costear una prepaga, obra social o un turno con profesionales en una clínica de salud privada. Por eso existen los hospitales nacionales y los centros de salud públicos, para asegurar que todos los ciudadanos, sin importar su nivel económico ni su origen, puedan recibir atención de salud de calidad y, así, vivir en equidad.
La escalada del conflicto en el Hospital Laura Bonaparte
A dos meses del cruce entre el Ministerio de Salud y el Hospital de Salud Mental Laura Bonaparte, los profesionales sostienen que "persiste la intención del Ministerio de hacer cambios en el hospital que impliquen una reducción de los costos y cantidad de servicios que se ofrecen", tal como lo indicó Joaquín Caporale, psicólogo que se desempeña en el nosocomio.
El 4 de octubre pasado, los empleados recibieron el anuncio del cierre de ingresos a internación en el hospital por parte del director Christian Baldino. Al denunciar públicamente los cambios y trascender la noticia, el Ministerio de Salud emitió un comunicado indicando que se trataría de una medida que formaría parte del plan de "reestructuración" de la institución. "A nosotros nos llega por medio del director que el día lunes 7 de octubre cerraba el hospital. El 4 lo que anuncian oficialmente es el cierre de ingresos de internación y, por ende, la guardia porque es un recurso que utilizás en casos de riesgo", explicó Caporale.
En ese contexto, si bien hubo una rápida respuesta por parte de los gremios y los propios profesionales, primó un clima tenso, de desconsuelo e incertidumbre por saber qué ocurriría con sus puestos de trabajo en el futuro próximo. Asimismo, los pacientes, expacientes y familiares de las personas internadas no tardaron en expresar su preocupación respecto al hospital, que supo ser, y sigue siendo el sitio de contención y ayuda más accesible para millones de personas. "A los pacientes les produjo una gran preocupación saber si continuaban o no sus tratamientos y espacios de terapia. Uno pensaría que de ser llevado a cabo habrían estado garantizadas las derivaciones a otros efectores de salud: no es el caso. Más bien en ese contexto parecían quedar a la deriva de tratamiento", advirtió el psicólogo en diálogo con MDZ.
"Los trabajadores estamos, lamentablemente, en alerta constante de cuáles son los proyectos que quieren aplicar y en qué perjudica la atención a los pacientes", señaló el profesional de salud mental y agregó, respecto a las consecuencias de la precarización laboral que están sufriendo todos los empleados de los hospitales nacionales: "La precarización afecta en varios aspectos. A mi parecer el más complejo es el de no saber si quedás sin trabajo en unos meses. Todo el tiempo estar pensando si te quedás sin tu sueldo, sin poder brindarle atención a tus pacientes. Eso provoca que uno no pueda proyectarse en la institución y tampoco pensar una estrategia terapéutica a largo plazo, por lo que te limita a atender la demanda constante del presente. La incertidumbre genera angustia, ansiedad, menos soltura y respaldo para abordar a las problemáticas que se agravan en este contexto".
Desde hace años, se repite en varios ámbitos del Estado el reclamo por una recomposición salarial, pero en el último ciclo, que corresponde con el ajuste, Educación y Salud se vieron totalmente devastados. No obstante, la pérdida salarial no es el único eje que denuncian los profesionales, sino que existe una precarización laboral constante. “En nuestro caso, además de la pérdida salarial, es el contrato precarizado con el que cuentan las y los trabajadores: son contratos de 3 meses, donde te pueden rescindir de manera arbitraria tu contratación”, reveló Caporale.
“Si bien hay medidas de ajuste hace años en salud y educación, este gobierno tiene un ensañamiento particular. Hay de fondo una cuestión ideológica de que el ‘mercado’ puede controlar todo y ser eficiente en cada ámbito que aborda el Estado. Lo cual, para nosotros, que trabajamos en instituciones estatales, está por fuera de la realidad, ya que la mayoría de la población que recibimos no tiene obra social o la posibilidad de costearse el pago para obtener una prestación en salud. Por ende, si no tenés el recurso económico, que es lo que quiere obtener un privado para usufructuar ganancia, no podrías acceder a un tratamiento”, sentenció en oposición el repetido discurso del Gobierno centralizado en las reglas del mercado, sin importar las realidades de los más vulnerados.
El Hospital Laura Bonaparte sigue en lucha y sus trabajadores siguen exigiendo sus derechos. “Defender el hospital es defender la salud y el acceso a la misma por una porción de la población con padecimientos en salud mental y consumo problemático. Sin hospital, no hay abordaje ni atención en salud. Sin abordaje, las personas quedan a la deriva. Por eso debería ser a la inversa la cuestión: no hay que cerrar hospitales, hay que abrir muchos más para que se cumpla el acceso a la salud mental como propone la Ley Nacional de Salud Mental 26657”, concluyó Caporale.
Hospital Garrahan: del prestigio al abandono
Hace tan solo cinco días, un equipo multidisciplinario del Hospital Garrahan y del Posadas realizó un procedimiento inédito en el país y toda América Latina. “El Garrahan realizó con éxito un trasplante de hígado a un niño de dos años con un órgano proveniente de un donante pediátrico a corazón parado”, decía el comunicado compartido en las redes sociales. Si bien, se trata de un hito, logrado gracias a la continua formación de los profesionales, carece de reconocimiento por parte del Gobierno.
En ese marco, la Asociación de Profesionales y Técnicos (APyT) volvió a convocar a un paro en el hospital pediátrico, con el objetivo de visibilizar el trabajo que hacen los trabajadores a diario y el plan de lucha que se viene dando hace meses. La manifestación, que será la décima del año, tendrá lugar este martes a las 13 horas en la explanada del hospital.
“El trasplante de hígado representa realmente un hito, ya que muestra la capacidad que tiene el equipo de salud de afrontar problemas tan complejos como un paciente que requiere este tipo de intervenciones con equipos de salud con alta capacitación y un grado de especialización que debería estar reconocido en el salario”, expuso Paula Aulicino, bioquímica del Hospital Garrahan y una de las voceras del gremio.
“Queremos evitar que en el futuro este tipo de intervenciones no se puedan realizar por falta de alguno de los miembros del equipo de salud que tenga que buscar otros trabajos, no poder dedicarse a esto que es su especialidad que les llevó tantos años formar”, agregó la también Investigadora del CONICET.
El reclamo por los salarios es el mismo que en todos los hospitales nacionales. Asimismo, el gremio remarca que existe una gran diferencia entre estas instituciones de salud y las dependientes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo. “En el Hospital Garrahan tenemos, únicamente, régimenes de jornada completa o extendida de 40 a 42 horas, y algunas son de 36. Un profesional que recién comienza con una jornada de 42 horas está cobrando menos de un millón de pesos. Si comparamos con los sueldos de los hospitales del Gobierno de la Ciudad, esos cargos son de 32 horas y el sueldo es de $1.200.000”, evidenció Aulicino en diálogo con MDZ. Como consecuencia, desde hace cinco meses reclaman una recomposición salarial del cien por ciento para todos los empleados.
Ante la gradual amenaza sobre una posible privatización de los hospitales nacionales, o el traspaso a la gestión de las provincias, la profesional consideró: “Creemos que no solo depende de la financiación, de que existan suficientes fondos para estos, sino que, también, podría fragmentar el sistema de salud, que no todas las personas puedan acceder, que no sea de manera equitativa la atención como lo es al día de hoy. Actualmente, cualquier niño de cualquier lugar del país que presente una patología de alta complejidad, es derivado al Hospital Garrahan. No hace falta ninguna inmediación, ningún tipo de convenio entre provincia y Ciudad. Es directamente un centro de consulta y creemos que esto puede estar en riesgo”.