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La perfilación criminal: desentrañando la mente del delincuente

La perfilación criminal ayuda a los investigadores a enfocar sus recursos en sospechosos específicos y a diseñar estrategias de interrogatorio más efectivas.
El modus operandi describe las técnicas y estrategias que el delincuente emplea para ejecutar el crimen. Foto: MDZ
El modus operandi describe las técnicas y estrategias que el delincuente emplea para ejecutar el crimen. Foto: MDZ

La perfilación criminal, conocida también como criminal profiling, es una herramienta que ha captado la atención tanto en el ámbito académico como en el público general. Su capacidad para comprender las motivaciones y patrones de comportamiento de los delincuentes la convierte en un método esencial para resolver crímenes complejos. Pero, ¿en qué consiste realmente?

Qué es la perfilación criminal

La perfilación criminal es un método investigativo que busca inferir características psicológicas, demográficas y conductuales de un autor desconocido basándose en el análisis de la escena del crimen, el comportamiento delictivo y la victimología. Aunque no garantiza la identificación de un sospechoso, proporciona pistas valiosas que ayudan a orientar las investigaciones.

La perfilación criminal es un método investigativo que busca inferir características psicológicas.

El proceso de perfilación se lleva a cabo en cinco etapas principales

  • Análisis de la escena del crimen: los perfiladores examinan minuciosamente la disposición de los objetos, la ubicación de la víctima y cualquier evidencia física para determinar cómo se desarrolló el crimen. Observan aspectos como el nivel de organización de la escena, la presencia de signos de lucha y la manipulación del cuerpo, lo que puede indicar el grado de control ejercido por el agresor. Además, analizan si hubo intentos de limpiar la escena o alterar pruebas, lo que sugiere una planificación previa. Este análisis también permite deducir si el agresor actuó de manera impulsiva, dejándose llevar por sus emociones, o si siguió un plan meticuloso, lo que refleja un conocimiento detallado del entorno y una preparación cuidadosa. 
  • Estudio de la víctima: se analiza si la víctima fue elegida de manera premeditada o al azar, identificando las características que llevaron al delincuente a seleccionarla. Este estudio incluye aspectos como la edad, género, ocupación, rutina y vulnerabilidades que pudieron hacerla más atractiva para el agresor. A través de la victimología, se busca entender qué simboliza la víctima para el delincuente y cómo encaja en sus fantasías o motivaciones delictivas. Este análisis no solo revela posibles conexiones entre la víctima y el agresor, sino que también ayuda a predecir qué tipo de personas podrían estar en riesgo en el futuro.
  • Modus operandi y firma criminal: el modus operandi (MO) describe las técnicas y estrategias que el delincuente emplea para ejecutar el crimen, como la forma en que accede a la escena o cómo aborda a la víctima. Por otro lado, la firma criminal representa las motivaciones psicológicas del agresor, aquellas acciones que realiza no por necesidad, sino para satisfacer impulsos internos específicos. Mientras que el MO puede adaptarse y cambiar según las circunstancias, la firma criminal tiende a ser más constante y refleja el perfil psicológico profundo del delincuente.
  • Análisis comportamental: se examinan las acciones y decisiones tomadas por el delincuente antes, durante y después del crimen para entender su estado emocional y psicológico. Este análisis ayuda a determinar si el agresor actuó de manera racional y controlada o si sus comportamientos reflejan impulsividad, ira o desorganización mental. A través de esta interpretación, los investigadores pueden formular hipótesis sobre su personalidad, grado de violencia, e incluso su capacidad de adaptación social. Además, este análisis puede revelar si el delincuente tiene experiencia previa cometiendo delitos, si ha perfeccionado sus métodos o si presenta características asociadas a algún trastorno psicológico, lo cual es crucial para anticipar su comportamiento futuro y evaluar el riesgo de reincidencia.
  • Creación del perfil criminal: en esta etapa se sintetizan todos los hallazgos previos para construir un perfil detallado del agresor. Se establecen características como la edad aproximada, el género, el nivel educativo, el tipo de empleo y posibles antecedentes delictivos. También se analiza el entorno social del delincuente, sus hábitos, y motivaciones subyacentes, como venganzas personales o impulsos sádicos. Este perfil no se presenta como una identificación definitiva, sino como una hipótesis que orienta a los investigadores hacia posibles sospechosos, ayuda a optimizar los recursos de la investigación y facilita la planificación de estrategias de búsqueda e interrogatorio.
Se analiza si la víctima fue elegida de manera premeditada o al azar, identificando las características que llevaron al delincuente a seleccionarla.

Aplicaciones de la perfilación criminal

La perfilación criminal permite anticipar los posibles movimientos del delincuente y evaluar su nivel de peligrosidad. Buen ejemplo de ello es el caso del depredador de Castellón, Joaquin Ferrandiz, el asesino en serie que a fines de los años 90 acabó con la vida de cinco mujeres. Su caso estuvo marcado por la dificultad de vincular los crímenes, puesto que era un "asesino viajero", es decir, cazaba y mataba en localidades distintas a las que vivía. 

Este caso, al contrario de lo que sucedía en los años anteriores en EEUU donde los asesinos seriales más conocidos eran atrapados por descuidos o coincidencias, estuvo marcado por la primera aplicación del perfil geográfico en España, el cual acabó dando más forma al perfil criminológico con el que concretar su autoría. 

Evolución y futuro de la perfilación criminal

Desde su desarrollo inicial en la década de 1970 por el FBI, la perfilación criminal ha evolucionado considerablemente. Investigadores como John E. Douglas y Robert Ressler establecieron las bases a partir de entrevistas a asesinos seriales. Hoy en día, la inteligencia artificial (IA) y el análisis de grandes volúmenes de datos han modernizado la perfilación y la hicieron más objetiva y precisa.

Se analiza el entorno social del delincuente, sus hábitos, y motivaciones subyacentes.

La IA facilita el análisis de datos históricos para identificar patrones que antes pasaban desapercibidos. Plataformas como “HunchLab” utilizan algoritmos predictivos para anticipar dónde es más probable que ocurra un delito, basándose en el análisis de factores contextuales como ubicación y hora del día. Además, la IA permite elaborar perfiles lingüísticos precisos, como en el caso del "Unabomber", donde se usó el análisis del lenguaje para identificar a Ted Kaczynski.

El futuro de la perfilación criminal

El futuro de la perfilación criminal se dirige hacia la integración con otras ciencias forenses para crear un enfoque multidisciplinario que maximice la eficiencia de las investigaciones. 

La combinación de la IA con técnicas tradicionales permitirá desarrollar perfiles más precisos en menos tiempo, facilitando la intervención temprana y la prevención de delitos. Su evolución constante promete seguir desentrañando los misterios del comportamiento delictivo en el futuro.

Carolina Torres.

Carolina Torres. Criminóloga, Perito Judicial y Mediadora Penal. Universidad de Valencia España.

IG:@carolcriminologa

Eduardo Muñoz.

 

* Lic Eduardo Muñoz. Criminólogo y criminalista. Especialista en prevención del delito. Consultor de seguridad integral

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IG: @educriminologo