Más allá del precio: evalúa tu mentalidad de abundancia con 3 ejemplos prácticos
El desarrollo personal impulsa las habilidades personales, hábitos y forma de pensar adecuadas como medio para mejorar la calidad de vida, y contribuir a la realización de sueños y aspiraciones.
En el mundo de las finanzas personales y empresariales, y ligándolas en este artículo con el desarrollo personal y todo lo que desees construir, desde un emprendimiento hasta tomar un curso, comprar nueva tecnología y acceder a un nuevo nivel de vida, es fundamental entender la diferencia entre términos que a menudo se confunden.
Precio y valor, caro y costoso, gasto e inversión
Estas diferencias no son meramente semánticas; encierran filosofías y enfoques distintos sobre cómo gestionamos nuestros recursos. A su vez, están cargadas de significado emocional subconsciente, apartado de la mente donde se generan los
sentimientos que luego, con la mente consciente, ejecutaremos en la realidad con acciones y decisiones. Además, como el lenguaje interno y externo que utilizamos determina la realidad en la que vivimos, es muy probable que si no aplicas estas terminologías apropiadamente, puedas estar restringiendo en gran medida tu potencial de éxito y logros.
Para que puedas enfocarte en cómo expandir tu mentalidad a partir de un desarrollo de consciencia más elevado en lo relativo a la abundancia en cualquier aspecto de tu vida, incluyendo el dinero, aquí van estas distinciones:
Precio vs. valor
Empecemos con algo tan cotidiano como la diferencia entre precio y valor de cualquier cosa.
- Precio es la cantidad de dinero que pagas por un producto o servicio. Es un número fijo, visible en una etiqueta, presupuesto o factura.
- Valor, en cambio, representa la importancia, utilidad o beneficio que un individuo atribuye a ese producto o servicio. Es lo que el producto significa para ti.
Visto de otra manera: el precio es lo que pagas, el valor es lo que recibes como beneficio de eso que pagas. Mientras el precio es cuantitativo (una cifra concreta, es el “cuanto” has pagado), el valor es cualitativo (una experiencia, un resultado, una utilidad: es el “cómo” le das significado a eso que has pagado).
Un ejemplo práctico: un curso de liderazgo puede tener un precio de $ 499, aunque el valor percibido y recibido por un profesional que logra un ascenso gracias a las habilidades adquiridas en ese curso es significativamente mayor.
Caro vs. costoso
Otro clásico de las percepciones mentales distorsionadas, y que puede disminuir tu potencial de abundancia, es la diferencia entre caro y costoso.
Presta atención, porque es sutil aunque muy importante:
- Caro es un término relativo y subjetivo, que depende exclusivamente de la percepción individual del precio de algo. Está condicionado si tú tienes capacidad de pagarlo, o a la comparación con alternativas. Por ejemplo, “¿Caro, comparado con qué?”
- Costoso, por otro lado, sugiere un precio alto en términos absolutos, independientemente de la percepción personal. En este caso, algo puede ser costoso si lo ves a través de la lente de la imposibilidad de acceder a ello por cualquier motivo. Deja de ser solamente “caro”, y pasa a ser “costoso” porque quedó fuera de tu alcance.
Un aspecto que puedo añadir en costoso, es que proviene del “costo”, que “cuesta”; es decir, que hay que hacer un esfuerzo muy grande para conseguirlo: “Me cuesta mucho”, podrías decir. De allí que la mayoría de la gente sin demasiados recursos, si bien suele aspirar a lo costoso, le huye al mismo tiempo, y ni siquiera pueden plantearse visualizar el valor que podría encerrar proyectado a futuro.
Veamos este ejemplo: un reloj de lujo, de esas grandes marcas emblemáticas que todos conocemos, puede ser costoso por su precio elevado en el mercado, y no necesariamente caro para alguien con la capacidad financiera para adquirirlo sin dificultad.
Gasto vs. inversión
Finalmente, la diferencia entre gasto e inversión es crucial en la gestión financiera y el enfoque de mentalidad de abundancia.
- Un gasto implica -y se asocia emocionalmente- con una salida de dinero sin retorno futuro, que se consume rápidamente, o bien, algún tipo de rentabilidad para la persona. En la cultura iberoamericana se asocia “gasto” con derroche o con algo innecesario.
- Una inversión, sin embargo, implica un gasto que puede generar beneficios a corto, mediano o largo plazo. Por eso es que la inversión se relaciona también con el valor de las cosas proyectado en el tiempo.
Nuevamente, observemos esta idea como referencia: Comprar ropa para uso diario es un gasto, aunque debas hacerlo; mientras que invertir tus ahorros para multiplicarlos, o un curso de formación profesional que mejorará tu perfil profesional, se convierten en una inversión cuyos resultados los verás a futuro. Como has visto, la comprensión de las diferencias entre precio y valor, caro y costoso, y gasto e inversión son mucho más que una pura lección de semántica financiera.
El precio es un número, pero el valor es una experiencia; lo costoso puede ser relativo, pero lo caro es una percepción; y donde algunos ven un gasto, otros pueden ver una oportunidad de inversión. La clave está en desarrollar la habilidad para evaluar estas
diferencias en el contexto de nuestras propias vidas y metas.
Te invito a reflexionar sobre tus últimas decisiones
- ¿Estás gastando o invirtiendo?
- ¿Estás pagando un precio justo por el valor que recibes?
- ¿Estás comprando porque es costoso, o porque realmente vale la pena?
Estas preguntas pueden ser el principio de un camino hacia una gestión financiera más sabia y un futuro más próspero.
*Daniel Colombo, es facilitador y máster coach ejecutivo especializado en alta gerencia, profesionales y equipos.
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