Escándalo en Mar del Plata por la renuncia del obispo electo y una sombra que crece
Hubo dos renuncias en casi un mes; la primera por problemas de salud de José María Baliña, y la segunda motivada por "un proceso de discernimiento y oración" de Gustavo Larrazábal, acusado de abusos
Mar del Plata sigue sin obispo, tras una serie de renuncias que crearon un ambiente enrarecido en la comunidad religiosa, marcado por denuncias de las cuales se supo muy poco y se explicó mucho menos.
El exobispo, Gabriel Mestre, asumió en septiembre pasado como arzobispo de La Plata, y activó un proceso turbulento de sucesión donde se registraron dos renuncias en poco más de un mes de quienes habían sido designados para ocupar ese rol desde el Vaticano.
Las últimas novedades llegaron apenas tres días antes de lo que sería la asunción de Gustavo Larrazábal al frente de la Diócesis local, con una misa que reuniría a referentes de la comunidad religiosa, a nivel provincial y nacional, pero todo quedó desactivado de un momento para el otro.
El cura mendocino, nacido en 1962 en San José, departamento de Guaymallén, había sido señalado por una marplatense, según reveló un diario local, como perpetrador de distintos abusos de los cuales no dio detalles pero señaló que eran necesarios para impugnar su nuevo rol dentro de la Iglesia Católica. Ante esto, hubo una desmentida rápida de la comunidad religiosa y una ratificación del nombramiento.
Pero poco más tarde, la asunción se canceló y la sombra por esa denuncia creció todavía con más fuerza. Según supo MDZ, desde la Red de Sobrevivientes de Abusos Eclesiásticos de la Argentina no tienen datos sobre las acusaciones vertidas ni la denunciante se comunicó con ellos hasta el momento, pero creen que hay un "modus operandi similar" a casos de encubrimiento.
La organización considera que a los curas denunciados "se los premia con traslados, frenándolos como en este caso, o no haciendo nada por saber la verdad".
En tanto, el papa Francisco nombró este miércoles como "administrador apostólico" de la diócesis de Mar del Plata al obispo jesuita Ernesto Giobando tras la renuncia de Larrazábal, quien había sido nombrado obispo de Mar del Plata el 13 de diciembre de 2023 y todavía no había tomado posesión de la sede marplatense.
Así lo informó el Vaticano al señalar que Francisco "aceptó la renuncia" de Larrazábal como obispo de Mar del Plata y designó a Giobando, obispo auxiliar de Buenos Aires, como "administrador apostólico".
En tanto, Larrazábal tendrá un nuevo destino como auxiliar de San Juan de Cuyo, indicó la breve nota vaticana.
A su vez, la diócesis de Mar del Plata emitió en simultáneo dos comunicados para confirmar la aceptación de la renuncia y darle la bienvenida a Ernesto Giobando "para caminar juntos los desafíos apostólicos de toda la comunidad".
Larrazábal tenía previsto asumir el próximo sábado, tras haber sido designado el 13 de diciembre luego de que Francisco aceptara la renuncia de su antecesor José María Baliña, de 64 años, quien en principio celebró su designación pero luego también optó por una pronta renuncia antes de asumir alegando problemas de salud.
Larrazábal, quien seguirá su carrera como obispo auxiliar de la arquidiócesis de San Juan de Cuyo, fue el segundo nombre que desde el Vaticano se elegía para reemplazar a Gabriel Mestre, que dejó la diócesis de Mar del Plata para convertirse en el nuevo arzobispo de La Plata.
En su despedida a la comunidad marplatense, el obispo Larrazábal escribió una carta abierta para compartir que "luego de un proceso de discernimiento y oración realizado muy a conciencia", había "llegado a la conclusión de que no es oportuno asumir el gobierno pastoral de la diócesis de Mar del Plata" sin mayores detalles.
La sombra de una denuncia
Después de que el papa Francisco nombrara a Larrazábal como obispo, la Iglesia Católica salió a respaldarlo el 9 de enero pasado en una carta en la que deslegitimó denuncias de abuso al sostener que "se lamentan los rumores que circulan y no tienen fundamento".
El Diario La Capital de Mar del Plata había recogido, en ese entonces, una serie de denuncias en su contra por los supuestos delitos de acoso y abuso de poder, registrados entre 2007 y 2013, pero que se reflotaron y salieron a la luz tras la designación.
Allí expresaron que una marplatense, de 56 años, expuso una serie de denuncias que ocurrieron en Buenos Aires entre 2007 y 2013, lo que motivaron su traslado nuevamente a Mendoza, donde estuvo un tiempo hasta recaer en San Juan.
El medio citado expresó que las denuncias incluyen actos de “abuso de poder y anteriormente acoso” en el mencionado período, pero “con mayor intensidad entre 2008 y 2009”.
No obstante, las denuncias fueron realizadas ante la congregación religiosa y se desconoce si salieron de esa órbita, o qué tipo de tratamiento o continuidad se les pudo dar.
El duro mensaje de la Red de Sobrevivientes de Abusos Eclesiásticos
Bajo el título "¿Solo un papelón vaticano o una vertiginosa muestra del accionar sistemático de la Iglesia?", la Red de Sobrevivientes de Abusos Eclesiásticos de la Argentina sentó posición sobre el caso Larrazábal.
Luego de hacer un raconto del caso detallado en esta nota, objetaron que "ante las denuncias lo trasladaron a Mendoza y así empezaba a mostrarse el accionar perverso y ridículo de 'abuso-traslado-premio'".
En sintonía, el comunicado siguió con una serie de preguntas retóricas, "¿quién se animaría denunciar públicamente a alguien con tanto apoyo por parte de una institución con un inmenso poder, que lo premió con un traslado a Mendoza, un obispado auxiliar en San Juan, y el obispado de Mar del Plata, y que ante la reacción comunitaria le ratificó su confianza?".
"¿No es un tercer premio permitirle retomar sus antiguas funciones", contrastaron en la misiva que también expone "internas" en el seno de la Iglesia, que culminaron con esta decisión sorpresiva de las últimas horas.