El arte de no disfrutar lo simple: las vacaciones

Con el correr de los años me di cuenta que se ha convertido en un arte, hacer de los momentos cotidianos, esos que simplemente suceden, en momentos para cuestionar, para pedirles más. Ya sea por la comparación con el pasado o por la expectativa futura para que sea mejor. Subir la vara, en las vacaciones, se encuentran esos mejores momentos para pensar y planificar.

Momentos donde se supone debemos estar libres de preocupaciones o al menos bajar la intensidad, pero la pregunta que inunda casi todos los días es ¿cuál es el plan?, ¿hacia donde vamos,  que hacemos? Y cada momento es solo un peldaño para hacer otra cosa. Me pregunto, ¿está mal?. Porque inexorablemente el ser humano busca satisfacer sus necesidades, las propias y las impuestas, o al menos intentarlo.

Tenemos momentos hermosos en vacaciones, podemos parar y ver algunas pequeñeces que en la diaria se nos escapan.  Conocemos otras versiones de nosotros mismos y de los otros que nos rodean. Se puede acordar negociar y discutir pero lo más importante, lo valioso después de todo es darnos la oportunidad de ver cómo nos conectamos, como ellos pueden acercarse, que les gusta, que les duele, que es lo que disfrutan más.

Nada fácil, por cierto, porque caemos en la trampa de conformar a todo el mundo, algo que indiscutiblemente es imposible. No todos queremos lo mismo y mucho menos al mismo tiempo. Vacaciones, un recorte de la vida, donde cambia el contexto, pero no los sentires, caracteres y maneras de vincularnos. 

Es una linda aventura donde la propuesta es no privarnos de nada

• Tener esa conversación difícil de afrontar.
• Mirarnos y decirnos lo que resulta obvio.
• Jugar a lo que sea solo por jugar.
• Mirar más allá de lo superficial.
• Proyectar.
• Hablar de sueños.
• Pensar en deseos.
• Pedir perdón.
• Renegociar.

Tantas cosas que pasan en el devenir de unas simples vacaciones. Somos lo que somos. Nos invade la historia, el temperamento , las necesidades, pero esta bueno que nos miremos y nos invada la gratitud. Agradecer que nos tenemos, que hacemos, que podemos. Algunos tendremos el desafío de pensar más en uno y otros el de mirar un poco a los demás.

Perolo seguro es, que siempre vale la pena vacacionar.

* Lic. Erica Miretti, psicóloga. Neuropsicoeducadora. Docente.

Instagram @ericamiretti