La sociedad de la nieve

La sociedad de la nieve: la historia detrás de la escena más emotiva del milagro de los Andes

Gustavo Zerbino es uno de los sobrevivientes. Protagonizó una de las escenas más conmovedoras de "La sociedad de la nieve" al negarse a subir al helicóptero por una razón que emociona.

Andrea Ginestar
Andrea Ginestar jueves, 11 de enero de 2024 · 12:00 hs
La sociedad de la nieve: la historia detrás de la escena más emotiva del milagro de los Andes
La escena recreada en "La sociedad de la nieve". Foto: Netflix

El 13 de octubre de 1972, un avión de la Fuerza Área de Uruguay que transportaba a un grupo de jugadores de rugby, se estrelló en la Cordillera de los Andes. A partir de ese día, nada fue igual en la vida de los sobrevivientes y de las familias de las víctimas que perdieron la vida en la montaña. El relato de los protagonistas permitió recrear de una forma precisa lo sucedido durante esos 72 días en los que la muerte se hacía presente para recordar que la vida era lo más valioso que tenían.

El estreno mundial de la película "La sociedad de la nieve" en la plataforma de streaming Netflix provocó furor en millones de personas que conocían la historia del milagro de los Andes, pero también, miles de espectadores pudieron ver por primera vez una historia de amistad y empatía.  

Gustavo Zerbino es uno de los sobrevivientes y protagonizó una de las escenas más emotivas del "milagro de los Andes", cuando decidió recolectar las pertenencias de aquellos amigos que perdieron la vida tras el impacto del avión para darle ese testimonio a sus familiares. Ese gesto cobró un valor enorme con el paso del tiempo. Él fue rescatado, pero llevó el testimonio de las 29 víctimas. "Cuando nos rescataron subieron con nosotros los 29 que estaban presentes en cada uno de los recuerdos de la valija. Fueron las víctimas que volvieron a casa...", manifestó.

En primera persona

Zerbino comienza su relato de manera efusiva. En las últimas semanas su vida tranquila y familiar tuvo un vuelco inesperado debido al estreno de la película. El furor que causó la historia de estos jóvenes que lucharon por sobrevivir en las condiciones inhóspitas de la montaña "solo puede explicarse desde lo cultural", reflexionó Gustavo. Y agregó: "La película está basada en el libro escrito por Pablo Vierci, un uruguayo que nos conoce mucho... habla de la cultura nuestra, de las emociones y los sentimientos que vivimos en este lugar del mundo donde la solidaridad, la gauchada al vecino de al lado y los valores de amistad surgen espontáneamente y más si son tus amigos".

La palabra y el significado de la amistad atraviesa esta historia recreada en la película, por esa razón, la frase "no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos" se materializó en cada fragmento de su relato. 

Gustavo Zerbino y un presente de felicidad junto a sus nietos

"Luego de la primera expedición que hicimos, al otro día que se suspendió la búsqueda, me levanté a las seis de la mañana y me puse a mirar el avión. Numa Turcatti me preguntó qué estaba pensando y le dije que no me iba a quedar ahí para transformarme en un cadáver cinco meses después cuando vinieran a buscar los restos del avión como dijo la radio", expresó Zerbino.

Junto a Numa Turcatti decidieron emprender una expedición para ver si del otro lado de la montaña estaba Curicó, sin embargo, al momento de salir no estaban lo suficientemente preparados para afrontar las dificultades que presentaba esa montaña hostil. "Fue horrible porque fue una reacción impulsiva, no teníamos ropa, usábamos zapatos de cuero, con suela de cuero, medias de nylon, de tela...salimos y nos agarró la noche.  Dormimos a la intemperie, no nos congelamos porque nos golpeamos toda la noche y fue una cosa muy fuerte", contó. "Perdimos doce kilos y volví ciego pero, a la mañana siguiente, cuando finalmente llegamos a la cima y vimos donde estábamos hicimos un pacto de no contarle nada a nadie para que no se depriman", agregó.

Al emprender el regreso, encontraron la hélice que permanecía clavada en la nieve junto a otros restos del avión y algunos asientos. "Cuando los dimos vuelta, había cuatro amigos muertos y dos de la fuerza aérea. Sentí una voz interior que me dijo que nunca nadie más en la vida iba a subir hasta ese lugar y ahí me autoimpuse la misión de llevar a las familias algún recuerdo de los muertos en la montaña", dijo visiblemente emocionado ante el recuerdo de un momento clave en su historia de supervivencia.

"Empecé a juntar algunas pertenencias, había una cruz que tenía en el pecho uno de los chicos, una medalla, el reloj, los documentos y cuando bajé, los puse en un bolso. Al volver de la expedición hice lo mismo con los cuerpos que descansaban cerca del fuselaje. Eso me mantenía con ilusión y esperanza. Poder cumplir esa misión me sacaba del sufrimiento de la montaña y me hacía un puente a ese regreso que anhelaba", agregó.

El momento del rescate

El rescate de los sobrevivientes se produjo el 22 de diciembre de 1972, tras pasar 72 días en las condiciones más extremas. En la película se recrea ese momento con una de las escenas más emotivas protagonizada por Zerbino, quien se niega a subir al helicóptero sin los recuerdos de quienes perdieron la vida en el accidente.

"Cuando llegaron los helicópteros a rescatarnos, eran máquinas que no estaban preparadas para la altura. No subían bien, vinieron a buscar a 14 personas y se llevaron solamente tres en cada helicóptero porque vieron que no tenían potencia suficiente. Al otro día volvieron a buscar a los ocho que quedábamos y yo venía con el bolso pero cuando estaba por subir me dijeron que lo dejara, me negué y me senté arriba...les hice una seña con el dedo para arriba que significaba que no me iba a ir sin las pertenencias de mis amigos", explicó. 

"Decidieron bajar a uno de los militares del helicóptero para que yo subiera con el bolso. Siempre pensé que se bajó a una persona pero se subieron 29 que estaban presentes en cada uno de los recuerdos que estaban en la valija. Fueron las víctimas que volvieron a casa...", manifestó.

Cada víctima, un recuerdo

Fueron momentos muy duros y fuertes los que tuvieron que atravesar pero si bien hubo múltiples dificultades, ninguno de los protagonistas habla de tragedia sino de un milagro que fue posible gracias a la comunidad que formaron en las alturas y que al día de hoy perdura.

"Durante un mes fui casa por casa a llevarle a cada madre, a cada hermano e hijo un recuerdo. Pude contarles cómo fueron los días en la montaña y cómo murieron. Mi madre me acompañaba y tuve el coraje de enfrentarme a eso porque lo había prometido. Gracias a eso muchos pudieron hacer su duelo ya que traje cosas muy significativas, entre ellas, una carta que escribió Gustavo Nicolich a su novia Rosina y a su madre Raquela que aún vive, es la única madre que vive. En esa carta la dice: 'Desde lo más profundo de nuestro ser le pedíamos a Dios que este día no llegara pero ha llegado y tenemos que aceptarlo con valor y fe. Hoy empezamos a comer carne humana. Si llega el día en que yo pueda ayudar a mis amigos con mi cuerpo lo haría con mucha alegría'", contó Zerbino y agregó: "De esa forma él estaba demostrándole a su familia el pacto de amor que hicimos, al otro día Gustavo murió". 

Zerbino regresó muchas veces al lugar del accidente

"Entre los objetos que recolecté había uno muy simbólico, una cruz chata muy grande que debido al impacto del avión perdió un brazo. Yo decía que esa cruz era como nosotros, a pesar de que le faltaba un brazo seguía siendo una cruz...a pesar de todo lo que vivimos y sufrimos seguíamos siendo seres humanos agradecidos a la vida. Simbólicamente representaba la resiliencia de que, con un brazo menos, la cruz seguía erguida", dijo.

"Construimos una sociedad solidaria, donde los bienes pertenecían a la comunidad éramos todos parte de ese equipo que podíamos fallar, porque cada uno fue la mejor versión de sí mismo", reflexionó y agregó: "Todos los años jugamos La Copa de la Amistad como homenaje a nuestros amigos que murieron en la montaña. No nos olvidamos nunca, hacemos cosas con alegría, no con tristeza y dolor ya que la vida es para celebrarla, hay que vivirla con alegría y ser feliz".

La familia de Gustavo Zerbino 

La película 

Los relatos de los protagonistas fueron plasmados en el libro "La sociedad de la nieve" de Pablo Vierci que fue adaptado por aclamado director de cine Juan Antonio Bayona en la producción de Netflix que fue estrenada días atrás.

Una carta de Juan Antonio Bayona en la que el director de cine le contaba su fascinación por la historia del Milagro de los Andes al autor del libro, fue el puntapié inicial para la realización de la película. Fueron muchas idas y vueltas, contacto con los sobrevivientes y hasta entrevistas extensas que el director realizó con el objetivo de conocer en profundidad esa "sociedad de la nieve" que logró el milagro.

Al ser consultado sobre la relación que tuvieron con el director de la película, Zerbino destacó: "Bayona tuvo la grandeza de que cada actor que nos representaba fuera a las casas de los sobrevivientes para conocer sus hijos, su familia, almorzar, preguntar. Lo primero que le dije a Tomás Wolf, el actor que me personificó, fue no te preocupes por mí cuando hagas una película hacé lo que te salga. De la mejor manera que te salga para mí está bien".

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