Una pregunta incómoda en 1986 que aún necesita respuesta
Hace casi 4 décadas le hice una pregunta a mis padres. Ellos y tanta gente más la fueron respondiendo a lo largo de mi vida. Pero todavía no hay respuesta con consecuencias reales.
Han pasado casi 40 años desde que le pregunté a mis padres cómo se hacía para que haya menos robos en la Argentina. Era un infante que no entendía la complejidad de un entramado social mezclado con tejidos políticos y económicos. Sin embargo, a fin de cuentas, era un ciudadano de 8 años que se inquietaba por los robos que veía y se enteraba a través de los diarios y la tele. Fui creciendo. Esa misma pregunta no cambió, cambiaron mis interrogados y mi modo de comprender las diferentes respuestas. Familiares, amigos, conocidos, políticos, especialistas, economistas, periodistas: ¿cómo hacemos para que haya menos robos? Casi 40 años haciendo la misma pregunta.
En las respuestas más profundas que me dieron, lejanas de arengas ilusorias, casi siempre hubo un factor común: "Es un tema complejo, hay que abordarlo de diferentes lados y se necesita tiempo. Combatir y reducir la criminalidad no es una cuestión de 2 o 3 años, se necesitan muchos años para cambiar". Más o menos exacto, las respuestas que obtuve siempre fueron de ese tipo; algunas respuestas incluyeron cierto contenido accionable para "reducir robos o crímenes cometidos en robos". Básicamente yo quería (y quiero) vivir en una ciudad y un país más seguro, donde mi vida no tenga el mismo precio que un celular o unas zapatillas. Me imagino que las respuestas que recibí a más de uno le son familiares: ¿O acaso a vos te dijeron que -a no ser que haya tratado livianamente y de modo extremo el tema- esto se resuelve de un día para el otro?
Y acá llego al corazón de mi artículo: ya tengo 45 años. Puedo declarar como testigo competente. No esperé 1 o 2 años, no esperé 4 o 5 años, tampoco 10 o 12 años. Aquella primera pregunta fue formulada en 1986: ¿Cómo hacemos para que haya menos robos?. Y han pasado casi 40 años. Y el miedo a la inseguridad sigue... o aún peor, es más grande, ahora roban más y matan más. Sensación o no sensación, la inseguridad es un miedo que veo que ha crecido. No me la contaron. En los últimos 35 años me pararon en la calle varias veces: armados con cuchillo, cerrando el camino o gritando de lejos. Me apuntaron con pistolas, fusiles FAL, y hasta con un revólver de juguete. Todos "intentos de robo". Juro que no es sensación: es dato. No lo leí en las noticias. Y no me pasó a mi solo: le pasó a mis amigos; no es sensación: es dato. Le paso a los muertos que estamos contando de a uno en uno cada vez más seguido; los que llegan a nuestros diarios y los que son llorados de manera anónima porque no hubo allí un periodista para levantar la noticia.
Y vuelvo a la respuesta que recibo desde hace décadas: "es un tema complejo, no se resuelve de un día para el otro". ¡40 años pasaron! ¡40 años! No soy doctor en derecho penal, no soy un estadista ni un experto en materia de seguridad, pero tengo sentido común y sé algo de planificación. Una de las mejores frases que escuché en mi vida fue: "El ser humano sobreestima lo que puede hacer en un año y subestima lo que se puede hacer en diez años". Y vaya que aplicado a esta situación cuaja de modo perfecto. Desde aquel niño que fui hasta el adulto en el que me convertí, lejos de encontrar certidumbre en la respuesta a mi pregunta, encuentro aún más preguntas para hacer. Habrá algunas cuestiones puntuales que se han subsanado o mejorado pero nada me indica que la situación haya cambiado. Y seguramente en los 1980s la situación estaba mejor que ahora, pero si un niño de 8 años hacía la pregunta, es claro que no todo estaba bien. Y hemos tenido 40 años para dar respuestas. Y si vuelvo a hacer la pregunta ahora, algún político improvisado o un defensor de la nada misma probablemente me diga: "Podría estar peor o no está todo tan mal"... y así vamos a perder otros 40 años más de no cambiar.
No sé a quién le llega este artículo y en dónde quedarán estas palabras. Mi único deseo es que en el año 2063, cuando mi hijo encuentre este texto en los buscadores de la web, vea que hubo una respuesta positiva a la pregunta que me hizo ayer -sin saber que yo la había formulado hace casi 40 años-: "Papá, estaba caminando y me encerró un chico para pedirme plata y me pidió el celular. Por suerte salí corriendo. ¿Cómo se hace para que esto deje de pasar?". Sé que soy parte de esa respuesta también. Lo tengo tan claro como que los principales responsables son los políticos que -elegidos democráticamente- han hecho poco y nada para que nuestro país sea un lugar donde podamos caminar como ciudadanos libres sin miedo a la inseguridad.
En esta etapa de elecciones, realmente quiero saber cuál es el plan a largo plazo de los responsables de delinear las leyes que nos permitan vivir en un lugar más seguro. Quiero dar un crédito de otros 20 o 30 años para que esto cambie de verdad. No por mí, porque ya voy a estar viejo y quizás ni salga de casa; pero al menos por mis hijos, por mis nietos y por este bendito país. Nunca es tarde para empezar.

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