Benching: ¿qué es y cómo saber si lo estás sufriendo?
El benching es un término acuñado de “to bench”, y hace referencia a algo así como “estar en el banquillo” o ser el plan B de alguien, cuyo interés verdadero es por su plan A. Cómo detectar si sos “la reserva” de otra persona.
“Ghosting”, “breadcrumbing” y ahora, “benching”, son todos términos que nacen de las nuevas formas de establecer vínculos y en el que las redes sociales y las aplicaciones de citas mucho tienen que ver gracias a haber aumentado la interacción entre las personas.
Es sabido que el “ghosting” consiste en desaparecer de manera inesperada y sin dar ninguna explicación. Viene de la expresión “ghost”o "fantasma", debido a que de repente una persona con la cual se tenía comunicación fluida bloquea a la otra para impedir ser contactado.
Pero hay variantes como el “ orbiting”, que se produce cuando esa persona sigue “orbitando” en tus redes sociales e interactúa de vez en cuando desde la distancia o el “zombing”, que es cuando alguien que hizo “ghosting” “reaparece de entre los muertos”.
En ese marco, uno de los nuevos términos que aparecieron es el “benching”. ¿Qué es? Sería algo así como “dejar en el banquillo” a alguien o tenerlo como un “Plan B”, en el caso de que el “Plan A”, la persona en la que se tiene verdadero interés, le falle. Una variante aunque con una interacción aún más baja es el “breadcumbing”, que literalmente significa “dar migajas” de atención a la otra persona.
Señales del “benching”
Aunque hay quienes lo vincula con una forma de abuso emocional, otros lo atribuyen a las nuevas tecnologías que permiten mantener el contacto con varias personas con poco esfuerzo. Algunas señales del “benching” son que la otra persona muestra interés en tener encuentros con otra pero no termina de concretar porque nunca tiene disponibilidad. O que luego de tener contacto muy estrecho, luego, sin motivo aparente, empezar a mostrarse distante y frío. Otra indicio es que no haya personas en su entorno que conozcan de tu existencia.
La psicóloga Lucrecia Medina(MP: 12777) analizó este tipo de actitudes y reflexionó al respecto: “Construir vínculos afectivos siempre ha sido complejo. Uno se encuentra con otra persona que es distinta, que tiene otra historia, otras costumbres y en ese encuentro vamos negociando. Eso siempre es y será igual de desafiante. Sí es cierto que en esta época me parece que nos hemos polarizado. Hasta hace algunos años, la única forma de amor romántico era heterosexual, monogámico y eterno; donde las personas deberían llegar al casamiento antes de los 30 años, preferentemente, o las bodas muchas veces era arreglada por los padres y a muy temprana edad. Eran épocas en el que el divorcio en Argentina no era legal.”, recordó la profesional quien brinda consejos a través de su Instagram @lucre.psico.
“Estábamos en ese polo con esos mandatos con modalidades de vincularnos bastante opresivas. Pero hoy en día, existen otros elementos culturales que nos han permitido replantearnos estos modos y hacer cambios no sólo en términos legales sino también en términos culturales. Estos cambios están asentados principalmente en la libertad de elección, en la posibilidad de separarme, en el consentimiento y en el amor libre en términos de que amar no significa poseer. Es decir, mi pareja no me pertenece sino que eventualmente en algún momento de la vida decidimos acompañarnos. Y sí como decidimos acompañarnos, también podemos decidir separarnos. Esos cambios culturales vienen de la mano de los movimientos feministas, que han planteado como una revisión de estos conceptos en pos de mayor igualdad para la humanidad y mayores libertades”, señaló Medina.
Consumir vínculos en vez de construirlos
Ahora bien, en otro polo opuesto a aquel compromiso casi opresivo, la psicóloga enfatiza que hoy se tiene “la libertad de hacer lo que quiero, pero no se tiene en cuenta al otro”. “No se es consciente del impacto de los actos, de lo que digo o hago a esa otra persona con la que me estoy vinculando. Más bien es como si se tratáramos de vincularnos con productos en una góndola. Entonces tenemos catálogos donde decimos ´Es lindo o feo´, ¨Me gusta o no me gusta´. Y puede ser que eso sea un terreno fértil para que nos acostumbremos a consumir vínculos en lugar de construir vínculos”, analizó.
La psicóloga enfatizó en la importancia de construir paradigmas que tengan ambas experiencias integradas: la perspectiva de la libertad de elección y la responsabilidad afectiva. “Debe haber un compromiso, no como un deber ser, sino con un modo de estar con el otro, de tener en cuenta a la otra persona. Es allí donde aparece el concepto de responsabilidad afectiva: el hacerme responsable de que mis muestras de afecto, mis conductas, y mis palabras tienen un impacto en la otra persona”, graficó.
Construir relaciones éticas
Medina conceptualizó el “benching”, como “aquellas actitudes o conductas donde tengo a una persona en el banquillo o en un segundo puesto”. “Cada tanto doy algunas señales de que podría existir algún vínculo más profundo, sin embargo, por momentos me desaparezco o mi contacto tiende a ser más bien superficial. En él hay una intención de manipular a la otra persona para que esté ahí, disponible o cerca, para cuando yo quiera acercarme sin profundizar demasiado”.
Y explicó: “Blanquear y comunicar que yo no quiero una relación comprometida y solo quiero mantener relaciones sexuales, no es algo irresponsable en sí mismo, porque estoy siendo honesta u honesto con lo que siento y con lo que quiero. A la otra persona le tocará ser honesta consigo misma y analizar si eso es algo que quiere y necesita, si la perjudica o no, y decir si está de acuerdo con esta propuesta”.
“Lo no ético es comunicar algo verbalmente pero luego mantener prácticas de confusión, que van en una dirección contraria a lo que se pactó. O prácticas de manipulación como estas de ´te tengo ahí, como una segunda opción permanente´; o prácticas de extorsión, de querer ejercer poder, de no ser honestos, de no comunicar, de no hacerme cargo de lo que quiero. Esas son las que suelen denominase como ´tóxicas´o ´poco saludables´ para el vínculo. Cuando doy señales contradictorias que ponen a la otra persona en un estado de confusión y de vulnerabilidad”, enfatizó la profesional.
“Yo estimo que las futuras generaciones tendrán la capacidad de poder integrar esas experiencias. No creo que las plataformas nos lleven a desvincularnos por completo. Sí es cierto que en el sistema político, económico y social, se tiende al individualismo. Es un modelo de sociedad que tiende a la falta de ética por el otro, no solo en las relaciones vinculares, sino en todos los términos. El de al lado no me interesa, no me importa y solo pienso en mí. Y las plataformas son partes de ese modelo de sociedad que promueve vincularnos desde ese lugar donde yo solo pienso en mí y el otro pasa a ser un vehículo para cubrir mi deseo o mis necesidades”, reflexionó.
“El horizonte más bien podría ser construir relaciones éticas. Es un concepto interesante porque nos da a nosotros la posibilidad de construir el vínculo para que sea con mayor bienestar para la otra persona y para mí”, analizó la psicóloga.
“Yo estoy esperanzada respecto de los cambios que se han venido sucediendo y creo que podemos llegar a un horizonte de construcción social, con un modelo donde los vínculos éticos y sanos nos permitan compartir y disfrutar la vida desde un lugar en comunidad o de acompañamiento, que es una de las cosas más básicas que el ser humano necesita y disfruta”, concluyó.