Fernando Botero y su apego por Buenos Aires
El famoso artista sudamericano falleció en Mónaco a los 91 años de edad.
Nacido en Antioquía (Medellín), en un hogar muy humilde, Botero quedó huérfano de padre cuando tenía 4 años. Un tío lo anota, a los 14, en una escuela de toreros pero Fernando se dedica a dibujar las escenas taurinas. Ya a los 16 publican sus ilustraciones en un diario de Medellín. Y cuando apenas cuenta con 19 años realiza su primera exposición en Bogotá. Con el dinero de un segundo premio en un concurso de pintura viaja a Europa.
En Madrid pasa un año copiando a los grandes maestros en el Museo del Prado. Viaja también a París. Y en Florencia se deslumbra con los renacentistas, que marcarán definitivamente su personalidad. Su apego al arte europeo lo llevó a vivir en París, Pietrasanta (en la Toscana) y Mónaco. También residió en New York.
Sin embargo, siempre conservó una estrecha y nostálgica relación con su país que puede entreverse en la mayor parte de sus obras y al que donó cerca de 300 que pueden admirarse en Museos de Bogotá y Medellín. Buenos Aires tuvo la oportunidad de conocer sus trabajos en profundidad, desde hace tres décadas.
En 1994 el Museo Nacional de Bellas Artes presentó una importante exposición de sus pinturas y esculturas en una muestra curada por Teresa Anchorena. En aquel año el artista nos visitó y donó a la ciudad el “Torso Masculino” un bronce de 3,5 metros de altura que luce en el Parque Thays cercano a la Facultad de Abogacía.
Generoso, como decíamos, Botero donó obras monumentales a Singapur, Santiago de Chile, Madrid, Barcelona, Lisboa y Londres entre otras ciudades donde expuso. En general se trata de esculturas en bronce, de las que el artista editaba 5 ejemplares (numeradas del uno al tres y dos pruebas de artista).
También en Arteba, se vieron sus obras desde la década del noventa. Primero traídas por la galería Marlborough que por un tiempo lo representó en exclusividad y luego por otras galerías. En 2017 Maman mostró “El hombre que camina”, un bronce de gran tamaño que retoma un tema que ya Rodin y Giacometti habían encarado.
El Malba tuvo también durante largos años “El Viudo” en exposición.
Su popularidad creciente se reflejó en la valorización de sus obras. Su “Hombre a Caballo” se remató en Christie`s el año pasado en 4,3 millones de dólares. Artprice registra ventas del artista en ese mismo año por sobre los 25 millones ubicándolo en el puesto 79 del ranking mundial.
Se va entonces un magnífico artista, con un oficio único que supo instalar su impronta. Un artista que se convirtió en un ícono latinoamericano a nivel mundial, al que siempre consideramos cercano. Nos deja una obra monumental que disfrutaremos por siempre.
* Carlos María Pinasco es consultor de arte.
Carlosmpinasco@gmail.com