Conicet: la propuesta de Milei que desata fanatismos cruzados
Javier Milei advirtió que en caso de ser presidente privatizará el Conicet: “Que quede en manos del sector privado, que los científicos se ganen la plata en el sector privado como la gana la gente de bien". Sandra Pitta es investigadora de dicho organismo y nos deja su opinión en MDZ.
El candidato a la presidencia Javier Milei tiene la virtud de instalar temas, aunque con una superficialidad tan audaz que es complicado intentar debatirlos con algo de lógica y lograr que, tanto sus fieles seguidores como sus acérrimos detractores, se detengan a pensar. Ambos extremos se sumergen en una vorágine de frases hechas que poco contribuyen a que el tema se comprenda. Si de un lado tenemos a un candidato proclamando “voy a cerrar (o privatizar o lo que sea que se le ocurra según el
día, la hora o lo que le indican las runas) el Conicet” con una mezcla de ignorancia y soberbia infinitas, del otro extremo también surge la arrogancia y la sinrazón de quienes se creen los “salvadores de la patria soberana” y salen a defender la ciencia en marchas enarbolando dedos en V.
En ese punto vale la pena detenernos, porque ambos extremos fanáticos no se escuchan y solo buscan destruir al otro. En el
medio, somos muchos los científicos Conicet que intentamos explicar que no todo es blanco/negro, y que sí, quizá algunos temas “son más complejos”. Por un lado, Conicet es un organismo meritocrático, quizá el único que logró salvarse de las hordas
kirchneristas/camporistas en el Estado, aunque por culpa de las voces mas fanatizadas, que incluye a muchos de los directivos del organismo y a varios de sus mas renombrados científicos, aparece ante la sociedad como el brazo intelectual de la patria kirchnerista.

kirchneristas en el Estado.
Foto: MDZ.
La frase “somos un Gobierno de científicos”, pronunciada por el actual presidente de la Nación, cristalizó esa creencia. Este preconcepto está muy alejado de la realidad, pero la pluralidad de voces quedó silenciada ante la arremetida de política partidaria en un organismo técnico y, sumado a la autocensura de muchos científicos, permitió crear la “sensación de unanimidad”. Cada vez que Conicet emite uno de sus comunicados defendiendo posiciones partidarias, reafirma esa concepción de unanimidad y pone en peligro lo que más debe resguardarse en Conicet, que es la pluralidad de voces y el pensamiento crítico.
Por el otro lado, volvemos a ver el surgimiento de un liderazgo cuasi-mesiánico que busca demonizar y antagonizar. A partir de una búsqueda sesgada de títulos, el candidato de La Libertad Avanza y su candidata a vice sacan conclusiones apresuradas. Cuestionar la calidad de algunas investigaciones ayuda a replantearse los objetivos del organismo para mejorarlo, pero poner a todos en una misma bolsa es tan talibán como lo que pretenden combatir. Quizá la candidata a vicepresidenta de La Libertad Avanza busque seguir el ejemplo de la Polonia actual, donde se favorecen las revistas cuyo tema principal es la teología.

Si bien le diría a todos los candidatos, y especialmente a Javier Milei, la famosa frase de José Luis Chilavert , “tú no has ganado” todavía, creo que algo positivo nace de este debate imperfecto. La forma brutal de instalar el tema puede ser beneficiosa si sabemos aprovecharla, ya que puede ser la oportunidad para discutir en serio, y sin frases hechas, la importancia del Conicet, sus aportes a la sociedad y sus falencias. Sí, Conicet es un organismo que posee innumerables deficiencias: su apego cerril al estatismo, su aura de superioridad intelectual, su rechazo ante cualquier idea que tenga olor a capitalismo, su demonización de la palabra “mercado”.
Pero también tiene a los científicos que están en la frontera del conocimiento en sus áreas y que, al ser en su mayoría docentes de las universidades, impactan favorablemente sobre la formación de los nuevos profesionales. Por otra parte, no todos los científicos de Conicet están satisfechos con la mirada anti-capitalista de los directivos de Conicet, y quizá el toque surrealista de estos días fue la reacción de esos directivos: salieron a responderle al candidato que sí, que ellos eran productivos, mostrando a continuación todo aquello logrado en términos de producción, pero obviando que fue a pesar de ellos y no gracias a ellos. Así que ¡bienvenidos todos al cambio de época!
Quiero culminar este texto con una frase de Martin Luther King: “No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el estremecedor silencio de los buenos”. Queridos colegas: la próxima vez evitemos el silencio. El silencio no es salud.
* Sandra Pitta, investigadora, biotecnóloga y científica del Conicet.

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