La cooperativa que le dio valor a una tarea surgida de la crisis
En el pasado eran conocidos como "cartoneros" o "cirujas”. Aún no comprendíamos que cumplían una función social y ecológica de vital importancia para el desarrollo sostenible de cualquier ciudad. En la actualidad se los denomina y, así se reconocen, como recuperadores urbanos.
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Son quienes recogen materiales reciclables de lo que todos desechamos diariamente como parte de nuestros residuos domésticos. Los clasifican y luego los venden. De esta manera es como tienen su medio de vida las 25 familias que se agruparon en la Cooperativa de Recuperadores de Mendoza (COREME).
La cooperativa nació en el año 2003, luego de la crisis social, económica y política más grave que se vivió en el país desde el retorno de la democracia. Fue en base a la iniciativa de un grupo de recuperadores que se organizaron para darle dignidad al trabajo que venían realizando desde hace tiempo y que por el estigma social lo tenían que hacer en malas condiciones: sufrían persecución de las autoridades y desprecio de vecinos. Así lo comentó a MDZ Mario Gustavo Camperos, presidente de la Cooperativa, quien en el año 2001 se vio obligado a salir a la calle a “cartonear”, como se decía en ese momento. El comercio que tuvo durante veinte años no pudo resistir aquella crisis. “Primero lo hacía con vergüenza, hasta que comprendí que no es ninguna vergüenza, es un trabajo digno”, asegura con entereza quien hoy está al frente de la cooperativa.
El hecho de organizarse los llevó conseguir financiamiento de la fundación Danone Ecosystem, que incentiva proyectos relacionados con el medio ambiente. Con ese dinero, en el año 2015, lograron comprar maquinaria e instalar un galpón para el funcionamiento de la planta de reciclado en el parque industrial de Las Heras a través de un convenio firmado con este municipio. Pero en el año 2019 se vieron obligados a dejar ese espacio porque la Municipalidad se los clausuró, en un conflicto que fue bastante mediático y que aún está por resolverse por vías judiciales.
Además de ese trabajo, la cooperativa fabrica juegos y juguetes con los materiales en buenas condiciones que recuperan de las calles. En conjunto con el área de economía social y de ambiente de la Universidad Nacional de Cuyo, desde el laboratorio de juegos reciben asesoramiento para el diseño de los productos. También la universidad aporta desde la facultad de Ciencias Económicas con el taller de prácticas socioeducativas que trata de vincular a los alumnos de esa institución con la sociedad en un intercambio de conocimientos mutuos.
Actualmente, la cooperativa ha establecido su sede en un amplio galpón situado en el "Distrito 33," anteriormente conocido como el predio de la UCIM (Unión de Comerciantes e Industriales de Mendoza). Este acuerdo se formalizó en el año 2021, cuando la cooperativa firmó un convenio con las autoridades municipales de la Ciudad, quienes ahora administran y supervisan las actividades en dicho terreno, el cual alberga diversos proyectos de variada índole.



