El fenómeno de la soledad en los adultos mayores
La soledad, en muchos adultos mayores, es justificada y genera culpas. Es la gestora de ideas negativas que terminan afectando su endeble salud. La soledad, esa sombra negativa que puede matar a una persona.
Todos vemos pasar por nuestras vidas, personas mayores. Se trata de algunos más cercanos que otros, pero siempre estamos en condiciones de observar a esos mayores que nos muestran nuestro futuro, es decir, nos dirigimos inexorablemente, hacia esa etapa de la vida de una persona. Si ahondamos un poco más en esta imagen y tenemos la oportunidad de dialogar con ellos, muchos se abren a nuestro acercamiento y disposición al diálogo, y algunos se manifiestan de diversa manera.
Es en esa situación vincular y de algún nivel de confianza que podemos escuchar la manifestación de un sentimiento injusto. - Me siento solo-. La soledad, una sombra que abraza a muchas personas mayores, es una experiencia tan injusta como temida.
Desde este sitio, nos interrogamos. ¿Por qué?, ¿Qué ocasiona esa experiencia?. ¿Cómo se llega a esta situación?.
En un diálogo con una persona internada en un hospedaje para adultos mayores, nos comenta:- Mi familia me trajo aquí y no volvió a visitarme. Estoy muy solo.- Las personas que me cuidan en este lugar son muy amables, pero me siento solo. Mi familia no me viene a visitar.- Tratando de entender que produce esa situación, nos ponemos del lado del familiar abandónico. Y nos preguntamos: ¿Qué lo indujo a tomar tamaña decisión?. Una decisión injusta y cargada de insensibilidad.
Tal vez, ¿un nivel de egoísmo oculto que se comienza a manifestar en momentos en los que toma conciencia, que se ve en la necesidad de dar tiempo y no percibe que recibirá algo a cambio?
Tal vez, ¿la vorágine que los tiempos modernos, particularmente de las grandes urbes, imprimen a nuestras vidas, que no permiten que podamos tomar un momento para recordar emotivamente que tenemos un familiar directo, llámese padre o madre, en un hospedaje de adultos mayores internado?
Tal vez, ¿el humor de la persona mayor haya cambiado tanto que no es posible convivir con él o ella, justificando la necesidad de su internación para que otros, asuman la responsabilidad de su tolerancia?
Tal vez, ¿su estado general de salud lo justifique? No lo sé…. Pero estamos proponiendo justificaciones que se expresan en un nivel pragmático, olvidando que todos somos personas y como tal, valiosas en sí mismas y no por lo que podamos producir, también somos seres sociales y emotivos, y por lo tanto, necesitamos, no solo compartir momentos con otros, sino también percibir momentos cargados de afecto. Esos componentes permiten gran parte de nuestro estado de salud.
Por otra parte, pensamos, la persona abandonada en ese lugar, que puede ser muy cómodo, pero emocionalmente frío, en su juventud asumió la responsabilidad de formar una familia, la responsabilidad de amar a sus integrantes, al punto de experimentar diversos niveles de esfuerzos y sacrificios para cuidarla y fortalecerla. Pensamos, las horas que pasó sin dormir para cuidar a sus hijos cuando eran pequeños o estaban enfermos, los esfuerzos para que los integrantes de su familia no padecieran necesidades de ningún tipo. Las veces que disimulaba algún dolor o angustia para no generar en los suyos, preocupación.
Algunos autores como Mead, en psicología social, señalan que una persona se conoce a sí mismo en un entorno social y mediante el lenguaje. El lenguaje, señala el autor, es esencial en el desarrollo de la persona, por su ejercicio y en un ámbito comunitario, la persona se descubre a sí mismo, sabe de sus posibilidades, sabe de sus fortalezas y debilidades. Y esto seguramente fue practicado a lo largo de la vida de una persona mayor, tanto con su familia, como con su entorno laboral y social en general. Pero algo falló…!
Creemos, que es necesario, reconsiderar nuestra postura como familiar con respecto al tipo de vínculo que mantenemos con nuestros familiares adultos mayores, que hemos internado en un hospedaje para adultos y nuestro proceder cotidiano genera en ese adulto, un estado de angustia y soledad que puede hacer que se deje morir pensando que lo que hizo a lo largo de la
vida por sus seres amados, no fue suficiente o peor aún, que fue mal hecho. Y de allí que surgen los estados de angustia y soledad, donde el adulto mayor se siente envuelto en pensamientos culposos y por tanto negativos, por no haber hecho lo que los demás esperaban de él y por ello hoy, vive momentos de abandono por parte de aquellos que fueron los destinatarios de tantos
esfuerzos y manifestaciones de afecto a lo largo de tantos años.
Abandono que no comprende porqué se produce o qué lo justifica, y en su interior piensa, será porque no hizo lo suficiente por aquellos y por ello lo que no recibe, está justificado y por lo tanto es justo. Este tipo de pensamientos negativos en un adulto mayor, muchas veces genera una muerte lenta y amarga. Invitamos a nuestros lectores a considerar este tema.
* Lic. José Miguel Toro
Josemigueltoro0@gmail.com
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