Un crucial descubrimiento revela las causas del envejecimiento del cerebro

Liderados por el biólogo argentino David Furman, un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford de los Estados Unidos comprobó que, más allá de la edad, niveles crónicos altos de ciertas proteínas inmunes inflamatorias que circulan en la sangre aceleran el proceso de envejecimiento del cerebro, pero no de una forma homogénea. El hallazgo podría favorecer el desarrollo de pruebas que midan el ritmo de envejecimiento o tener implicancias preventivas y terapéuticas en la edad avanzada.
Te Podría Interesar
Realizado en conjunto con colegas de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) y del Instituto Buck de Investigación sobre Envejecimiento, en Novato, ambos en los Estados Unidos, el estudio fue publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). Mientras el efecto de la edad se correlaciona con cambios en el sistema que traduce a movimiento las señales de las neuronas, la concentración sanguínea de proteínas inmunes inflamatorias afecta procesos tales como la atención, la memoria, la emoción y la autoconciencia.
Blancos terapéuticos para la prevención
Para los autores, “la identificación de estos biomarcadores inmunológicos relacionados al envejecimiento cerebral podría convertirlos en blancos terapéuticos para la prevención del declive cognitivo relacionado con la edad”.
En diálogo con la Agencia CyTA-Leloir, Furman explicó que la relación entre sistema inmune y envejecimiento se empezó a hacer evidente a comienzos del año 2000, cuando Claudio Franceschi, entonces investigador de la Universidad de Boloña, Italia, resumió en un artículo que las personas añosas presentan un incremento en los niveles de proteínas inflamatorias circulantes en sangre.
“A partir de ese momento se empezó a hacer mucha investigación para entender de qué manera envejecían a los tejidos los factores inflamatorios producidos por células del sistema inmune, así como también otras que se transforman en inflamatorias frente a distintas condiciones: células del endotelio, fibroblastos, células mesenquimáticas o astrocitos”, aseguró el investigador adjunto del CONICET (en la actualidad con licencia en el cargo) y actual director del “Proyecto 1000 Inmunomas” de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, que se lanzó en 2007 con el fin de responder esa pregunta. La iniciativa contó con unos 70 millones de dólares aportados por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EE.UU., cuyo apoyo se acaba de renovar por cinco años más, informó Furman.
Los pasos de la investigación
La investigación publicada en PNAS nació de una colaboración con Joel Kreimer, un psicólogo clínico e investigador de la UCSF. Involucró a una cohorte de 554 personas en quienes se midieron factores inflamatorios en sangre y, además, se les monitoreó el cerebro a través de resonancias magnéticas.
Por medio de inteligencia artificial, los científicos desarrollaron también un reloj biológico al que bautizaron CyClo, que permitió determinar con buena exactitud la edad de los participantes en base a la presencia de ciertas proteínas inmunes (factor de crecimiento placentario, factor de crecimiento endotelial vascular o VEGF, y 22 más).
Si bien en la actualidad todavía no se puede conocer el nivel de proteínas inflamatorias de una persona a través de una simple muestra de sangre, la apuesta de Furman es conseguirlo. “A eso tiende la llamada medicina de precisión, que no sólo está relacionada con la genética, sino que también se puede aplicar a este tema. Estamos hablando de bienestar, de prevención”, apuntó. Y estimó que de la mano de una mayor inversión y estudios más extensos en unos tres o cuatro años se podría contar con un test preciso y accesible.