MDZ en Santa Rosa

Así eran el barrio tranquilo y la vida desenfrenada de las asesinas de Lucio

En el barrio eran dos desconocidas y las vieron discutir en la vereda antes de matar a Lucio. Venta de drogas, excesos y una vida desordenada llena de celos y rencores. La vecina señalada por escuchar todo y no evitar la tragedia.

Pedro Paulin
Pedro Paulin viernes, 3 de febrero de 2023 · 09:00 hs

La mamá y la novia de Lucio Dupuy eran dos mujeres raras, nadie las conocía y no se codeaban con nadie. Una vez se las vio en la vereda gritándose. Fue unos meses antes de asesinar a Lucio. Eran los pocos tiempos de frío pampeano y las dos tomaban cerveza en la vereda mientras discutían. Adentro estaba Lucio, quien en esa época ya sufría violaciones y maltratos - según la autopsia -, faltando meses para morir. Esos gritos se escuchaban en la vereda de Allan Kardec al 2300, donde hoy la entrada está vacía y un ramo de flores blancas cuelga en el portón.

Las dos mujeres eran parte de lo que se llama "la joda" en Santa Rosa. Vínculos swingers, drogas, orgías, todo era lógico en el entorno en que vivía Lucio y que la jueza Ana Clara Pérez Ballester autorizó a que viva. En Santa Rosa hay un sector, marginal, que vive en ese contexto en donde todo vale y si "hay consentimiento o si es un hombre, mejor, sino también", como le contó una vecina a MDZ ayer. El barrio es calmo, y los monoblocks austeros y viejos muestran la forma de vida del lugar. 

Así, el barrio tiene hoy la certeza de que si bien no todos escuchaban lo que decían, hay una vecina, que vivía al lado de la pareja, que escuchó todo el proceso de violencia que desencadenó la muerte de Lucio, y el enojo se siente. No tenían horarios normales, no se vinculaban con la comunidad, salían a comprar comida y se encerraban. Casi no se lo veía a Lucio en su bicicleta azul paseando por la vereda, como hacen muchos chicos de algunas provincias del país donde la inseguridad todavía no aterrizó de lleno y la vida de barrio se sostiene.

Hay grupos de Telegram o WhatsApp donde se arreglan encuentros grupales. En esos vínculos las drogas y los excesos son corrientes, y MDZ conversó con tres personas que coincidieron con que la mamá y la novia pertenecían a ese núcleo. El juguete sexual con el que violaron a Lucio tiene ADN de la madre, la pareja y Lucio. Es el principal generador de enojo en el abuelo, Ramón Dupuy, y en la opinión pública del lugar, donde ayer apenas conocida la sentencia, comenzaron a querer voltear las vallas cuando supieron que la madre quedaba absuelta del cargo de abuso sexual agravado por el vínculo.

Tal es el conocimiento sobre la venta de drogas y la complicidad con una parte de la Policía, que cuando muere Lucio, el 26 de noviembre de 2021, los vecinos marcharon a la comisaría donde estaban las dos detenidas y empezaron los aplausos, los primeros pedidos de justicia, el enojo y después el ajuste de bandas. Dicen que quienes venden drogas en el barrio aprovecharon la marcha para prender fuego patrulleros y apedrear el lugar donde se alojaban las dos asesinas.

"Yo no escuché nada, pero vayan a preguntarle a esa chica que andaba con ellas, se conocían, no sé en qué andaban pero ella escuchó todo y no hizo nada", recriminó enojada una vecina de enfrente. La primera persona que se enteró de lo que pasaba vive en la casa que tiene las cámaras de seguridad, les tocó la puerta la Policía y vio por la cámara en la grabación que Abigail Páez salía con Lucio Dupuy muerto en brazos tras la última tortura. 

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