Nos pasa lo que necesitamos que nos pase para cambiar como necesitamos
En este de domingo, el último del año, llega "Arte que motiva", la columna de Juan Barros para MDZ con su estilo personal.
Necesitamos creer, así… ¡Duele el otro!. “El asesinato de Abel no comenzó con una piedra arrojada, sino con el rencor que Caín guardaba perversamente, convirtiéndolo en un monstruo en su interior” (Francisco, audiencia/27 diciembre 2023).
Nadie es el otro. ¿La autopsia del prójimo?. ¿Año nuevo?.
Lo recién nacido. ¿Que hacemos con “lo nuevo”?. ¿A dónde vas a ir sin el otro?. ¿Los inocentes ignorados?.

No olvidemos la inocencia
Como podés ser conmigo, sos con vos… Podemos “hacer” mucho más si nos unimos a quien nos hace “ser” mucho más.
Si no cambió tu vida no cambió el mundo… "Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: ‘Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo’. José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: Llamé a mi hijo para que saliera de Egipto. Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel, que llora por sus hijos y rehúsa el consuelo, porque ya no viven". (Del Evangelio según san Mateo 2, 13 a 18).
Ya había impuesto el faraón la matanza de los niños como su solución ante el creciente pueblo hebreo y el inminente nacimiento de un niño hebreo que destruiría el poder de los egipcios… ¡Ya Moisés…! Herodes y tantos otros Herodes hasta hoy no son menos…
A veces el cuerpo apenas es la voz… Nadie quiere ser culpable.
Y lo que nos cuesta admitir una culpa
Jesús fue el único que se hizo cargo de la atribución de la culpa. “El hombre está hecho para la inocencia; la culpa le repugna más que cualquier otra cosa, más que el propio sufrimiento” (R. Cantalamessa).
Y aún tantas almas desoladas… La desolación nos hace estar… como quienes aún esperan otro destino.
Nos lo evidencia Francisco en su carta del 28 de diciembre de 2016
“A modo de ejemplo, hoy en día 75 millones de niños –debido a las emergencias y crisis prolongadas– han tenido que interrumpir su educación. En 2015, el 68 por ciento de todas las personas objeto de trata sexual en el mundo eran niños. Por otro lado, un tercio de los niños que han tenido que vivir fuera de sus países ha sido por desplazamientos forzosos. Vivimos en un mundo donde casi la mitad de los niños menores de 5 años que mueren ha sido a causa de malnutrición. En el año 2016, se calcula que 150 millones de niños han realizado trabajo infantil viviendo muchos de ellos en condición de esclavitud. De acuerdo al último informe elaborado por UNICEF, si la situación mundial no se revierte, en 2030 serán 167 millones los niños que vivirán en la extrema pobreza, 69 millones de niños menores de 5 años morirán entre 2016 y 2030, y 60 millones de niños no asistirán a la escuela básica primaria.
Escuchemos el llanto y el gemir de estos niños; escuchemos el llanto y el gemir también de nuestra madre Iglesia, que llora no sólo frente al dolor causado en sus hijos más pequeños, sino también porque conoce el pecado de algunos de sus miembros: el sufrimiento, la historia y el dolor de los menores que fueron abusados sexualmente por sacerdotes. Pecado que nos avergüenza. Personas que tenían a su cargo el cuidado de esos pequeños han destrozado su dignidad. Esto lo lamentamos profundamente y pedimos perdón. Nos unimos al dolor de las víctimas y a su vez lloramos el pecado. El pecado por lo sucedido, el pecado de omisión de asistencia, el pecado de ocultar y negar, el pecado del abuso de poder. La Iglesia también llora con amargura este pecado de sus hijos y pide perdón, recordando el día de los Santos Inocentes…”
El miedo no es anónimo.
Duele el otro…
Somos tal como necesitamos transformar el dolor en sentido.
¿Qué es la libertad?
La verdad es el límite.
Y siempre hay que cuidarse de uno mismo…
Te encontré como soy y me encontraste como sos.
¡Que el otro no sea la gran ignorancia de uno mismo!
Como te ignoro me ignoro…
Como te conozco me conozco…
Nadie te vence antes de vos.
* Juan Barros, energizante natural. Apto para todo público.

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