Los que llegaron y los que se van: ¿qué significa dejar tu país para irte a otro?
En la Argentina viven 3.094.372 inmigrantes según el RENAPER. MDZ te cuenta a través de tres historias, que se siente el dejar tu tierra y partir en busca de nuevas oportunidades.
“Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar”, reza Antonio Machado, en Proverbios y cantares, en lo que puede traducirse como una clara búsqueda por explicar el sentimiento del viaje que es la vida.
Hoy, 18 de diciembre se conmemora el día internacional del migrante y MDZ, te trae tres historias de personas que eligieron la Argentina como su lugar para vivir, o bien partieron en busca de nuevos rumbos y oportunidades.
Según datos del RENAPER, en la Argentina habitan 3.094.372 millones de inmigrantes, de los cuales 1.496.559 son varones y 1.597.791 son mujeres. En Mendoza, particularmente, la cantidad de extranjeros que tiene regularizada su situación, asciende a 90.650 personas, de las cuales 44.415 son varones y 46.2235 son mujeres. Estos son los números fríos, pero detrás de cada acción migratoria existe una historia de vida. MDZ charló con dos extranjeros que eligieron la Argentina para establecerse y un músico mendocino que se encuentra residencia en España.
De Venezuela a Mendoza
“Extraño mucho el mar, las playas de mi isla Margarita, el lugar del que soy oriundo”, la frase pertenece a Nelson, un venezolano que como tantos otros llegó a la Argentina en los últimos años. En la actualidad, aproximadamente el 7,66 por ciento del total de inmigrantes que reside en el país proviene del país gobernado por Nicolás Maduro.
El arribo se produjo en el 2018 y fue bastante tranquilo, señala el joven que antes de arribar “había investigado y mirado mucha televisión argentina”. Antes de llegar a Mendoza, pasó por CABA, donde estuvo una semana y se impresionó por los “espacios verdes, arquitectura, orden y funcionamiento de los servicios”.
Sin embargo, en la provincia del sol y el buen vino lo esperaban dos cosas fundamentales para quien llega a un país desconocidos: amigos y una oferta laboral. Al poco tiempo, Nelson comenzaría su primer y único trabajo, en un restaurante de Ciudad.

La situación no siempre fue fácil. Estar en otro país, lejos de tus afectos, de tu zona de confort, de tu comida y tu cultura, puede resultar una situación apremiante y para Nelson no fue la excepción. “Extrañaba mucho a mi familia, pero gracias Dios y a mucho esfuerzo logré traerlos a todos conmigo”, señala.
Argentina siempre ha sido una Nación que abre sus puertas a inmigrantes. Y muchos, han arribado durante el transcurso de los últimos años, aún, a pesar de la crisis en la que está inmerso el país. Sin embargo, la mirada de Nelson dista un poco de la mirada que los argentinos tenemos sobre la situación. Si bien afirma que, según él, Javier Milei ganó “porque el pueblo estaba cansado de las políticas populistas”, admite que los argentinos “no tienen idea que es una crisis”.
“Para mí, ser inmigrante es ser una persona guerrera, luchadora, valiente, humilde y con ganas de ser mejor”, advierte Nelson cuando se le pide definir que representan para él las personas que deciden dejar atrás la tierra en la que nacieron para buscar nuevos rumbos.
El mendocino que se llevó la música a España
Matías “mechita” Ramos Morales es un músico y artista mendocino conocido por ser el cantante y compositor de Chapeca, una banda que nació en el 2015 y busca fusionar estilos como el hip-hop, regaee y rock, entre otros.
“Llegué a Málaga, viví algunos meses en Granada y me instalé en Barcelona. Las impresiones iniciales siempre son de sorpresa, ya que hay una gran diferencia en general con la calidad de vida que se vive aquí”, afirma el músico que ve en Barcelona “un punto neurálgico de España, extremadamente cosmopolita, tanto en materia de turismo como en lo que es la población estable de la ciudad”.

Y agrega: “para mi está siendo una experiencia excepcional. El hecho de tener la posibilidad de conocer tanto, rodearte de tantos artistas, bandas que casi es imposible ver en Argentina, acá tocan por una entrada accesible”.
Si bien cada historia migratoria tiene su particularidad, todo aquel que alguna vez experimentó el desarraigo sabe que emigrar también tiene su faceta negativa o, al menos, complicada. “La realidad es que la vida del Inmigrante es durísima en todos lados y también muy relativa dependiendo la condición que tengas. Si no tenés papeles es sumamente complicado lograr trabajos estables ya que en negro es casi imposible conseguir alguna estabilidad”, explica.
Para alguien que emigra, el momento de tomar la decisión seguramente sea el más complicado. Y en este sentido, “el mecha” como lo llaman sus amigos, señala que en su caso fue “con mucho dolor. Fuera de mi inclinación política, creo que hay muchas cosas por delante, donde el pueblo debe estar unido y apoyándose, son momentos oscuros para muchos países latinoamericanos, donde la economía global está en constante movimiento y la única forma de salir de esto es unidos. Hay que dejar de pensar en las banderas políticas o en fanatismos excéntricos que no sentido y velar por el bienestar de todo un país”.
“De argentina extraño mi familia y mis amistades, el asado, mi banda. Siempre se piensa en volver al lugar donde uno creció y se forjó, pero también existe esa intriga por descubrir mi lugar en el Mundo así es que por el momento solo iré de visita” cierra la charla.
Desde Asia Central a la Argentina
La historia de Marina Pereyra se remonta a un país que supo ser parte de la Unión Soviética: Kazajstan. En la actualidad, el país tiene casi 20 millones de personas que habitan en las 17 regiones desplegadas en una superficie de 2.724.900 Km cuadrados.
“Llegué a Argentina en 1995, de la República de Kazajstán, en avión, con mi marido argentino y nuestra hija de 3 años”, explica la mujer que no conocía nuestro país pero que arribar conoció “un país hermoso con gente abierta y amigable”.
La llegada de Marina a nuestro país estuvo relacionada desde un principio por su esposo. Él es argentino y su familia fua la que les ofreció establecerse en nuestro país. “La familia de mi marido me recibió bien y me ayudó en mi adaptación. En un año ya hablaba bien el idioma y tuve mis primeros trabajos como vendedora, traductora, dando clases de ruso”, cuenta sobre los primeros pasos.

Y agrega: “Como estudié en mi país natal ingeniería civil, trabajé un tiempo en la obra, en una constructora. Ahora trabajo en una bodega, en la parte administrativa”.
Más allá de que en muchísimos casos la adaptación a un país diferente termina concretándose, siempre hay algo que los inmigrantes recuerdan. En el caso de Marina es el frío, ya que ante la consulta responde que lo que extraña “es el invierno con nieve”. No obstante, en sus planes no está la posibilidad de volver porque “ya tengo el mayor camino de mi vida acá, mis amigos”.
Sin embargo, y más allá de que volvería a elegir nuestro país para establecerse, señala que lo que no le gusta de nuestro país es justamente lo que estamos atravesando como sociedad en este momento: una crisis socio económica. “Desde que llegué ya pasamos por varias crisis y la gente está cansada, quiere cambios de verdad”.
Y finaliza: “¿Qué me gusta? el mate, el asado y la buena onda de la gente. No me gusta la impuntualidad de los argentinos y que siempre prometen algo y no lo cumplen”.

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