Las chicas nos quedamos sin ministerio
La abundancia de ministerios dio lugar a un organigrama estatal mucho más austero, en el primer día de gobierno se establecieron 9 ministerios que reemplazan a los que el decreto 8/2023 dió de baja.
Uno de los ministerios que se dan de baja es el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad. Cabría preguntarnos si su pérdida es motivo de lamentos. Existen inequidades, hay violencia y persiste la injusticia, dirán algunos. ¿pero casi cuatro años de actividad sirvieron para algo? No y sí. Según se mire. Si por sus frutos lo conocemos, no hay mejoras evidentes. Los bancos rojos no hacen que mueran menos mujeres. Por otra parte, la rimbombante denominación del ministerio ya nos anoticiaba que su acción sería fundamentalmente ideológica.
En realidad, semejante nombre solo podía ser comprendido cabalmente por quienes habían realizado, al menos, un somero recorrido por el feminismo progre: “Asegurar la eliminación de las clases sexuales requiere que la clase subyugada (las mujeres) se alce en revolución la meta definitiva de la revolución feminista debe ser no solo acabar con el privilegio masculino sino con la distinción de sexos misma”, decía la activista Sulamith Firestone por los 70. Monique Wittig lo completó hacia finales del siglo pasado: “…no hay ningún sexo. Sólo hay un sexo que es oprimido y otro que oprime. Es la opresión la que crea el sexo y no al revés”.

Como es frecuente, cuando la ideología sale de los centros de la intelectualidad, se plasma en políticas públicas. “La relación entre los sexos es una relación de poder; es pues, una relación política. Lo personal es político”. Así, “mujeres géneros y diversidad”, venía a ser una especie de ministerio de los oprimidos, fundamentado en la doctrina del marxismo cultural. En síntesis, el Ministerio no sirvió a las mujeres, y podemos suponer que tampoco le interesó hacerlo. Las inequidades, violencia e injusticias bien se podrían haber castigado con las herramientas legales que se tenían antes de la avalancha ideológica. No era necesario un ministerio de mujeres como tampoco es necesario un ministerio de varones.
La violencia no tiene género
Quizás esta división entre varón-opresor y mujer-oprimida sea una de las más simbólicamente estigmatizantes y discriminatorias que podamos imaginar. Crea odio y rivalidad donde debiera haber comprensión y complementariedad. Nos queda ver el otro lado de la moneda. ¿a quién sirvió? Sirvió a quienes alimentaron causas ideológicas, a lobbies minoritarios, a los adoctrinadores de género, a quienes instrumentalizaron la fragilidad humana para obtener privilegios y beneficios económicos.
Adios, Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, esperamos que no vuelvas.
* Myriam Mitrece de Ialorenzi es psicóloga y fue Directora del Instituto para el Matrimonio y la Familia de la Universidad Católica Argentina.

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