Convertir un problema en una fortaleza, la primera apuesta de Maximiliano Pullaro para combatir la violencia
Con un contundente respaldo a la Policía y decisiones fuertes desde el inicio, el gobernador busca mostrar gestión ante el principal problema de los santafesinos: el narcotráfico y la violencia.
En tres días de gestión el gobernador Maximiliano Pullaro ya marcó la impronta de su Gobierno para enfrentar el principal flagelo que sufre Santa Fe y en particular la ciudad de Rosario: la sangre derramada producto de los enfrentamientos violentos entre bandas narcos. Perfil alto, toma de decisiones rápidas y fuerte respaldo a la Policía aparecen entre las claves para decodificar lo que está pasando.
A primera vista, el modelo Pullaro se contrapone con el de la gestión saliente en Santa Fe, donde el peronista Omar Perotti, pese a las expectativas que generó en la previa su Gobierno respecto resolver los problemas de la inseguridad, nunca logró dar en la tecla. Cuatro ministros de Seguridad en cuatro años y desinteligencias permanentes con la administración del expresidente Alberto Fernández marcaron el pulso de una gestión que reprobó en la materia.
En el Gobierno saben que la anomia y falta de autoridad en materia de seguridad está tan marcada que cualquier primer indicio de conducción parece ser bien receptado por la opinión pública de los santafesinos. Hay terreno para crecer. El domingo, en su primer discurso, Maximiliano Pullaro mostró sus cartas: anunció que sacaría la policía a la calle, los presos de las comisarias y retomaría el control en el interior de las cárceles. Al día siguiente ejecutó las tres acciones.
Cualquier dirigente político y la sociedad misma sabe que Santa Fe está lejos de tener una buena Policía. A los casos de corrupción en los que muchas veces se ven implicados se suma la falta de capacitación, recursos y equipamiento. Un problema que no es nuevo pero que empeoró durante las últimas décadas. A la par las bandas narcocriminales se fueron expandiendo y ramificando.
Así todo, es el recurso que se cuenta. Mientras en otras oportunidades se eligió desacreditarla, Maximiliano Pullaro optó por empoderarla. "No los vamos a dejar solos, los vamos a defender, acompañar y apoyar", les dijo a los policías al momento de poner en funciones a las nuevas autoridades. En simultáneo anunció un paquete de medidas que enviará a la Legislatura entre las que aparece el Juicio por jurados para que sea la propia sociedad la que juzgue los enfrentamientos armados de los efectivos con los delincuentes. Fue ovacionado.
Sin embargo, las réplicas no tardaron en llegar. Las bandas narcos también juegan, disputan poder con el Estado, territorio y negocios con otros grupos. Tres balaceras en menos de 24 horas volvieron a generar conmoción social. Dos en edificios públicos, un hospital y una escuela y una en una entidad bancaria que incluyeron mensajes intimidatorios para Pullaro y su familia. En la previa, durante la transición delincuentes asesinaron un policía en lo que también pareció más una señal para el gobierno que llegaba que el que se retiraba.
En un contexto que ubica a Rosario como la ciudad más violenta del país y mientras se aguardan definiciones nacionales respecto a las políticas económicas y el impacto que tendrá hacia el interior de las provincias, Pullaro y su incipiente Gobierno, parece haber logrado en poco tiempo, conectar con la opinión pública que demanda liderazgos fuertes y hechos concretos en materia de Seguridad. La apuesta es sostenerlo en el tiempo y evitar "vueltos" de las bandas narcos.
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