La esperanza a través del arte
La política, al igual que el arte, tiene la capacidad de transformar y pintar un nuevo horizonte de esperanza en la sociedad.
En momentos de cambio político, cuando un nuevo liderazgo emerge, el panorama se asemeja a un lienzo en blanco, listo para ser
iluminado por colores de renovación, que tras un período de sacrificios desemboque en un futuro mejor.
Como augurio a ese futuro recorremos obras emblemáticas de unos pocos artistas, algunos de los cuales ya hemos presentado en este espacio. Para comenzar con lo inmediato introducimos una obra de 1963 de Luis Felipe Noé (1933) titulada “Introducción a la Esperanza” perteneciente al Museo Nacional de Bellas Artes. El título aludiría a la expectativa del artista de un acomodamiento
dentro del “caos” en que se concibe inmerso. Su pintura va a una deconstrucción que cierre un ciclo de un arte que perdura desde el renacimiento.
En palabras de Mercedes Casanegra, la escena: “…fue la excusa más adecuada para proyectar esa desestructuración formal. La
manifestación expresionista de figuras en blanco y negro entre la petición y la desesperación recuerda la manera de James Ensor. La graficación de las peticiones, los carteles, las protestas, al emerger del formato habitual potencian la elocuencia y vitalidad de los discursos populares”. En el contexto que nos ocupa la obra de Noé sirve, a mi ver, para resaltar que el camino que iniciamos surge de la voluntad mayoritaria de la gente.
Apelando al arte universal inevitable es volver a Gustav Klimt (1862-1918) de quien ya nos ocupamos en distintas oportunidades.
“Esperanza II” data de 1908 y pertenece al MOMA de New York. Muestra a Herma, la modelo favorita del artista, embarazada. Es la
segunda versión ya que anteriormente la había pintado en la misma pose (y también grávida) pero totalmente desnuda. Klimt es reconocido por su simbolismo y su capacidad para representar temas profundos y universales a través de sus obras.
En esta pintura en particular, la figura femenina que lleva un niño en su vientre podría ser vista como una representación de la
esperanza en el futuro, en la continuidad de la vida y en la promesa de nuevas generaciones. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la interpretación del arte puede ser subjetiva y variar según la perspectiva del observador. La belleza del arte radica en su capacidad de generar múltiples interpretaciones y emociones. Cabe entonces encontrar en la belleza de la obra un pronóstico de tiempos venturosos para la Argentina del futuro.
“Niña con globo” del recientemente desenmascarado Bansky, es el siguiente eslabón de este pequeño recorrido del arte de la
esperanza. La versión original data de 2002 y fue un mural (grafiti) pintado en Shoreditch, un barrio de Londres. El globo que la niña libera tiene forma de corazón y la leyenda en el mismo muro dice: “Siempre hay esperanza”. En 2014 la imagen fue utilizada como apoyo a los refugiados sirios y en 2018 una copia enmarcada fue subastada por Sotheby’s en algo más de 25 millones de dólares.
Ni bien cayó el martillo, la reproducción fue parcialmente destruida por una trituradora de papel escondida en el marco. Gracias a aquella performance, independientemente del valor artístico de este tipo de manifestaciones (y del propio artista), seguramente la “Niña con globo” sea hoy (sobre todo entre la juventud) la imagen más popular de la esperanza en el arte. Vaya entonces la obra de Robbie Banks para los jóvenes que, según los que saben, son quienes masivamente impulsan la esperanza que hoy tenemos.
Y para terminar un capo-lavoro del querido Guillermo Roux (1929-2021) al que ya nos hemos dedicado de un Maestro, cuya obra
tuvimos el honor de exponer en múltiples ocasiones. Va con el deseo que efectivamente sea la Constitución el marco que rija los tiempos que vienen, en la seguridad de que sólo así la esperanza general que hoy alentamos será satisfecha.
* Carlos María Pinasco es consultor de arte.
carlosmpinasco@gmail.com