Transformó su doloroso pasado en un hogar para víctimas de violencia de género
Por el Día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia la Mujer, MDZ habló con Rosa Zucchi sobre el refugio que hace funcionar con mucho esfuerzo y que ya rescató a más de 70 mujeres.
Gritos, golpes, amenazas; vivir con el agresor es una pesadilla y huir un calvario, sobre todo ante una Justicia que suele ser ciega y sorda. "La mujer que sufre violencia es la que se queda sin casa, sin familia, sin nada", aseveró Rosa Zucchi, quien con su doloroso pasado tejió su futuro y hoy es dueña de dos hogares que reciben a las víctimas y a sus hijos, y les ofrece esa seguridad que les había sido arrebatada.
Nacida en Santa Fe, pasó hambre, maltratos, pero, a pesar de ser separada de su madre biológica a temprana edad, el martirio persistió. No la volvió a ver nunca más y, siendo tan sólo una niña, quedó en manos de una familia de Buenos Aires que ejerció todo tipo de violencia hacia ella. De esas heridas nació el deseo por ayudar a otros a no vivir lo mismo, y al crear el Hogar Nuestra Señora de la Sonrisa cumplió con su palabra.
Hogar para víctimas de violencia de género
"Llegan quebradas. Con culpa y una carga por salir adelante", contó Zucchi, quien también es docente, a MDZ. Actualmente hay dos refugios, ubicados en provincia de Buenos Aires: uno en Ituzaingó y otro en Merlo. El primero surgió en 2013; la casa de sus padres adoptivos le había quedado a ella, estaba en pésimas condiciones y pensaba acoplarla para recibir a quienes lo necesitaran. No obstante, antes de poder terminar con los arreglos, les llegó un llamado que se anticipaba a cualquiera de esos planes: una madre sin hogar, durmiendo en la calle con sus pequeños.
"Con mi esposo fuimos a buscarlos a Hurlingham. A la casa vinieron mis hijas y uno de mis yernos para limpiar como pudieron una de las habitaciones, poner colchones, sábanas. El baño sí estaba en condiciones. Le traje la comida que tenía hecha y, bueno, esa fue nuestra primera mamá", recordó. Con el tiempo la misma pudo conseguir un trabajo estable y lograr mantener a su familia.
Un pilar clave fue trabajar con varios municipios (el primero con el que se articularon fue con Moreno), los cuales le brindaban información sobre mujeres que necesitaban de su ayuda. Tiempo atrás también asistían trabajadoras sociales y psicólogas para contenerlas. Y resaltó todo el compromiso que siempre ha tenido la Comisaría de la Mujer de Ituzaingó.
¿Cómo reciben a las víctimas?
Rosita las recibe con un abrazo y juguetes para los niños. Les avisa que serán protegidas allí desde el anonimato, que nadie les gritará en medio de la noche y se les enseña a respetar las normas de convivencia. Explicó, en tanto, que el refugio es lugar de aprendizaje, pues les enseñan a cocinar, manejar el dinero, hacer las compras y respetarse entre ellos.
Hay un patrón muy claro en esta llegada: las mujeres están con miedo, un agresor detrás de ellas, la carga de la culpa, un lazo con el menor dañado y a veces la indiferencia de la Justicia. Al irse la figura del agresor, Rosita explicó los más chicos suelen pasar a cumplir ese rol, pues se acostumbraron a que sus mamás sean agredidas. Toda esa pesada bolsa logra que a los tres meses las víctimas se enfermen.
El tiempo de estadía es de tres años. Entre medio, Zucchi está para contenerlas, sacarles turnos con médicos, acompañarlas si es necesario a las comisarías y/o fiscalías, anotar a los chicos en las escuelas o jardines e incluso alentar a las víctimas a terminar sus estudios. Más de una ha pensado que no podría hacerlo, y más de una ha llegado a la universidad (algunas para ser trabajadoras sociales).
Remarcó que animarse a hablar de maternidad en las distintas instituciones y áreas de la sociedad, así como implementar la Educación Sexual Integral (ESI) en los coelgios, ayuda a acompañar a las mujeres, a concientizar sobre qué es agredir y reconocer cuando alguien es violentado desde temprana edad. Por el lado de la víctima, lo que brinda es la capacidad de pedir ayuda a tiempo.
El agresor: la amenaza constante
"Las he acompañado a la comisaría porque no me podía arriesgar a dejarlas ir solas y que el agresor las encontrara, o la familia de él, que es cómplice. A veces también las retienen y las maltratan", explicó la docente. Entonces, añadió: "La mujer víctima de violencia es la que se queda sin casa, sin familia y sin nada".
Estas casas son anónimas justamente para que no sean encontradas; y si no acuden a sus familiares es porque estos son fácilmente identificables. Incluso, Rosa recordó que han tenido que atravesar situaciones en las que el atacante encuentra algún hogar e intenta ingresar; fue en esos momentos en que la Comisaría de la Mujer ha jugado un rol esencial.
La dura situación económica del hogar
Existe una frase que a Zucchi le gusta mucho: lo que a uno le sobra del placard le pertenece a quien lo necesita. Su marido es el respaldo de ambos hogares, pues ella decidió hace años renunciar a la docencia para dedicarse de lleno a los refugios. Todo es esfuerzo, voluntad y persistencia.
"Muchos de nuestros aportantes no pudieron seguir ayudando económicamente y estamos en una situación donde lo poco que nos ingresa de dinero es para pagar los servicios y no más que eso. Estamos dando un vuelco en el hogar donde vamos a sostener a las mamás que no pueden alquilar, porque realmente no pueden, hoy en día un alquiler es algo muy costoso y encima no quieren alquilar con chicos", indicó.
Pero donde hay problemas, Zucchi encuentra soluciones. Tiempo atrás heredó un monto que, si bien pudo invertirlo en ella, decidió destinarlo a la compra de tres lotes para otorgárselo a tres madres y sus familias: "Ya están viviendo todas ahí, en esos terrenos que construyeron ellas mismas, levantando paredes, poniendo cuerpo y corazón".
Quienes deseen apoyar al Hogar Nuestra Señora de la Sonrisa, de Ituzaingó, pueden contactarse con Rosita Zucchi, su fundadora, a través de su mail zucchirosa@gmail.com o por WhatsApp al 11 2518 4765. Además, existe la Línea 144 que brinda atención telefónica especializada a mujeres víctimas de violencia de género durante las 24 horas, los 365 días del año. Es anónima, gratuita y nacional.
Entrevista completa a Rosa Zucchi