Opinión

Eduardo Pironio: testigo y profeta de esperanza

Ante la muy grata noticia de que el Papa Francisco ha aprobado el milagro para que el Cardenal Pironio sea declarado beato, me gustaría compartir un sentido eco, ante esta futura beatificación.

Santiago Olivera viernes, 17 de noviembre de 2023 · 08:08 hs
Eduardo Pironio: testigo y profeta de esperanza
El cardenal Eduardo Pironio fue un hombre de Dios. Foto: MDZ

El cardenal Eduardo Pironio es un pastor de nuestra Argentina, entre otras misiones, estuvo como obispo en la diócesis de Mar del Plata, hasta que se le pidiera el servicio en la Curia Romana. Fue un hombre de Dios, un hombre Mariano, un hombre que- sin duda- vivió la espiritualidad Pascual: la cruz y la esperanza, experimentando y compartiendo que, ni el dolor ni la muerte son la última palabra, por eso nos ayudó, como hombre creyente y portador de la esperanza- a meditar sobre los tiempos difíciles. 

Fue un hombre comprometido con la historia, que sabía que la “encarnación del Verbo, del Hijo de Dios” demanda en sus discípulos, el mismo compromiso que tuvo el Señor Jesús para con los suyos, especialmente los más sufridos, cuando habitó nuestro suelo. Compromiso que lo vivó con radicalidad evangélica, sin ideologías que causas grietas, amando con corazón tierno y con gestos de cercanía, de inclusión. Sin duda, un hombre, que vivió la cultura del encuentro , un apasionado por el evangelio. Y, esa pasión, la cercanía y la ocupación por los jóvenes.

Promotor de las Jornadas Mundiales de la Juventud que celebran hasta el día de hoy

Portador de esperanza, animaba y nos anima a no dejarnos “conquistar” por los “profetas de calamidades”, que buscan el mal y el desencuentro, la desesperación y la grieta, el desencanto y la tristeza: “Un pueblo que sufre puede caer en la resignación pasiva y fatalista o en la agresividad de la violencia. Hay que armarlo entonces con la fortaleza del Espíritu para hacerlo entrar por el camino de la esperanza. Aunque parezca que la tierra prometida está muy lejos y que la esperanza de los profetas –que anuncia castigos y exige conversión– sea una ilusión inútil.

Fue un hombre comprometido con la historia.

¿Cómo puede hablarse de esperanza cuando tantos niños mueren cotidianamente de hambre, cuando tantos pueblos padecen miseria y opresión? ¿Cómo puede hablarse de esperanza cuando se multiplican las injusticias, las acusaciones falsas, los secuestros, las prisiones y las muertes? ¿Cómo puede hablarse de esperanza cuando la Iglesia es herida adentro y cuestionada la persona y autoridad del Papa y los obispos? Sin embargo, es entonces cuando los cristianos verdaderos tocan la esencia de su fidelidad a la palabra, creen de veras en el Dios que nunca falla y arrancan del corazón de la cruz la esperanza que necesitan comunicar a sus hermanos. Los hombres tienen derecho a que nosotros esperemos contra toda esperanza, seamos constructores positivos de la paz, comunicadores de alegría y verdaderos profetas de esperanza.” 

Podríamos decir un hombre que fue casi un milagro viviente, si hacemos memoria de lo que él misma relata sobre su nacimiento, de ser el hijo número 22 de una madre que no podía tener hijos. Su madre, doña Enrica, ante este diagnóstico de no poder tener hijos, confió en la intercesión de la Santísima Virgen, y en el Santuario de Luján, se encomendó a María. Este testimonio contado por el mismo Eduardo Pironio, se encuentra escrito en el lugar donde descansan sus restos, allí en Luján. 

Que los restos del Cardenal Pironio descansen en la Basílica de Luján, es un homenaje perenne a este hombre que, con un gran corazón Mariano, supo hacernos amar más y confiar mejor, en la Maternal presencia y auxilio de la Virgen María. Fue, sin duda, un hombre que se dejó iluminar y guiar por aquellas palabras de la Virgen “hagan todo lo que Él (Jesús) les diga”. En el mes de María que hemos iniciado, recibir esta alegre noticia, no deja de ser sino una gesto más de la Virgen para con este hijo suyo predilecto, un gesto de nuestra Madre para todos sus hijos que peregrinamos en Argentina y que nos sabe tan necesitados de esperanza, de paz y de consuelo.

Santiago Olivera.

* Monseñor Santiago Olivera, es Obispo Castrense.

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