El camino de Deborah Rosenberg hasta consagrarse rabina

Deborah Rosenberg tiene varios títulos académicos, entre ellos de educadora y filósofa, pero prefiere definirse a partir del último: rabina. Con un doloroso pasado familiar marcado por el Holocausto, un largo camino de estudio, su paso por Israel y una última ceremonia vía Zoom, se convirtió en la decimotercera argentina en recibir esta designación en los últimos 60 años.

En diálogo con MDZ, aseguró que se sintió muy acompañada desde el primer momento por su comunidad, Lamroth Hakol, así como por el rabino de la misma, Fabián Skornik. En rigor, este proceso lo inició a los 3 años, cuando asistía a clases de tradición hebrea.

"También trabajé en comunidades, lideraba servicios religiosos juveniles o paralelos, porque a veces en el servicio principal, en las grandes fiestas, no hay lugar. Fue algo natura", detalló. En este sentido, añadió: "Luego estudié para maestra de hebreo, después Filosofía en la UBA y en un momento desempeñándome, siempre en el ámbito comunitario, sentía que quería seguir estudiando".

La idea fue madurando hasta convertirse en meta. El apoyo de su familia también fue clave; incluso, cuando Deborah tuvo que viajar a Israel para realizar sus últimos estudios, fue acompañada por su pequeña hija. "Mi nena es lo más, pero era chiquita y habrá sido difícil a su manera. Aún así fue una aventura, fue mi compañera de viaje. Mientras yo estudiaba, ella estaba en un jardín, se adaptó y socializó con todo el mundo", dijo.

Las huellas del Holocausto y la lucha contra el olvido

Es difícil ver el presente sin tener en cuenta su niñez. Cada vez que Rosenberg visitaba a sus abuelos, se le grababa más y más la imagen que colgaba en la cocina: era un cuadro del Levantamiento del gueto de Varsovia, y esto no era difícil de deducir, pues una escritura con lapicera ya lo advertía. A pesar del doloroso pasado familiar (y de toda la historia judía) que esto representaba, sin embargo, desde chica lo entendía y lo había naturalizado. 

El brazo de su zeide (su abuelo), quien falleció cuando Deborah tenía 16 años, evidenciaba los calvarios y las pérdidas que sufrió. Cuando ella le preguntaba qué eran esos números grabados, desde el pesar él optaba por decir que se trataba de su teléfono, aunque ella entendía perfectamente que eso no era verdad ya que ningún número de Villa Crespo empezaba con 12.

Se trata de "la historia de los que sobrevivieron, con el dolor de haber sobrevivido". La manera de conciliar esto, según dijo la rabina, es contar la historia que marca el pasado de sus dos abuelos. Todo lo que sabe es aquello que su bobe (abuela) se animó a contarle durante sus últimos años de vida. "Es mi manera de traerla, de reconciliarme en cuestiones que se hayan quedado ahí", señaló.

Además, sumó: "Creo que el ser rabina y haber continuado los estudios es como si el destino mismo diera un regalo a las generaciones que ya no están. Pero eso no quiere decir que a nivel vínculos haya sido todo fácil y haya fluido. De más grande fue complicado porque uno no siempre puede estar viviendo en función de la historia pasada".

El proceso para que las mujeres sean rabinas

A partir de la Revolución Francesa en adelante, se abrieron paso diferentes cambios en lo que es la religión -y en todos los ámbitos en general-. Desde ahí, cuando los judíos pudieron insertarse en la sociedad accediendo a diferentes oficios y estudios, el rol de la mujer también cambió y tomó mayor protagonismo. 

Por supuesto que no surgió de la noche a la mañana, y es al día de hoy que el movimiento ortodoxo se contrapone a estas modificaciones que propone la Reforma. Pero del otro lado está el movimiento conservador al que Rosenberg pertenece, el cual está de acuerdo en continuar con la tradición pero adaptándose a la sociedad moderna. 

"Si yo estudié es porque hubo rabinos hombres que consideraron que era válido, porque las mujeres no participaban en ese momento para decidirlo. Así que desde lo que es el movimiento conservador y al menos lo que se vivió acá en la Argentina, considero que estamos totalmente incluidas, pero muchas veces en las comunidades donde participan los miembros de cada una les resulta raro la figura de una mujer, y es algo cultural, no lo veo solamente en la religión, sino en diferentes ámbitos", explicó.

Deborah regresó de Israel justo antes de que se comenzaran a tomar medidas preventivas por el avance del covid-19, e incluso los últimos exámenes los dio de forma virtual vía Zoom. En 2021 fue su ordenamiento y la ceremonia presencial recién se hizo en 2022. Todo este proceso lo recuerda con mucho cariño, pero lejos de terminar ahí, la función rabínica es algo que la apasiona y la vuelve a elegir cada día.

"Son muchos aspectos que hacen a la tarea rabínica. A uno le tiene que gustar mucho, porque llegar a eso implica mucho esfuerzo, que uno lo hace porque le gusta lo que está haciendo. Y no busco que me aplaudan por esto, sino que sepan que realmente lo disfruté, disfruté estudiar el contenido", añadió.

La mirada de Deborah Rosenberg sobre la guerra en Israel

El sábado 7 de octubre, Israel amaneció con un sangriento ataque de la agrupación terrorista palestina Hamás. Es una guerra que parece estar lejos de terminar, y  bajo la cual miles de civiles y soldados mueren a diario, sin contar la cantidad de rehenes que este grupo terrorista tiene en la Franja de Gaza.

Con la voz cargada de angustia, la rabina relató: "El lunes 9 me quedé afónica explicando nuevamente en una clase la historia del pueblo de Israel en relación con su tierra, y el decir ‘me que quedé afónica’ me parece que es bastante simbólico, porque tal vez no hay tanto que explicar y justificar todo el tiempo".

"Espero que el Estado de Israel perdure desde en 1948 hasta la eternidad. Espero que todos los pueblos tengan su Estado, también el pueblo palestino, pero no es este el momento de reclamos y de consideraciones políticas, este es un momento en que estoy esperando que vuelvan a casa los secuestrados y que tengan consuelo los familiares de las víctimas", cerró.

Video de la entrevista completa

NDR: La entrevista fue grabada días antes de que se desate la guerra entre Israel y Hamás.