Entrevista

Dejó el periodismo y hoy es couch de vida: "Hay que vivir el presente porque no tenemos mucho tiempo"

Alejandro Rial dejó su vida como conductor y periodista hace 11 años. En una entrevista con MDZ contó por qué adquirió el nombre Amrit y eligió vivir en una aldea comunitaria en las sierras cordobesas.

Gabriela Yalangozian
Gabriela Yalangozian jueves, 19 de octubre de 2023 · 11:02 hs
Dejó el periodismo y hoy es couch de vida: "Hay que vivir el presente porque no tenemos mucho tiempo"
Alejandro Rial dejó atrás su vida como conductor y hoy está instalado en las sierras cordobesas. Es autor de los libros "¡Mas amor, por favor!" y ¡Necesito un cambio Ya!" Foto: Gabriela Yalangozian / MDZ

Hace once años, Alejandro Rial supo que necesitaba hacer un cambio en su vida. No es que no le gustaba su profesión ni renegaba de su brillante carrera como periodista, productor y conductor televisivo -condujo los noticieros de América y Canal 26-, pero sentía que algo "no encajaba" en sus relaciones con los demás. Vivía enojado y sabía que necesitaba una transformación. 

Comenzó entonces un camino de autoconocimiento que lo llevó a cambiar su mirada sobre la forma en que había encarado hasta el momento su vida. Fue entonces, a mediados de 2012, que decidió comunicarles a los directivos del canal de TV que a fin de año iba a dejar esa pantalla que le había dado notoriedad pública, para enfocarse en las charlas y talleres de autoconocimiento y desarrollo personal. 

Pero el destino le tenía preparada una experiencia difícil y dolorosa. Su esposa María Giacomett tuvo un accidente que la dejó en coma seis años y medio, un estado del cual nunca se recuperó. Tiempo después de su fallecimiento, decidió buscar un lugar donde instalarse y experimentar la vida en comunidad. 

Desde las sierras cordobesas, brindó una entrevista a MDZ sobre el camino que surcó para comenzar a valorar el presente, dejar atrás el dolor, y dar un mensaje a sus miles de seguidores que ven en su resiliencia una luz de esperanza ante la angustia, el miedo y la ansiedad.

- ¿Qué lo llevó a dejar atrás esa vida en los medios de comunicación, ser conductor de noticieros en canales importantes de alcance nacional en Buenos Aires y retirarse a las sierras, adentrase en sí mismo y comenzar a transitar este camino del yoga y el autoconocimiento?
- Yo tengo muy en claro que mi nueva vida empezó mientras estaba en los medios. Porque ya en ese entonces yo empezaba a sentir que había cosas que no encajaban para mí, que no funcionaban en mi vida o en mis relaciones. Vivía enojado con la vida, con lo que hacía, con las personas… Y en un momento dije: ´Algo tengo que hacer. O cambian todos ellos o cambio yo´. Y fue ese gran cambio el que me llevó a una transformación y a un lugar de decirme a mi mismo: Esto lo tengo que comunicar a otros.
De hecho, como me dediqué durante tantos años a la comunicación, a los medios, pensé: “Capaz que la forma es esta: buscando medios alternativos. Ahí fue donde abandoné la televisión. Seguí viviendo un tiempo en Buenos Aires y después, con el tiempo, me vine a vivir a las sierras.

- ¿Cuánto tiempo estuvo en la televisión y cuánto le llevó comenzar este proceso y decidirse a trasladarse a Córdoba?
- En la televisión estuve, no sé, casi te diría que desde que tengo uso de razón. Empecé como cadete en medios periodísticos, después fui entrevistador, luego notero… Después fui conductor, luego productor de programas, y luego fui conductor y productor. En la televisión estuve hasta el 2012, que fue cuando dejé los medios y decidí que me iba a dedicar a esto otro. Todavía no había descubierto el yoga pero sí era y sigo siendo counselor, consultor psicológico y coach. Trabajaba en empresas, donde les proponía crear ´ambientes amorosos´ de trabajo y donde las personas pudieran ver al otro no como un enemigo o como un competidor. Y de esta forma, sintieran que esa empresa era un lugar donde tenían ganas de ir a trabajar.

Con Flor Ghio, en su penúltimo día conduciendo "Punto de Partida" por Canal 26. Foto: Facebook Alejandro Rial.

- ¿Cómo le dijo a las autoridades del canal que iba a abandonar el noticiero para dedicarse a ser consultor psicológico?
- Se los dije seis meses antes, para que todos supieran y estuviera claro. Les dije que iba a hacer el noticiero hasta el 31 de diciembre del 2012 y que luego me iba a ir. Para mí, todo ese movimiento, fue un disfrute constante. Porque no es que me iba de los medios porque no me gustaran. Me iba de los medios porque sentía que ya había cumplido esa etapa y que quería una vida diferente. Y también me di cuenta, que para mí es muy lindo compartir esto de que no tenía que vivir toda mi vida haciendo lo mismo. Que podía hacer lo que se me diera la gana.
De hecho, son profesor de Kundalini Yoga, pero además soy coach, counselor, masajista, conferencista, carpintero… ¡Hago tantas cosas…! Y voy eligiendo a lo largo de mis días qué cosas me gusta hacer y qué cosas me da ganas de hacer. Me di cuenta que tenés toda la vida para romper el molde, moverte, cambiar, y hacer lo que te dé la gana.

Reflexión y consejo frente a la ansiedad de las elecciones

- ¿En qué momento eligió instalarse en comunidad en ese centro holístico del Valle de Calamuchita ? ¿Y por qué ese lugar en particular en medio de las sierras cordobesas?
- Yo me instalé en un centro holístico que se llama Centro Umepay. Antes vivía solo en un departamento en Buenos Aires y ni siquiera sabía si en el departamento de enfrente vivía alguien, o en el de abajo. A veces me cruzaba con la gente en el ascensor,  saludaba y nada más. Y, la verdad es que me di cuenta de que no quería vivir solo. Que no estaba bueno. Ya tenía más de 50 años, y vi que no quería para mí una vida de soledad, sino que quería una vida comunitaria, donde todos los días haya movimiento, donde todos nos conozcamos y hablemos de lo que nos pasa. Y esto, en la ciudad, se me complicaba un poco.
Fue así que fui creando espacios para lograr eso. Decidí empezar a viajar y conocer aldeas, pero no había ninguna que me convenciera para quedarme. ¡Y mirá que viví en varias por algún tiempo!. Hasta que llegué al Centro Umepay. Y no fue ni el paisaje, ni el río. Y eso que tiene un paisaje hermoso y el río es increíble. Elegí ese lugar por la gente. Dije: ‘ Yo quiero vivir con estas personas. No quiero gente que me admire, quiero vivir con personas a las que yo admire. De esas que no se quejan todo el día, sino que son emprendedoras. Y fue justamente eso lo que encontré en ese lugar. Y es lo que sigue existiendo, y cada vez hay más personas que se suma a vivir en este centro holístico.

- ¿Es posible vivir en comunidad, con otras reglas y en medio de la naturaleza, y al mismo tiempo interactuar en las redes sociales donde hace transmisiones en vivo casi todos los días?
- Para mí es como un equilibrio. Las redes sociales no me parecen algo alejado de la naturaleza. Todo lo contrario. Cuando yo me vine a vivir acá fue mucho antes de que estuviera la pandemia. En ese entonces, las personas no querían hacer su consulta por videollamada porque no les gustaba, decían que se desnaturalizaba y que preferían la consulta presencial: uno enfrente del otro y en "carne y hueso".
Yo les advertía que existía todos los instrumentos para hacerlo a distancia: teníamos Skype, el WhatsApp video, hasta el Zoom, que las personas no sabían lo que era. Pero me decían que lo sentían como muy lejano. Y de golpe, con la pandemia, empezaron a pedirme consultas y yo empecé a hacerlas online. Hace tres años y medio que hago vivos por Instagram a las 9 de la mañana. Ahora los hago de miércoles a sábado. Pero antes era todos los días.
Una de las cosas que para mí es genial es que las redes sociales me permiten vivir en un ambiente hermoso y a la vez pacífico, tranquilo, sin toda carga de la ciudad, pero a la vez estar en contacto directo con un montón de personas. Hay mañanas en las tengo entre 400 y 500 personas conectadas y eso en un taller presencial es imposible de hacer. Por eso las redes no las vivo como algo disociado.

Hace pocos años, Alejandro Rial se instaló en el Centro Umepay en cercanías de la localidad cordobesa de Yacanto, en el Valle de Calamuchita. Foto: Centro Umepay

- Mucha gente recuerda su difícil experiencia con su esposa en coma tantos años. Tras su muerte ya hace algún tiempo,  ¿reflexionó sobre qué aprendizaje le dejó?
- La muerte de Mary me trajo mucha información. Primero, el darme cuenta de que uno piensa que tiene una vida, pero de repente te pasa algo que la transforma en otra distinta. Mary tuvo un accidente automovilístico y quedó en coma durante seis años y medio. Ella iba sola en el auto y al principio los médicos creían que podría alguna vez recobrar su conciencia, pero nunca recuperó la lucidez, siempre se mantuvo en coma. Entonces era pensar todo el tiempo, cómo comunicarme con una persona que estaba en esa situación, y con quien no volvería a tener la vida que teníamos.
Se había terminado la vida que hasta ese momento tenía y acaba de convertirse en otra cosa distinta. Yo veía a mi alrededor personas que me decían, ¿por qué te pasó esto? Y yo lo que me preguntaba era para qué y qué iba a hacer con esta situación en mi vida. Una de las cosas primeras que me pasó fue darme cuenta de que yo no podía cancelar mi vida porque mi mujer estaba en ese estado. Es que no sabíamos cuánto tiempo iba estar así. Finalmente fueron seis años y medio en este estado de incomunicación con el otro. Pero, al mismo tiempo, mi vida tenía que seguir funcionando.
Es como la canción "Honrar la vida". Me decía: "Puedo honrar la vida de ella y puedo honrar mi vida, haciendo cosas". No podía quedarme en ese momento llorando, sufriendo, preguntándome por qué la vida me hizo esto. Decidí reflexionar sobre el porqué había atravesado esta experiencia, ese desafío, y decidirme a sobreponerme a ella.
Yo ya daba talleres en ese momento de autoconocimiento, de desarrollo personal, y era como si me hubieran dicho: "Vos que hablás del sufrimiento, acompañás a las personas en su dolor, en sus experiencias traumáticas, ¿cómo te va a sobreponer vos a esta experiencia? ¿Qué vas a hacer? Nunca me tomo las cosas como una prueba, pero esto, de alguna manera, me hizo analizar cuánto de todo lo que había aprendido era verdadero y cuánto era 'chamuyo'". Y experimenté que se puede salir del dolor. Lleva tiempo. A cada uno le llevará más tiempo que a otros. Pero se puede.

- ¿Pudo sobreponerse solo?
- Los primeros días hacía terapia cuatro y hasta cinco días a la semana. De lunes a viernes iba a terapia, porque lo que había vivido era un shock. Sentía como que ante mí se había desplegado un paño negro y que todo se había acabado. Y me preguntaba "¿Ahora a dónde voy?". Estaba paralizado, detenido en ese momento. Y fue decir "voy a correr este paño y voy a volver a abrirme a la vida, a transitarla".

Mirá la entrevista completa a Amrit

- ¿Por qué eligió el nombre Amrit? ¿Y qué recuerdo tiene de aquel otro Alejandro Rial, el que conocimos en televisión?
- Yo sigo siendo Alejandro Rial y soy Amrit también. Amrit fue un nombre muy fuerte en un momento de mi vida que fue cuando me convertí en maestro del Kundalini Yoga y elegí un nombre espiritual porque viví un cambio. Una transformación.
En esta transformación cambié incluso mi vestimenta. Ahora me vuelvo a vestir como antes, más urbano. Pero antes me vestía con babuchas, por ejemplo. En ese momento decidí adoptar este nombre porque quería una vida nueva y distinta, y esa ropa me daba como una mirada de mí diferente.
Pero ahora descreo de los que se llaman maestros. Hoy creo que todos somos maestros. Cuando aparece alguien que me dice que tengo que hacer yo rápidamente descreo. Es como una rebelión esta forma de volverme a vestir como antes, casi que me volvería a llamar Alejandro. No sé si me dan ganas todavía…
Amrit significa ´El néctar de los dioses´. Como esa cosa que llamamos amor. Ese nombre me lleva a un lugar de dar amor incondicional; de vivir y de transitar el amor incondicional. Ahora me podría llamar Alejandro de vuelta o me podría llamar Amrit.

Alejandro Rial eligió vivir en un centro holístico y vivir en comunidad. Foto: Facebook Amrit Rial

- Mucha gente quizás en este momento puede estar atravesando un sufrimiento. O tal vez se paraliza pensando qué puede llegar a ocurrir tras las próximas elecciones. ¿Qué mensaje le da a quienes hoy está desesperanzada o no ve un futuro mejor?
- Uno de mis amigos del alma, Mati, al cual consulto cuando yo estoy en una situación compleja porque tiene un sistema de pensamiento distinto, me dijo hace unos días: “¿Te acordás del trueque? ¿O de los patacones? Bueno todo eso ya pasó. Y en ese momento te parecía que era el fin del mundo". Y es así: todo pasa. Y esto también va a pasar. Por eso, hay que vivir el presente. Porque cuando miro al futuro me imagino cosas que generalmente no pasan. De hecho, mucho del pensamiento de hoy está puesto en la posibilidad de que tal o cual candidato podría ganar las elecciones. Pero es una posibilidad. Eso no ocurrió.
Mirá si transitás todo este tiempo preocupado porque gana este o que gana aquel, y cuando llega el final de las elecciones ganó justo el que no pensabas vos que iba a ganar. Todo este sufrimiento y ansiedad que te produjo ese pensamiento; todo este miedo que fuiste juntando, fue en vano. El yoga y otras disciplinas siempre te llevan a vivir el presente. El ´aquí y ahora´. Por eso les diría: ´¿Ya fueron las elecciones? ¿Ya ganó el que quiero o el que no quiero? No. Entonces, ¿Por qué estoy generándome pensamiento, sufrimiento, dolor, miedo sin ningún sentido?´.
Cuando eso ocurra, veré qué hago. Sí, puedo estar prevenido. Pero si eso me trae dolor, sufrimiento, miedo, el cuerpo me lo va a cobrar en salud, en enfermedades Es como sufrir pensando que te vas a morir. Es una locura porque, obviamente, en algún momento nos vamos a morir todos. Estás creándote un sufrimiento sin sentido.
El tema de la muerte es un gran tema para mí. Siempre lo fue. Todos nosotros nos vamos a morir. Lo que no sabemos es cuándo. Entonces, ¿estoy viviendo la vida que quiero vivir o estoy esperando que algo cambie mañana o en otro momento??.
Ese pensamiento fue muy fuerte con el accidente de Mary. Ella tenía un montón de planes y yo le decía “¡Hacelo ahora! No esperes”. Y nunca pudo hacer ninguno de todos esos planes que tenía. No tenía la vida que quería y su vida se acabó. Entonces, hay que preguntarse: “¿Qué vida quiero? ¡Quiero esta! Ok, dale, andá por esa vida. No tenés mucho tiempo.”
Si tengo un mensaje para decirle a las personas es que disfruten de la vida porque se acaba. Hoy tenés esta posibilidad, esta oportunidad única. Disfrutala.

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