Opinión

Más allá del caso Báez Sosa: ¿y el caso Dupuy?

El crimen del joven Fernando, cometido una patota en Villa Gesell, opacó el homicidio de Lucio, el pequeño niño abusado y asesinado por su madre y la pareja.

Myriam Mitrece de Ialorenzi jueves, 19 de enero de 2023 · 11:00 hs
Más allá del caso Báez Sosa: ¿y el caso Dupuy?

Podemos preguntarnos qué hace que el caso de los ocho homicidas de Fernando Báez Sosa haya “prendido” tanto en la gente. Donde quiera que uno vaya, se habla de las nuevas declaraciones de los procesados, de suposiciones sobre sus personalidades o se hacen evaluaciones condenatorias. Es que un caso en que la culpa de los muchachos, clara y evidente, coexiste con sus actitudes displicentes, resulta indignante para cualquiera.

Contemporáneamente a este caso se está desarrollando el del homicidio de Lucio Dupuy, el nene de cinco años que fue asesinado en noviembre de 2021 en La Pampa, por su madre y su pareja femenina, con una notoria menor repercusión.

Obviamente, no podemos medir matemáticamente el horror. Toda vida vale, sea un niño, un adulto o un geronte, sano o enfermo, desvalido o con todas sus capacidades óptimas. Pero que una madre sea cómplice del abuso sexual, la tortura y el homicidio de su hijito, en la escala de espanto ocuparía los primeros puestos. ¿Qué hace que un caso sea más “mediático” que otro al punto de opacarlo?

Foto: Enrique Cangas.

Desde hace días machaconamente las noticias sobre el caso Baez Sosa han poblado los grandes medios. Y sabemos muy bien que la persistencia ejerce una importante presión sobre las conciencias. ¿Podría ser que tanto uno como otro caso refieran a temas, que, en abstracto, alimentan al pensamiento hegemónico de género que la mayoría de los grandes medios y gran parte de la dirigencia política suelen impulsar?

Una vez despojados de los aspectos que hacen al caso en particular, ¿podrían ejercer una función “pedagógica” en tal sentido? El caso Báez nutre el resentimiento de clase; además, el “macho” que no demuestra sentimientos, poderoso y que hace alianza de grupo, estereotipado en “el rugbier”, pone de relieve los paradigmas de las “masculinidades tóxicas” que han de deconstruirse para lograr la tan ansiada equidad.

En cambio, el caso Dupuy pone en jaque a la pretendida imagen idílica de las dos mamás, a la idea de que la diversidad es siempre buena, inclusiva y tolerante, a que el odio de género es solo hacia mujeres reales o autopercibidas. Terrible lo sucedido. La vida de las familias Baez y Dupuy han sido lamentablemente transformadas para siempre. Lo mismo la de sus homicidas. Para el resto de la población, ambos casos serán motivo de abatimiento ocasional y moraleja.

* Myriam Mitrece de Ialorenzi es psicóloga y Directora del Instituto para el Matrimonio y la Familia de la Universidad Católica Argentina. (M.C)

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