Arte y cultura

Joyas de la corona

Diversas facetas de largo reinado de Isabel II que partió el jueves pasado fueron exhaustivamente recordadas por la prensa de todo el mundo. No tuvo en cambio, demasiada atención el legado que en materia de arte, significa la Royal Collection. Vaya un somero repaso a las piezas claves.

Carlos María Pinasco
Carlos María Pinasco domingo, 11 de septiembre de 2022 · 15:37 hs
Joyas de la corona
Rubens

Formada a lo largo de más de cinco siglos por los soberanos de las distintas dinastías, la colección Real del Reino Unido se compone de 7600 pinturas, medio millón de grabados y dibujos, esculturas, cerámicas, muebles, relojes, armas y armaduras, fotografías y por supuesto las famosas alhajas, que pueden verse en la Torre de Londres. Es indudablemente una de las
más grandes colecciones europeas y de las pocas reales que no fueron fraccionadas. Estrictamente hablando pertenece a un trust, administrado la corona, que lo usufructúa y mantiene para sus sucesores y la nación.

Particularmente Isabel no fue muy entusiasta en agrandar la colección que heredó. Según un informe de “The Art Newspaper” en su primer medio siglo de reinado Isabel sólo incorporó en ella 20 pinturas, todos retratos de poca monta. Ni siquiera en las dos décadas siguientes varió esa política, para desagrado del ambiente artístico. Tampoco el Príncipe Felipe se destacó como coleccionista de arte, aunque debo decir que en el año 1992 cuando estuvo Buenos Aires como presidente de la World Wide Found for Nature (WWF Internacional) visitó una muestra de pinturas naturalistas, que con la Fundación Vida Silvestre habíamos organizado y de la que fui curador. Tenía amistad con un decoroso pintor impresionista Edward Seago (1910-1974) de quien (al igual que la Reina) conservó algunas obras. Sin embargo solo un par integran la Royal Collection.

Tuvo la reina ahora fallecida, en cambio, una actitud progresista (impulsada seguramente por la hora) al abrir la colección a la vista del gran público. En 1962 inauguró la Galería de la Reina en un edificio construido en las cercanías de Buckingham Palace, en un predio donde había una capilla que fue bombardeada por los alemanes durante la segunda guerra.

Luego liberó al público las distintas residencias reales, primero el castillo de Windsor y más tarde Buckingham durante el verano (cuando la reina estaba ausente). Las verdaderas joyas de la corona, en materia de arte fueron entonces aportes de reyes anteriores.

De Francis Bacon (1909-1992) no hay ninguna obra en el catálogo real. De Lucien Freud (1922- 2011) sólo un grabado. Ni hablar de Damien Hirst (1965) ni de la Escuela de Londres. Los prerrafaelistas están pobremente representados por sólo 12 dibujos de Edward Burne-Jones (1833-1898) y 8 obras menores de Dante G. Rossetti (1828-1882).

Cranach

Vayamos entonces al pináculo empezando por los más antiguos y siguiendo nuestro gusto personal, que obviamente no todos compartirán. De Lucas Cranach, (el Viejo) 1472-1553 “Apolo y Diana” de 1526, remite a la mitología griega. Son el dios del sol y la diosa de la luna. La obra fue adquirida por el príncipe Alberto en 1844. La ficha agrega además el valor de adquisición: 104 libras!!

De 1633 es “El constructor de barcos y su esposa”, óleo magnífico de Rembrandt van Rijn (1606-1669). De gran tamaño (114 x 170 cms) se encuentra en Buckingham Palace. Fue incorporada en la colección en 1811 bajo el reinado de Jorge IV. Se trata de un retrato conjunto de un rico armador católico de la época y su esposa también potentada con fuerte participación en el comercio marítimo transoceánico.

Vermeer

La obra de Johannes Vermeer (1632-1677) “Dama en el órgano con un caballero” se remonta a 1660. Es un óleo sobre tabla y uno de las pocas obras que se preservan del artista. También se encuentra en Buckingham y fue adquirida por Jorge III en 1762. Había pasado previamente por distintas colecciones importantes atribuida a otro artista de la época.

El bucólico paisaje de Peter Rubens (1577-1640) llamado “La granja en Laken” es de alrederdor de 1617. Óleo de buen tamaño (86 x 126 cms.) muestra una aldea en las cercanías de Bruselas. Al igual que el Rembrandt fue adquirido por Jorge IV y actualmente se expone en el Palacio de Holyroodhouse.

Rembrandt

Para terminar nuestra selección de las joyas reales incluimos una obra fabulosa, de una artista no tan renombrada como los anteriores pero por muchos motivos absolutamente destacable. Artemisia Gentileschi nació en Roma en 1593 y falleció en Nápoles en 1652. Su “Autorretrato como alegoría a la Pintura” también llamado “La Pittura” es un óleo de 1639, de 99 x 75 cms. Carlos I, que fue un empedernido coleccionista (y no tan valorado monarca) adquirió la obra e invitó a la artista al Reino Unido.

Gentilischi


Es de apuntar la modernidad del cuadro que aparece inacabado, por el movimiento y la belleza y el nivel de detalle del retrato.

* Carlos María Pinasco es consultor de arte

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