La calidad de los sistemas educativos se mide por la calidad formativa de sus docentes

En estos últimos días, se publicaron muchos informes que sistematizan los resultados de las evaluaciones logradas por estudiantes de Argentina, en diversos tramos de su escolaridad y desde diversas áreas del saber. Las pruebas vuelven a evidenciar los bajos resultados en términos de aprendizajes significativos no logrados en un determinado período de tiempo.

De más está agregar que los dos años y medio de pandemia abonaron el terreno de la inefectividad educativa en términos de una cierta brecha pronunciada entre los estudiantes que tuvieron acceso a sostener el vínculo educativo y quienes, por falta de recursos y de supervisión de adultos, que puedan acompañar su proceso formativo, se vieron desvinculados de la educación sistemática que brinda escuela.

Si bien hubo esfuerzos sostenidos de los maestros para que las clases se den en diversos formatos y hasta con cuadernillos impresos, sabemos que esto no alcanza. Ahora, el escenario pospandemia muestra que hay una proporcionalidad casi directa entre el acceso, permanencia y aprendizaje efectivo. Maestros formados que sostienen emocional e intelectualmente a sus alumnos se diferencian aquellos que no alcanzan los niveles de formación.

En este contexto en el cual lo híbrido es un eje central y el trabajo de aula con la incorporación de tecnología y de estrategias renovadas de enseñanza se plantean nuevos desafíos a la docencia y a la estructuración de la enseñanza en las escuelas sean de gestión público estatal o privada.

Es entonces cuando vuelvo a plantear la absoluta necesidad de profesionalizar la formación docente para recobrar la figura modélica del maestro artesano, capaz de colaborar en la tarea formativa personalizada de cada niño o joven para que ellos
logren desplegar integralmente sus capacidades para saber, saber-hacer y saber-ser en un mundo en el cual el conocimiento es complejo.

El modelo AIE de aprendizaje inclusivo y efectivo que desarrollamos en el Departamento de Educación de la UCA, forma maestros bajo una lógica innovadora caracterizada principalmente por estas notas:

• curriculum por aptitudes (capacidades)
• el conocimiento es inseparable de su aplicación
• la tecnología es transversal a todas las materias
• la evaluación es formativa y profundiza la autoevaluación, la coevaluación entre pares y la retroalimentación con rúbricas y no con escalas numéricas
• las evidencias de los desempeños de los estudiantes se desarrollan en un portafolio digital
• la tutoría personalizada que acompaña el avance de las trayectorias universitarias
• la metacognición de la práctica docente en instituciones de diversos contextos socioculturales
• las aulas están integradas por estudiantes que provienen de escuelas ricas y pobres
• los profesores trabajan en comunidad
• aulas multiuso, diversidad de escenarios y espacios
• la investigación como fuente de conocimiento

Sigamos apostado a mejorar creativamente la formación docente para tener un sistema educativo de calidad y equidad para todos.

* Gabriela Azar es especialista en innovación y gestión educativa, autora de libros de su especialidad y directora de Educación en la Universidad Católica Argentina (UCA)