El argentino que persigue su sueño en un Torino y ya recorrió todo un continente

Miles de personas han soñado con dejar todo para dedicarse a viajar. Héctor Argiró cumplió ese sueño. En 2016, comenzó un viaje en su Torino 380 hacia la lejana y fría Alaska. Luego de 4 años, cumplió su objetivo y ahora va por más, dar la vuelta al mundo. 

Héctor Argiró inició su viaje un 24 de noviembre de 2016 y en 6 años ya cumplió su primera meta. "El objetivo principal fue unir Ushuaia con Alaska. Ya lo logré. Ahora viajar se convirtió en un estilo de vida. El objetivo es en algún momento poder ir con él a Europa y seguir viajando. Y de a poco ver si puedo dar la vuelta al mundo con el Torino", explicó. 

En la actualidad, Héctor y su Torino, llamado Balboa, se encuentran en Nueva York, donde planifica el futuro de su aventura, una que nació con una experiencia de pequeño, una que lo cambió: "Mi tío manejaba su Torino cupé 1975, yo viajaba en el asiento de atrás. En un momento aceleró y sentí todo el poder en mi espalda. A los 10 años le pregunté a mi papá hasta donde llegaba la Panamericana y me respondió hasta Alaska, entonces pensé, 'algún día voy a ir hasta Alaska en un Torino'".

Héctor es licenciado en Cartografía y cuenta que trabajó en varias empresas hasta que, a los 25 años, comenzó a planear su viaje. El 6 de octubre de 2006 compró su Torino 380, el cual tuvo que ser restaurado: "El auto pasó por un proceso de restauración de casi 3 años. Chapa, pintura, motor, instalación eléctrica, tapizado, espirales, amortiguadores, tren delantero, frenos, embrague", explica en su página web.

Si bien su auto estaba listo para salir a la ruta, su cruzada comenzó 10 años después de lo planeado: "Hice mi vida, estudié, trabajé, corría la ruedita del hámster, postergaba mi sueño de la infancia hasta que a los 40 años decidí largar todo e intentar hacer realidad mi sueño".

Para realizar esta fascinante travesía, Héctor tuvo que utilizar todos sus recursos: "Salí con la liquidación final que me dieron cuando renuncié. Sueldo por los días del mes trabajado, vacaciones proporcionales, aguinaldo proporcional más el proporcional del bono anual que daba la empresa".

Cuando inició su viaje poseía 3.000 dólares que en dos años se acabaron por lo que empezó a vender diferentes productos relacionados con su viaje: "Sabía que el dinero se iba a acabar entonces comencé a estampar remeras con el logo de mi viaje y empecé a venderlas on line y en el viaje. Luego mi papá, que está jubilado, me propuso venderlas él en eventos de autos en Buenos Aires y alrededores. Además, se incorporaron más productos de merchandising como tazas, gorras, llaveros, postales, jarras, vasos, etcétera".

Además, explica que recibió ayuda de la gente durante su travesía, "en la mayoría de mi viaje, cerca de un 70%, alguien me invitó a dormir y a comer", explicó y agregó "el 20% pagué un hospedaje económico y el 10% dormí en el auto". 

Quienes deseen ver los productos que Héctor vende, deben hacer clic acá. 

Varias personas que siguen a Héctor han realizado varias donaciones y cuando necesitan de algún repuesto o servició, posee algunos sponsors que le ayudan.

En 6 años ya ha recorrido 19 países. Argentina, Paraguay, Uruguay, Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Honduras, El Salvador, Guatemala, Belice, México, Estados Unidos y Canadá. Entre tantos destinos, Héctor ha cruzado mares, rios, desiertos y montañas.

Cuando MDZ le preguntó sobre cuáles eran los lugares más increíbles o bellos que visitó, Héctor respondió: "Todos los países tienen lugares hermosos y muchas veces no son muy turísticos. Es muy difícil elegir solo 3... Diría Lago Atitlán en Guatemala, Lago Hess en Río Negro, Argentina, Antilope Canyon en Arizona, Estados Unidos.". 

La desigualdad social y el crimen organizado hacen que América Latina sea una de las regiones más peligrosas del mundo, por lo que varias personas creen que atravesarla resulta algo peligroso, pero Héctor no tuvo problemas en viajar por ahí. Solo recuerda que vivió "algunos tensos momentos con la policía en Perú, de noche en el desierto, pero por suerte no pasó nada malo".

"Este viaje es gracias a la gente. Sin el apoyo que me hace la gente a la distancia desde Argentina y la que voy conociendo en el camino sería muy difícil", finalizó.