Psicología

¿Me contás un cuento? La importancia de leer en la infancia

El Mes de la Infancia es propicio para destacar que la lectura es el comienzo del desarrollo de la imaginación.

Carlos Gustavo Motta
Carlos Gustavo Motta sábado, 13 de agosto de 2022 · 07:10 hs
¿Me contás un cuento? La importancia de leer en la infancia

Jugar, bailar y cantar son formas estupendas de aliviar el estrés en todas las edades. Cuando se disfruta de momentos divertidos, el cuerpo libera endorfinas que favorecen la sensación de bienestar. Los juegos entre niños y adultos durante períodos breves de tiempo pueden ser útiles para recordar a los adultos la capacidad de apoyar a sus hijos, y supone además una oportunidad para olvidarse del trabajo o de otros compromisos.

La lectura es el comienzo del desarrollo de la imaginación. Un adulto que le cuenta un relato infantil a sus hijos no sólo provoca un acto de amor sino que ubica al niño en la importancia de la palabra, desarrollando de este modo parte de su universo simbólico.

Las investigaciones de UNICEF han demostrado que dedicar tiempo al juego protege incluso a los niños contra los efectos negativos de la exposición prolongada al estrés. Los períodos continuos de situaciones estresantes pueden afectar a la salud física y mental del niño. El juego y las relaciones positivas y constructivas con los adultos pueden servir para a amortiguar estos efectos.

El juego ayuda a los niños a procesar las emociones difíciles: cuando los niños se enfrentan a problemas emocionales complejos, el juego les sirve a veces como forma de expresión. Brindarles espacios para jugar les permite procesar sentimientos como el dolor, el miedo, las pérdidas, y asimismo expresar cosas que les resultan difíciles y para las que aún no tienen palabras que las expliquen completamente. Al recrear acontecimientos dolorosos mediante el juego imaginativo, los pequeños intentan comprender las consecuencias de lo que ha sucedido. El juego ayuda a fomentar confianza.

Por otro lado, el hábito de la lectura permite fortalecer asociaciones simbólicas que parten de la imaginación. Resolver problemas e idear soluciones creativas mientras leen de modo conjunto o dedicarles una historia que en el seno de la familia siempre se contó, hace que los niños tengan la sensación de haber sido testigos de la tradición familiar.

Cuando los padres se toman el tiempo para las actividades lúdicas o creativas, los niños aprenden a sentirse partícipes del tiempo familiar y les resulta divertido incluirse en la dinámica de compartir: cada uno de los integrantes del grupo familiar se involucra. Al transmitir estas experiencias con sus hijos les demuestran afecto y que ellos son importantes: reír, participar y disfrutar de cada momento que, seguramente, será irrepetible.

María Luján Picabea, comunicadora social, afirma que cada cucharada de tiempo, fantasías, adivinanzas y caricias nutren como ningún otro alimento a los más pequeños y les cabe a los adultos acercárselas. Nos recuerda que "Los cuentos exactamente así" de Rudyard Kipling atesoran la respiración de este autor, quien le contaba a su hija Josephine distintos relatos en su lecho de enferma. Quiso que se contaran siempre del mismo modo para cuidar la quietud de su pequeña. Sin embargo, sus cuentos terminaron por despertar a muchos niños, como toda buena literatura.

Los adultos somos responsables por nuestros niños, agrega Picabea, de aquello que le brindamos y de lo que los privamos. Tomamos decisiones por ellos. Le alcanzamos el lenguaje y aprobamos o desaprobamos sus conductas, a veces tan sólo con la mirada. El pecho sobre el que descansa su cabeza mientras escuchan una historia que los invita a soñar, a viajar, a buscar, a ir por más cuentos, personajes, escenarios, territorios, cultura, es el equivalente a los diferentes umbrales que podemos ofrecerles. A abrir la puerta para ir a jugar. Y con ellos, nosotros también.

*Carlos Gustavo Motta es psicoanalista y cineasta.

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