Arte para las vacaciones

El Pensador de August Rodin

La reciente venta en París de “El Pensador” de August Rodin (1840-1917) en 10,7 millones de euros da pie a una nueva propuesta para estas vacaciones de invierno y, a la vez, a la revelación de los entretelones de la creación de una de las esculturas más famosas del arte universal.

Carlos María Pinasco
Carlos María Pinasco domingo, 31 de julio de 2022 · 07:06 hs
El Pensador de August Rodin
“El Pensador”, bronce de 71 centímetros vendido en 10,7 millones de euros.

No estoy pensando en convocar al Museo Rodin de la Ciudad Luz, (algo que por estos días resultaría, para la mayoría utópico). Muy por el contrario, la invitación es a valorar lo que hay en esta tierra. En Buenos Aires, frente al Congreso Nacional, tenemos una versión más valiosa de la multimillonaria obra vendida en Europa que a menudo pasa inadvertida.

El origen de “El Pensador” fue un encargo público, en 1879 a Rodin para la realización de la puerta de entrada del futuro Museo de Artes Decorativas, a instalarse en las cercanías de la Gare d'Orsay, de París. El edificio nunca se construyó y casi un siglo después la propia estación se convirtió en museo.

Detalle superior de la maquette de la Puerta del Infierno (Museo Rodin de París).

Conforme a la comisión, Rodin haría “La Puerta del Infierno”. Concibió su obra (que sería en bronce) inspirándose en La Divina Comedia del Dante y teniendo como referencia las Puertas del Paraíso que Lorenzo Ghiberti hizo para el baptisterio de Florencia.

El artista encaró entonces los distintos personajes -más de doscientos- que formarían la obra. Muchas, con el tiempo cobrarían autonomía y serían famosas. “La tierra y la luna”, “El Beso” y “Amor fugit” por ejemplo.

“El Pensador”, creado para el dintel (la parte superior) de la puerta, representa al propio Dante, al punto que la primera vez que lo expone, en 1889, independiente del resto de la obra lo titula “El Poeta”. Es un yeso de 71 centímetros de altura.

Tiene una clara influencia de Michelangelo en especial del retrato de Lorenzo de Medici, el mármol de la Sacristía Nueva de la Iglesia de San Lorenzo también en Florencia, que Rodin había visitado poco antes de concebirlo. A diferencia del duque renacentista que aparece en una meditación serena, a “El Pensador” de Rodin se lo ve con gesto adusto frente al tortuoso espectáculo del averno que en el proyecto original estaría debajo.

Miguel Angel, Lorenzo Medici de la Capilla Nueva en Florencia.

En 1884 un coleccionista le compra la obra y entonces Rodin, lo lleva por primera vez al bronce. Durante su vida, tal es su éxito, el artista encarga a su fundidor, Alexis Rudier, 17 bronces más. 

La conexión porteña

A fines del siglo XIX, se crea en Buenos Aires una Comisión de Homenaje a Domingo F. Sarmiento que en 1895 encarga a August Rodin, un monumento para perpetuar su memoria.

Eduardo Schiaffino, (pintor y primer director del M.N. de Bellas Artes) es el vínculo para llevar adelante el convenio que se concreta con la inauguración en 1900 del monumento, en el parque 3 de Febrero de Palermo donde todavía se puede ver, cosa que recomiendo.

En 1906, Schiaffino vuelve a París comisionado a adquirir arte para el MNBA. También la Ciudad de Buenos Aires le encarga la adquisición de una escultura de Rodin a ser emplazada en el exterior del nuevo edificio del Congreso Nacional.

Ya para ese momento, Rodin había, mediante un sofisticado pantógrafo, llevado su “Pensador” a mayor tamaño (1.9 metros de altura) y había fundido en bronce dos ejemplares. El primero lo envió en 1904 a la exposición internacional de St. Louise en Estados Unidos y el segundo, se acababa de inaugurar en la explanada del Panteón de París.

Schiaffino lo visita en su taller con la idea de elegir alguna obra para el Museo y ordenar el tercer ejemplar de “El Pensador” para la ciudad.

La escultura llega a Buenos Aires en 1907 y es instalada, no como quería Schiaffino en las escalinatas del Congreso, sino en la plaza donde todavía hoy se encuentra.

Compra también “La Tierra y la luna” un mármol fabuloso y el artista obsequia al país “El beso” en yeso. Todas estas obras pueden (y deben) verse en nuestro Museo Mayor.

“El Beso” yeso del MNBA (1,78 metros de altura).

El costo de “El Pensador” según documentación de la época, fue de 15.000 francos. El franco era una moneda de plata de circulación corriente (hoy coleccionable) que pesa 50 gramos. De modo que se pagaron 750 kilos de plata que al valor de hoy son alrededor de quinientos mil dólares. O sea, una bagatela frente a los más de diez millones que acaba de lograr la versión más chica vendida en París.

Pero, más allá de los millones, lo que todos podemos disfrutar en este receso invernal, en la ciudad de Buenos Aires, son las magníficas obras de August Rodin, a quien, con justicia, se ha considerado el padre de la escultura moderna.

*Carlos María Pinasco es consultor de arte.

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