Historia repetida

El libro de hace 40 años que anticipó la pelea de hoy entre Alberto y Cristina

La Argentina de hoy se parece mucho a Colonia Vela, el pueblo imaginario que describió Osvaldo Soriano en su novela "No Habrá más penas ni olvido". Aunque sin las consecuencias trágicas de los 70, el enfrentamiento interno del peronismo en el poder es un clásico de la historia argentina

Horacio Alonso
Horacio Alonso domingo, 3 de julio de 2022 · 07:07 hs
El libro de hace 40 años que anticipó la pelea de hoy entre Alberto y Cristina
Foto: Télam

Fue un fin de semana peronista. La conmemoración de la muerte del ex presidente tiñó de ese color las últimas horas. Dos actos se necesitaron para unir todo el espectro ideológico. Por un lado, el primer mandatario, Alberto Fernández, en un acto en la CGT, el viernes. Por el otro, la vicepresidente, Cristina Fernández de Kirchner, ayer en la localidad bonaerense de Ensenada. En el primer caso, el entorno era el histórico brazo sindical del movimiento, siempre alineado por un pensamiento más rancio y conservador. En el segundo, la militancia más rebelde y “revolucionaria”.

Desde esos dos escenarios se cruzaron mensajes en los que el nombre de líder desaparecido estuvo presente. Con un “Perón dijo…” o un “Perón hizo…” empezaron más de una vez sus frases, tanto el Presidente como la vice, y, cada uno, le dio la interpretación más acorde a su conveniencia. Ambos se adueñaron del pensamiento de “el General”, haciéndolo propio.

No es la primera vez que esto pasa en el peronismo. En realidad, es lo que siempre pasa. Tanto es así que, hace más de 40 años, un libro anticipó el enfrentamiento actual que es el de siempre. Su argumento tiene una gran actualidad y podría resumir el tiempo de hoy en donde, en el poder, peronistas se enfrentan a peronistas, con la población como espectadores.

En la novela “No habrá más penas ni olvido”, de 1978, Osvaldo Soriano retrató con maestría la esencia de este partido. Con su estilo inigualable, el escritor hace una pintura de las discrepancias internas irreconciliables. En un tono que juega con el humor, Soriano hace una radiografía profunda de esas discrepancias.

El libro ubica la historia en Colonia Vela, un pueblo imaginario en la provincia de Buenos Aires, durante los convulsionados años 70. El delegado municipal del lugar, Ignacio Fuentes, de filiación peronista, se enfrenta con miembros del mismo partido, aunque ideológicamente en las antípodas, que lo acusan del traidor al “movimiento”. Ante la embestida de quienes buscan sacarlo del cargo –hay que remarcar que son los de su mismo partido – Fuentes decide atrincherarse en la comisaría del pueblo, lo que desata la “guerra” pueblerina, ante la mirada atónita de los vecinos de lugar.

Acorde a la época, el choque entre ambos bandos se produce en un clima de violencia extrema, con muertos de ambos lados. Pese al dramatismo del tema, la narración está plagada de situaciones que llevan a la risa por lo absurdo de las mismas.

Hay una que sobresale del resto y quedó como un momento memorable porque resume el conflicto. Se produce cuando un integrante de un bando, con una escopeta en la mano, enfrenta a un militante del otro bando. Quien empuña el arma, antes de disparar, grita “¡Viva Perón, Carajo!” y el otro, antes de recibir el impacto, responde: “¡Viva Perón!”.

El enfrentamiento actual, sin duda, es más civilizado y se limita a cartas públicas, mensajes de twitter o discursos acalorados sobre el uso de la lapicera, pero en esencia es la discusión de siempre, como la que retrata el libro entre la derecha y la izquierda peronista, que se dirime en el poder.

En aquel tiempo, hubo un baño de sangre y la posiciones eran extremas. Hoy, las víctimas son funcionarios que caen en el fragor de la batalla como el ex ministro de Economía, Martín Guzmán, y antes Matías Kulfas.

Aunque ese es el daño menor. Lo más grave es que esta lucha de egos deja en el camino a una sociedad empobrecida, la gente común, que depende de sus decisiones. Esas son las verdaderas víctimas. Mientras, en cada acto, Alberto y Cristina, gritaban "¡Viva Perón!".

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